Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Andrew Pelling es un científico de la Universidad de Ottawa, en Canadá. Su gusto por el reciclaje lo llevó a explorar alternativas para conservar la comida y su amor por la ciencia, a inventar nuevos objetos.
Antes, solía convertir las cosas desechables en materiales útiles, pero en su laboratorio se le ocurrió otra manera de reciclar: el biohacking, una técnica para mezclar la genética de los objetos. De la misma manera como cogía cosas, las transformaba y reorganizaba, también podía hacerlo con la biología.
"Me pregunté: '¿Puedo tratar la biología como un hardware? ¿Puedo tomar, sacar piezas, mezclarlas y crear algo completamente distinto?'", dijo Pelling en una charla TED el año pasado.
Comenzó entonces a experimentar con su equipo en el laboratorio. Primero, cogieron una manzana, separaron todos sus componentes y extrajeron sus células y ADN. Luego, inyectaron células humanas en su interior. Pero la prueba de fuego era saber si ese nuevo tejido de fruta podía convertirse en alguna parte específica del cuerpo. Y, efectivamente, lo que antes era una manzana se convirtió en una oreja.
Según cuenta Pelling a la BBC, su misión fue diseñar una oreja con tejido de manzana y hacer crecer células humanas en ella. "Esto abre un montón de posibilidades a la medicina regenerativa e incluso para la especulación sobre el diseño del cuerpo", le contó Pelling a ese medio. A partir de este descubrimiento, artistas y científicos alrededor del mundo visitan el laboratorio del canadiense. Aunque, según le dijo a la BBC, “no es porque valoramos ideas poco convencionales, sino porque las probamos y validamos desde un punto de vista científico".
Ahora su gran reto es seguir produciendo tejidos humanos a partir de la fruta. "El próximo desafío es saber si podemos trabajar en sistemas más complicados: órganos, huesos, músculos", aseguró el científico a la BBC.