Beber alcohol durante los vuelos, al parecer, sería malo para el organismo
Un grupo de científicos se dio a la tarea de estudiar cuáles eran los efectos en el sueño de combinar el consumo de alcohol con las condiciones hipobáricas de una cabina de avión. Para ello, reunieron a un grupo de voluntarios que no presentaran ninguna enfermedad de base o comorbilidad y que tuvieran entre 18 y 40 años. Los resultados fueron publicados en la revista BMJ.
¿Alguna vez ha bebido una copa de vino o un vaso de cerveza durante un vuelo? Esta es una práctica que realizan con frecuencia algunas personas. Sin embargo, en un reciente estudio, un grupo de científicos señaló que esta no podría ser una buena idea.
El estudio, publicado en la revista BMJ, estuvo a cargo de un grupo de científicos del Instituto de Medicina Aeroespacial del Centro Aeroespacial Alemán, que se dio a la tarea de investigar cuáles eran los efectos en el sueño de combinar el consumo de alcohol con las condiciones hipobáricas de una cabina de avión.
Para ello, los investigadores reunieron a un grupo de voluntarios que no presentaran ninguna enfermedad de base o comorbilidad y que tuvieran entre 18 y 40 años. La mitad de las personas de este grupo fueron aisladas en una cámara, la cual contaba con una presión atmosférica similar al de una cabina de un avión cuando se encuentra volando. El grupo restante fue puesto en un laboratorio del sueño al nivel del mar.
Los dos grupos pasaron dos noches en sus entornos correspondientes y, a cada uno, se les entregó una botella de licor para que bebieran durante una de las noches. Luego de tomar, se les permitió dormir durante cuatro horas y, mientras tanto, el equipo de investigadores los fue monitoreando por medio de un polisomnográfico.
Este artefacto le permitió a los investigadores medir y monitorear el nivel de oxígeno en la sangre de cada uno de los participantes, así como su frecuencia cardíaca, el tiempo que permanecieron en sueño profundo y otros factores.
Tras varios análisis, los investigadores consiguieron establecer que el nivel medio de oxígeno en la sangre del grupo que durmió en una altitud simulada sin beber alcohol fue de 88,97%, mientras que el nivel medio de aquellos que bebieron alcohol y durmieron en estas condiciones fue de 85,32%.
En cuanto a aquellos que estaban en el nivel del mar sin beber ningún licor registró un nivel medio de oxígeno en la sangre del 95,88%, mientras que aquellos que también pasaron la noche al nivel del mar, pero bebieron alcohol, experimentaron una pequeña disminución en el nivel al 94,59%.
Para entender mejor este dato, los investigadores explican que el oxígeno en la sangre se registra como porcentaje y se divide así: del 95% al 100% se considera saludable y del 90% representa el umbral clínico de hipoxia, una condición peligrosa en la que la sangre no proporciona suficiente oxígeno al resto del cuerpo.
Esto, quiere decir, que el oxígeno en la sangre “estuvo peligrosamente bajo durante casi todo el tiempo que durmieron los participantes del grupo que estuvieron en el simulador”, se lee en el documento.
Otra de las variables que analizó el estudio fue la frecuencia cardíaca, la cual reveló datos similares a los de los niveles de oxígeno en la sangre. Aquellos que durmieron sobre el nivel del mar sin beber tuvieron una frecuencia cardíaca de 63,74 latidos por minuto, mientras que aquellos que bebieron y durmieron al nivel del mar fue de 76,97 lpm.
Este dato, para el grupo que durmió en altura sin beber, fue de 72,9 lpm y para aquellos que bebieron y durmieron en la altitud fue de 87,73 lpm.
En los resultados, los investigadores señalan que “tanto la altitud como el consumo de alcohol por sí solos afectaron los niveles medios de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardíaca y el tiempo pasado en sueño profundo. Además, la combinación de ambos pareció aumentar estos efectos”.
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¿Alguna vez ha bebido una copa de vino o un vaso de cerveza durante un vuelo? Esta es una práctica que realizan con frecuencia algunas personas. Sin embargo, en un reciente estudio, un grupo de científicos señaló que esta no podría ser una buena idea.
El estudio, publicado en la revista BMJ, estuvo a cargo de un grupo de científicos del Instituto de Medicina Aeroespacial del Centro Aeroespacial Alemán, que se dio a la tarea de investigar cuáles eran los efectos en el sueño de combinar el consumo de alcohol con las condiciones hipobáricas de una cabina de avión.
Para ello, los investigadores reunieron a un grupo de voluntarios que no presentaran ninguna enfermedad de base o comorbilidad y que tuvieran entre 18 y 40 años. La mitad de las personas de este grupo fueron aisladas en una cámara, la cual contaba con una presión atmosférica similar al de una cabina de un avión cuando se encuentra volando. El grupo restante fue puesto en un laboratorio del sueño al nivel del mar.
Los dos grupos pasaron dos noches en sus entornos correspondientes y, a cada uno, se les entregó una botella de licor para que bebieran durante una de las noches. Luego de tomar, se les permitió dormir durante cuatro horas y, mientras tanto, el equipo de investigadores los fue monitoreando por medio de un polisomnográfico.
Este artefacto le permitió a los investigadores medir y monitorear el nivel de oxígeno en la sangre de cada uno de los participantes, así como su frecuencia cardíaca, el tiempo que permanecieron en sueño profundo y otros factores.
Tras varios análisis, los investigadores consiguieron establecer que el nivel medio de oxígeno en la sangre del grupo que durmió en una altitud simulada sin beber alcohol fue de 88,97%, mientras que el nivel medio de aquellos que bebieron alcohol y durmieron en estas condiciones fue de 85,32%.
En cuanto a aquellos que estaban en el nivel del mar sin beber ningún licor registró un nivel medio de oxígeno en la sangre del 95,88%, mientras que aquellos que también pasaron la noche al nivel del mar, pero bebieron alcohol, experimentaron una pequeña disminución en el nivel al 94,59%.
Para entender mejor este dato, los investigadores explican que el oxígeno en la sangre se registra como porcentaje y se divide así: del 95% al 100% se considera saludable y del 90% representa el umbral clínico de hipoxia, una condición peligrosa en la que la sangre no proporciona suficiente oxígeno al resto del cuerpo.
Esto, quiere decir, que el oxígeno en la sangre “estuvo peligrosamente bajo durante casi todo el tiempo que durmieron los participantes del grupo que estuvieron en el simulador”, se lee en el documento.
Otra de las variables que analizó el estudio fue la frecuencia cardíaca, la cual reveló datos similares a los de los niveles de oxígeno en la sangre. Aquellos que durmieron sobre el nivel del mar sin beber tuvieron una frecuencia cardíaca de 63,74 latidos por minuto, mientras que aquellos que bebieron y durmieron al nivel del mar fue de 76,97 lpm.
Este dato, para el grupo que durmió en altura sin beber, fue de 72,9 lpm y para aquellos que bebieron y durmieron en la altitud fue de 87,73 lpm.
En los resultados, los investigadores señalan que “tanto la altitud como el consumo de alcohol por sí solos afectaron los niveles medios de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardíaca y el tiempo pasado en sueño profundo. Además, la combinación de ambos pareció aumentar estos efectos”.
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