Capturan la primera imagen de un satélite reingresando a la atmosfera de la Tierra
Un avión capturó el momento en el que un satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) ingresó a toda velocidad al planeta como parte de última misión. Se espera que este reingreso controlado pueda servir para hacer más sostenible la exploración espacial, pues se estima que cada año aproximadamente 80 toneladas de desechos espaciales vuelven a entrar en la atmósfera terrestre, la mayoría, sin causar daños.
Un avión capturó la primera imagen que se tiene de un satélite artificial ingresando, a toda velocidad, en la atmósfera terrestre mientras sobrevolaba y se desintegraba sobre el Océano Pacífico.
Se trató de ‘Salsa’, un satélite de la misión ‘Cluster’ de la Agencia Espacial Europea (ESA) el cual realizó su jornada final hacia la Tierra el pasado 8 de septiembre. Este grupo de satélites artificiales fueron lanzados en 2000, y han pasado las últimas décadas en la órbita terrestre para estudiar el campo magnético del planeta y cómo interactúan el Sol y la Tierra.
“Cluster es una constelación de cuatro naves espaciales que vuelan en formación alrededor de la Tierra. Transmiten la información más detallada jamás obtenida sobre cómo afecta el viento solar a nuestro planeta en tres dimensiones”, explicó la ESA, a través de un comunicado.
En el momento en el que los satélites fueron lanzados en órbita no existía una normativa sobre la basura espacial, por lo que se esperaba que cayera a la Tierra, sin mayor control, cuando su vida útil acabara. No obstante, para asegurar su ingreso al planeta fuera seguro, la agencia espacial europea decidió supervisar su reingreso asegurándose que su trayectoria se dirigiera hacia el océano, para eliminar el riesgo de que cualquier resto que sobreviviera a su entrada al planeta no causara daños a humanos o animales.
“La reentrada de Salsa siempre iba a ser de muy bajo riesgo, pero queríamos ampliar los límites y reducir aún más la amenaza, demostrando nuestro compromiso con el enfoque Cero Basura de la ESA”, explicó en un comunicado el Director de Operaciones de la ESA, Rolf Densing. “Al estudiar cómo y cuándo Salsa y los otros tres satélites Cluster se queman en la atmósfera, estamos aprendiendo mucho sobre la ciencia de la reentrada, lo que esperamos que nos permita aplicar el mismo enfoque a otros satélites cuando lleguen al final de sus vidas”.
En su descenso, un avión capturó el momento en el que el satélite, que se observó como un punto blanco en el cielo, realizaba su descenso hacia la Tierra de manera controlada. La ESA espera que este reingreso controlado pueda servir para hacer más sostenible la exploración espacial.
Según la NASA, hay alrededor de 23.000 trozos de escombros de mayor tamaño que una pelota de béisbol orbitando la Tierra, medio millón de trozos de material del tamaño de una canica o ligeramente mayor, y aproximadamente 100 millones de fragmentos que miden alrededor de un milímetro o más.
Se estima que cada año, aproximadamente 80 toneladas de desechos espaciales vuelven a entrar en la atmósfera terrestre. Aunque la mayoría se desintegra sin causar daños, el proceso de desintegración libera sustancias químicas que pueden reducir la capa de ozono y contribuir a la contaminación atmosférica. Además, los restos que sobreviven a la reentrada suponen un peligro potencial para el suelo.
Por ejemplo, en un incidente reciente, la NASA confirmó que un objeto metálico que se estrelló contra una vivienda de Naples (Florida) formaba parte de la Estación Espacial Internacional (ISS). Los restos, que pesaban 0,45 kilogramos y consistían en una aleación metálica conocida como Inconel, formaban parte de 2630 kilogramos de hardware desechado tras una actualización de la batería de la ISS. Sorpresivamente, el objeto sobrevivió a la reentrada y causó importantes daños materiales.
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Un avión capturó la primera imagen que se tiene de un satélite artificial ingresando, a toda velocidad, en la atmósfera terrestre mientras sobrevolaba y se desintegraba sobre el Océano Pacífico.
Se trató de ‘Salsa’, un satélite de la misión ‘Cluster’ de la Agencia Espacial Europea (ESA) el cual realizó su jornada final hacia la Tierra el pasado 8 de septiembre. Este grupo de satélites artificiales fueron lanzados en 2000, y han pasado las últimas décadas en la órbita terrestre para estudiar el campo magnético del planeta y cómo interactúan el Sol y la Tierra.
“Cluster es una constelación de cuatro naves espaciales que vuelan en formación alrededor de la Tierra. Transmiten la información más detallada jamás obtenida sobre cómo afecta el viento solar a nuestro planeta en tres dimensiones”, explicó la ESA, a través de un comunicado.
En el momento en el que los satélites fueron lanzados en órbita no existía una normativa sobre la basura espacial, por lo que se esperaba que cayera a la Tierra, sin mayor control, cuando su vida útil acabara. No obstante, para asegurar su ingreso al planeta fuera seguro, la agencia espacial europea decidió supervisar su reingreso asegurándose que su trayectoria se dirigiera hacia el océano, para eliminar el riesgo de que cualquier resto que sobreviviera a su entrada al planeta no causara daños a humanos o animales.
“La reentrada de Salsa siempre iba a ser de muy bajo riesgo, pero queríamos ampliar los límites y reducir aún más la amenaza, demostrando nuestro compromiso con el enfoque Cero Basura de la ESA”, explicó en un comunicado el Director de Operaciones de la ESA, Rolf Densing. “Al estudiar cómo y cuándo Salsa y los otros tres satélites Cluster se queman en la atmósfera, estamos aprendiendo mucho sobre la ciencia de la reentrada, lo que esperamos que nos permita aplicar el mismo enfoque a otros satélites cuando lleguen al final de sus vidas”.
En su descenso, un avión capturó el momento en el que el satélite, que se observó como un punto blanco en el cielo, realizaba su descenso hacia la Tierra de manera controlada. La ESA espera que este reingreso controlado pueda servir para hacer más sostenible la exploración espacial.
Según la NASA, hay alrededor de 23.000 trozos de escombros de mayor tamaño que una pelota de béisbol orbitando la Tierra, medio millón de trozos de material del tamaño de una canica o ligeramente mayor, y aproximadamente 100 millones de fragmentos que miden alrededor de un milímetro o más.
Se estima que cada año, aproximadamente 80 toneladas de desechos espaciales vuelven a entrar en la atmósfera terrestre. Aunque la mayoría se desintegra sin causar daños, el proceso de desintegración libera sustancias químicas que pueden reducir la capa de ozono y contribuir a la contaminación atmosférica. Además, los restos que sobreviven a la reentrada suponen un peligro potencial para el suelo.
Por ejemplo, en un incidente reciente, la NASA confirmó que un objeto metálico que se estrelló contra una vivienda de Naples (Florida) formaba parte de la Estación Espacial Internacional (ISS). Los restos, que pesaban 0,45 kilogramos y consistían en una aleación metálica conocida como Inconel, formaban parte de 2630 kilogramos de hardware desechado tras una actualización de la batería de la ISS. Sorpresivamente, el objeto sobrevivió a la reentrada y causó importantes daños materiales.
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