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La experimentación en animales es una de las fases fundamentales del desarrollo de una vacuna y, ahora, un equipo de científicos chinos ha logrado proteger de la infección por SARS-CoV-2 a un grupo de macacos, además de a ratas y a ratones. (Le recomendamos: La colombiana que busca la vacuna contra el coronavirus)
La candidata a vacuna, que usa agentes patógenos inertes del virus que provoca la COVID-19, fue administrada a ocho macacos Rhesus, que posteriormente fueron contaminados artificialmente, según los resultados del ensayo, publicados por el gigante farmacéutico Sinovac Biotech. Según indicaron, la aplicación no provocó en los monos efectos secundarios evidentes.
"Los cuatro monos que recibieron la vacuna en una dosis alta no tenían ningún rastro del virus en los pulmones siete días después de su contaminación", asegura el laboratorio. Otros cuatro monos, a los que se les administró la misma vacuna, pero en dosis menores, tenían mayor carga viral en el organismo, pero también conseguían resistir ante la enfermedad.
Sin embargo, estos resultados de la investigación deben ser todavía validados por la comunidad científica, ya que, hasta ahora, solo se publicaron en el repositorio de artículos científicos bioRxiv, en el que los textos aún no han sido sometidos a revisión por parte de otros expertos. (Puede leer: Reino Unido empieza a ensayar una vacuna del coronavirus en humanos)
¿Qué se logró con este ensayo en animales?
Los investigadores explican que han desarrollado un candidato a vacuna que introdujo anticuerpos neutralizantes específicos del SARS-CoV-2 en ratones, ratas y en primates no humanos. Estos anticuerpos neutralizaron diez cepas representativas del virus.Esto -argumentan- apunta a una posible capacidad de neutralización del virus más amplia contra las cepas que circulan por todo el mundo.
La inmunización con dos dosis diferentes proporcionó una protección parcial o completa a los macacos; la posterior vigilancia de signos clínicos, del índice hematológico y bioquímico o el análisis histopatológico en los animales sugiere que es segura.
La revista Science, en su apartado de noticias, hizo eco de este artículo y explica que los experimentos se hicieron con ocho macacos, a los que administraron las dos dosis diferentes de la vacuna.
Tres semanas más tarde, los investigadores introdujeron el SARS-CoV-2 en los pulmones de los monos a través de tubos en sus tráqueas y ninguno de ellos desarrolló la infección.
Los monos que recibieron la dosis más alta de la vacuna tuvieron mejor respuesta: siete días después de que los animales recibieran el virus, los científicos no pudieron detectarlo en la faringe o en los pulmones de ninguno de ellos.
Algunos de los animales a los que se les administró la dosis más baja tuvieron un repunte de la carga viral pero también pudieron controlar la infección.
Sin embargo, a los animales control -a los que no se les administró la vacuna- desarrollaron altos niveles de ARN viral y una grave neumonía.
"Los resultados nos dan mucha confianza" de que este candidato a vacuna funcionará en humanos, apunta Meng Weining, de Sinovac Biotech y autor de este artículo (las pruebas en humanos comenzaron el 16 de abril).
Science recoge la opinión sobre este artículo de Douglas Reed de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), que también está desarrollando una vacuna: el número de animales es demasiado pequeño para producir resultados estadísticamente significativos, asegura.
Además del experimiento de Sinovac, Pekín aprobó otros dos ensayos de vacunas, uno en Hong Kong y otro en Wuhan, donde brotó el patógeno a finales del año pasado.
El laboratorio estadounidense Moderna también anunció que estaba realizando un ensayo desde mediados de mayo.
Grupos farmacéuticos y los laboratorios del mundo entero libran una carrera contrarreloj para desarrollar tratamiento y una vacuna eficaces contra la COVID-19. Se estima que una vacuna eficaz tardará en producirse entre 12 y 18 meses.