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Bruno Latour, filósofo, antropólogo y una figura clave en el pensamiento ecologista francés, falleció este pasado domingo 9 de octubre, anunció su familia y la editorial La Découverte. De 75 años, Latour fue profesor de la universidad Sciences Po y fue uno de los exponentes más conocidos sobre cómo se formula el pensamiento científico y cómo la sociedad entiende la emergencia climática actual.
En 2013, ganó el premio Holberg, conocido como el Nobel de las humanidades, aclamado por un espíritu que era “creativo, imaginativo, juguetón, humorístico e impredecible”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, escribió por medio de su cuenta de Twitter que Latour fue“un espíritu humanista y plural, reconocido en todo el mundo antes de ser reconocido en Francia. Su reflexión, sus escritos, seguirán inspirándonos con nuevas relaciones con el mundo.
Penseur de l'écologie, de la modernité ou de la religion, Bruno Latour était un esprit humaniste et pluriel, reconnu dans le monde entier avant de l’être en France. Sa réflexion, ses écrits, continueront de nous inspirer de nouveaux rapports au monde. Reconnaissance de la Nation.
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) October 9, 2022
Uno de los trabajos más recientes y recordados sobre la emergencia climática fue Face à Gaïa, una serie de ocho conferencias publicada en 2015, que analizó las diferentes formas en cómo la sociedad entiende este fenómeno y cómo lo comunica. Este trabajo partió de la teoría de Gaia, propuesta por el científico James Lovelock, que plantea que la Tierra es un organismo autorregulador, en donde, además, todas las especies habitan de forma interrelacionada.
En su obra “L’hypothèse Gaïa” , el antropólogo desarrolló el concepto de que son los seres vivos los que construyen sus propias condiciones de existencia. Por eso, para él, este es el campo donde se debe trabajar para revertir los impacto de la crisis climática. ”La ecología es la nueva lucha de clases”, afirmó al diario Le Monde el año pasado, con motivo de la publicación de su último libro “Memo sur la nouvelle classe écologique”. (También puede leer: El asteroide más grande que impactó la Tierra no fue el que mató a los dinosaurios)
Una de las ideas más importantes que trabajó Latour es cómo la separación entre naturaleza y cultura permite la negación climática, justamente, en parte, también por la relación social de los humanos con la vida orgánica. En 2021, en su penúltimo libro, el filósofo defendió que los humanos deberíamos imitar a las termitas, pues no destruyen la Tierra.
Vivir, además, en una zona crítica en este planeta, para él, significó que “no podemos simplemente extraer recursos sin cesar y descartar nuestros desechos. En la zona crítica, debemos mantener lo que tenemos, porque es finito, local, en riesgo y objeto de conflicto”, escribió The Guardian en un obituario que realizó.
Latour nació el 22 de junio de 1947, en una familia de negociantes de vino en Beaune, en el centro-este de Francia. Obtuvo su doctorado en teología filosófica en la Universidad de Tours en 1975 y, desde 2006, se trasladó a la universidad Sciences Po en París, convirtiéndose en el primer ocupante de una cátedra nombrada en honor a el sociólogo francés del siglo XIX Gabriel Tarde. (Le puede interesar: China lanzará su primer observatorio solar, ¿cuál es su objetivo?)
Latour también fue un exponente del campo de Science and Technology Studies, que aborda cómo las dimensiones culturales y sociales intervienen en la actividad científica. En una conversación con LA Review of Books en 2018, por ejemplo, dijo que: “La ciencia necesita mucho apoyo para existir y ser objetiva... [necesita] el apoyo de científicos, instituciones, la academia, revistas, colegas, instrumentos, dinero, todos estos ecosistemas del mundo real, por así decirlo, necesarios para producir hechos objetivos”.
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