Científicos describen nueva especie de liquen que amenaza a monumentos de Persépolis
Investigadores estudian la posibilidad de eliminar esta especie de los bajorrelieves para preservar estos restos arqueológicos. Persépolis, según indican el Museo Nacional de Ciencias Naturales, contiene los vestigios del esplendor del Imperio Persa.
Redacción Ciencia con información de EFE
Científicos iraníes y españoles han descrito una nueva especie de liquen”Circinaria persepolitana,” que amenaza los monumentos de Persépolis (Irán), capital del imperio persa en el año 522 antes de Cristo, y están estudiando la posibilidad de eliminarla de los bajorrelieves para preservar los restos arqueológicos.
Los líquenes, uniones estables formadas por hongos y algas, suelen ser conocidos por su papel como indicadores de la contaminación atmosférica, pero otro papel muy importante que desempeñan es su capacidad de degradar las rocas en el medio natural.
Investigadores del Instituto para la Investigación en Ciencia y Tecnología de Irán y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España han descrito una nueva especie de hongo formador de líquenes (Circinaria persepolitana), en los restos arqueológicos de Persépolis.
Para proteger el patrimonio cultural de esta ciudad, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2004, los investigadores están estudiando la posibilidad de eliminarlo en elementos como sus bajorrelieves, de gran valor artístico y patrimonial, según ha informado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
Poco a poco, a lo largo de siglos, los líquenes, principalmente las hifas del hongo que penetran en el sustrato favorecen la desintegración de la roca que colonizan, han señalado los investigadores, que han publicado los resultados de su trabajo en la revista The Lichenologist.
Esos procesos naturales pueden tener un gran efecto, a menudo dañino, cuando los líquenes crecen sobre piedras que forman parte de monumentos o construcciones hechas por el hombre y contribuyen a su deterioro, y esa degradación de la roca es especialmente perjudicial en aquellos monumentos que muestran intrincados bajorrelieves y sofisticados trabajos de cantería susceptibles de perderse.
Persépolis: Patrimonio de la Humanidad
Este es el caso de Persépolis, la antigua capital del Imperio persa durante la época aqueménida, situada en la provincia de Fars en Irán, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Shiraz.
Persépolis, según indican el Museo Nacional de Ciencias Naturales, contiene los vestigios del esplendor de aquella época, reflejados en los restos arqueológicos de los antiguos palacios y los grabados de escritura cuneiforme y delicados bajorrelieves; pero ese patrimonio, conservado durante milenios, tiene en algunas especies de líquenes unos enemigos silenciosos que mellan y horadan las paredes de los antiguos palacios y erosionan sus bajorrelieves.
Desde hace más de una década, el investigador del Real Jardín Botánico (RJB) Sergio Pérez-Ortega y la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) Asunción de los Ríos, ambos centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), trabajan con el experto iraní Mohammad Sohrabi del Iranian Research Organization for Science and Technology (IROST) en el estudio del efecto de los líquenes en distintos monumentos patrimonio de la humanidad en Irán.
El liquen descrito ahora únicamente está presente entre los restos arqueológicos de Persépolis, donde es especialmente abundante.
“La nueva especie se ha mostrado capaz de ejercer cambios biogeofísicos y biogeoquímicos en la superficie de la roca asociados a su establecimiento y, por tanto, supone una potencial amenaza a la conservación de este relevante patrimonio, por lo que el investigador iraní ya está trabajando en posibilidades para la eliminación de la especie en aquellas superficies de mayor valor artístico”, explicó Sergio Pérez-Ortega, a EFE.
Asunción de los Ríos ha explicado que la decisión de eliminar líquenes y otros organismos del patrimonio cultural “no es siempre sencilla de tomar”, ya que se tiene que basar en el impacto que pueden ejercer las distintas especies presentes, pero también hay otros factores a tener en cuenta como la velocidad de crecimiento, el daño de los tratamientos en la piedra monumental o el valor de la diversidad encontrada.
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Científicos iraníes y españoles han descrito una nueva especie de liquen”Circinaria persepolitana,” que amenaza los monumentos de Persépolis (Irán), capital del imperio persa en el año 522 antes de Cristo, y están estudiando la posibilidad de eliminarla de los bajorrelieves para preservar los restos arqueológicos.
Los líquenes, uniones estables formadas por hongos y algas, suelen ser conocidos por su papel como indicadores de la contaminación atmosférica, pero otro papel muy importante que desempeñan es su capacidad de degradar las rocas en el medio natural.
Investigadores del Instituto para la Investigación en Ciencia y Tecnología de Irán y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España han descrito una nueva especie de hongo formador de líquenes (Circinaria persepolitana), en los restos arqueológicos de Persépolis.
Para proteger el patrimonio cultural de esta ciudad, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2004, los investigadores están estudiando la posibilidad de eliminarlo en elementos como sus bajorrelieves, de gran valor artístico y patrimonial, según ha informado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
Poco a poco, a lo largo de siglos, los líquenes, principalmente las hifas del hongo que penetran en el sustrato favorecen la desintegración de la roca que colonizan, han señalado los investigadores, que han publicado los resultados de su trabajo en la revista The Lichenologist.
Esos procesos naturales pueden tener un gran efecto, a menudo dañino, cuando los líquenes crecen sobre piedras que forman parte de monumentos o construcciones hechas por el hombre y contribuyen a su deterioro, y esa degradación de la roca es especialmente perjudicial en aquellos monumentos que muestran intrincados bajorrelieves y sofisticados trabajos de cantería susceptibles de perderse.
Persépolis: Patrimonio de la Humanidad
Este es el caso de Persépolis, la antigua capital del Imperio persa durante la época aqueménida, situada en la provincia de Fars en Irán, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Shiraz.
Persépolis, según indican el Museo Nacional de Ciencias Naturales, contiene los vestigios del esplendor de aquella época, reflejados en los restos arqueológicos de los antiguos palacios y los grabados de escritura cuneiforme y delicados bajorrelieves; pero ese patrimonio, conservado durante milenios, tiene en algunas especies de líquenes unos enemigos silenciosos que mellan y horadan las paredes de los antiguos palacios y erosionan sus bajorrelieves.
Desde hace más de una década, el investigador del Real Jardín Botánico (RJB) Sergio Pérez-Ortega y la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) Asunción de los Ríos, ambos centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), trabajan con el experto iraní Mohammad Sohrabi del Iranian Research Organization for Science and Technology (IROST) en el estudio del efecto de los líquenes en distintos monumentos patrimonio de la humanidad en Irán.
El liquen descrito ahora únicamente está presente entre los restos arqueológicos de Persépolis, donde es especialmente abundante.
“La nueva especie se ha mostrado capaz de ejercer cambios biogeofísicos y biogeoquímicos en la superficie de la roca asociados a su establecimiento y, por tanto, supone una potencial amenaza a la conservación de este relevante patrimonio, por lo que el investigador iraní ya está trabajando en posibilidades para la eliminación de la especie en aquellas superficies de mayor valor artístico”, explicó Sergio Pérez-Ortega, a EFE.
Asunción de los Ríos ha explicado que la decisión de eliminar líquenes y otros organismos del patrimonio cultural “no es siempre sencilla de tomar”, ya que se tiene que basar en el impacto que pueden ejercer las distintas especies presentes, pero también hay otros factores a tener en cuenta como la velocidad de crecimiento, el daño de los tratamientos en la piedra monumental o el valor de la diversidad encontrada.
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