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La noticia del hallazgo de gas fosfina en la atmósfera de Venus paralizó los medios de comunicación el pasado 14 de septiembre. Un descubrimiento que encendió cientos de debates acerca de un posible indicio de “vida” en el planeta. Desde entonces, diferentes grupos de científicos se han dedicado a escarbar los primos resultados publicados en la revista Nature Astronomy. Ahora, varios estudios independientes cuestionan el hallazgo de fosfina en Venus y ponen nuevamente lejos la posibilidad de encontrar vida fuera de la Tierra.
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El primero de ellos, publicado este 27 de octubre en la revista Astronomy & Astrophysics utilizó observaciones de archivo para buscar señales de fosfina en las nubes de Venus y advirtieron que por las condiciones del planeta no se espera que el gas sobreviva mucho tiempo en la atmósfera. “No se espera que la fosfina sobreviva mucho tiempo en la atmósfera altamente oxidante de Venus y, por lo tanto, se ha especulado que su detección tentativa refleja procesos biológicos en la atmósfera de Venus”. La investigación fue revisada y aprobada por pares.
Por su parte, otro grupo analizó nuevamente las observaciones del gas en Venus revisando los resultados del telescopio ALMA que permitió el hallazgo y “no encontró una detección estadísticamente significativa de fosfina”. El estudio publicado en la Universidad de Cornell el pasado 19 de octubre calificó los primeros resultados como “poco confiables”.
Para los autores del primer hallazgo es apenas normal el control científico que se está haciendo de los resultados que habrían detectado una molécula específica en otro planeta. “Esto es normal. Así es como se ve la ciencia. Si se tratara de datos que se hubieran podido observar a simple vista y haber visto fosfina, se habrían descubierto hace mucho tiempo”, dijo a National Geographic Clara Sousa-Silva del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, una de las autoras.
Lo cierto es que el escrutinio ante los resultados ha sido equilibrado. Por esto el equipo del telescopio ALM A, con el cual se obtuvieron los datos, identificó un posible problema que los llevó a recalibrar los datos. “Hasta que no se complete este proceso, no podemos decir si el problema afectó la detección de fosfina informada”, explicó el Observatorio Europeo Austral, socio europeo que opera el telescopio.
El mismo equipo que llevó a cabo la investigación, publicada el mes pasado, también está trabajando en el reanálisis de los resultados.