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Un grupo de 63 científicos lanzó este lunes, 17 de enero, la iniciativa por un Acuerdo Internacional de No Uso de la Geoingeniería Solar, en el que, básicamente, le piden a gobiernos nacionales, actores políticos y a las Naciones Unidas “prevenir la normalización de la geoingeniería solar como opción en política climática”. Según los firmantes, los Estados e instituciones deben restringir el desarrollo de estas tecnologías a nivel global.
La geoingeniería solar, también conocida como gestión o modificación de la radiación solar (SRM, por sus siglas en inglés), son una serie de tecnologías que se utilizan para intentar reducir las temperaturas globales con intervenciones artificiales. Esencialmente, por medio de diversos métodos, lo que buscan es reflejar parte de la luz solar que entra al planeta y “regresarla” al espacio. (Puede leer: Escudo Guayanés: un viaje para estudiar las rocas más antiguas de Colombia)
Sin embargo, los científicos que impulsan este acuerdo, consideran que “los crecientes llamados en investigación y desarrollo en geoingeniería solar son motivo de alarma”. A grandes rasgos, afirman, hay tres razones por las cuales este tipo de investigaciones deberían prohibirse. La primera preocupación se deriva de que los riesgos de la geoingeniería solar son desconocidos, así como que sus impactos podrían ser diferentes dependiendo del contexto. Así pues, señalan los expertos, existe una gran incertidumbre sobre “sus efectos en los patrones climáticos, la agricultura y la provisión de recursos para la satisfacción de necesidades básicas a nivel hídrico y alimentos”.
En segundo lugar, plantean que, a futuro, los supuestos logros que alcance la geoingeniería solar se conviertan en argumento para las industrias, gobiernos e, incluso para los negacionistas del cambio climático, retrasen las políticas de descarbonización que requiere el planeta. Por último, los científicos consideran que el“sistema actual de gobernanza global no es apto para desarrollar e implementar acuerdos de largo alcance necesarios para mantener un control político justo, inclusivo y eficaz sobre el despliegue de la geoingeniería solar”. (Le puede interesar: Extinción de animales dificulta adaptación de plantas al calentamiento global)
Es decir, consideran que ni la Asamblea General de la ONU, ni el Programa para el Medio Ambiente de este organismo, entre otras instancias, en las que incluyen al Consejo de Seguridad, podrían garantizar de manera efectiva, eficaz y justa, el desarrollo de estas tecnologías, debido a las grandes brechas que existen entre los países ricos y poderosos, y aquellos pobres y con menores capacidades.
Por lo tanto, proponen que el Acuerdo Internacional de No Uso de Geoingeniería Solar debe comprometer a los gobiernos en cinco acciones. Primero, estos deberán prohibir a las agencias, tanto nacionales como internacionales, que financien el desarrollo de tecnologías de este tipo. A su vez, como segunda medida, también deberían prohibir los experimentos en su territorio de estas tecnologías.
El tercer y cuarto punto, hacen referencia a no otorgar derechos de patente a este tipo de tecnologías, así como un compromiso a no instalarlas, aún cuando las desarrollen otros países. Por último, “antes de que sea tarde”, advierten, los gobiernos deberían “oponerse a una futura institucionalización de la geoingeniería solar a nivel global como opción de política”. (También puede leer: En imágenes: La zarigüeya poco conocida que se encontró en Guainía)
La carta, mediante la cual presentaron la iniciativa, aclara que no busca prohibir la investigación atmosférica o climática, así como tampoco impondría limitaciones a la libertad académica, sino a prohibir la geoingeniería solar, la cual califican como innecesaria e indeseable .
La iniciativa surgió inicialmente de un artículo publicado en Wires Climate Change, elaborado por 16 académicos de distintas partes del mundo, entre los que se encuentran Dirk Messner, presidente de la Agencia Ambiental de Alemania; David Scholsberg, director del Instituto Ambiental de Sydney; Asa Persson, directora de investigaciones del Instituto Ambiental de Estocolmo (Suecia) y Melissa Leach, directora del Instituto de Estudios del Desarrollo en el Reino Unido. (Le puede interesar: La NASA advierte que en 10 años se alcanzará el techo de calentamiento global)
Otros 47 investigadores de diversas universidades, centros de investigación y entidades, han firmado la carta hasta el momento.