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Durante décadas los científicos han intentado encontrar una cura a formas heredadas o genéticas de ceguera. Estos trastornos genéticos están generalmente asociados con la ausencia y disminución de proteínas esenciales en los ojos, necesarias para la visión. Ahora, un voluntario de 58 años que vive en Francia, logró recuperar parcialmente su vista tras un ensayo clínico. Unas gafas especiales le permitieron percibir y contar objetos en un campo de visión estrecho.
El paciente que participó en el estudio está afectado por la condición llamada retinopatía pigmentaria, una enfermedad genética degenerativa del ojo que provoca la destrucción de las células fotoreceptoras de la retina, causando una pérdida progresiva de la visión que evoluciona generalmente hacia la ceguera.
Cuando la luz entra en el ojo es capturada por fotorreceptores, que luego envían una señal eléctrica a unas células, llamadas células ganglionares, que pueden identificar características importantes como el movimiento. Posteriormente, estas células envían sus propias señales al nervio óptico para que transmita la información al cerebro. Le puede interesar: Habrá eclipse total lunar este 26 de mayo)
Para restaurar la sensibilidad a la luz, al paciente se le inyectó el gen codificador para una de esas proteínas, llamada ChrimsonR, que detecta la luz ambarina, describe el estudio. Es la primera vez que una técnica, llamada optogenética, permite obtener recuperación parcial de la función visual, afirman los investigadores que implementaron este ensayo clínico, que asocia equipos franceses, suizos y estadounidenses.
Cerca de cinco meses después de haber recibido la inyección, con la finalidad de dar tiempo a su organismo para producir esta proteína en cantidad suficiente, efectuó diferentes ejercicios, equipado de gafas específicas dotadas con una cámara. (Le puede interesar: Estas son las primeras imágenes de marte enviadas por Zhurong, el rover chino)
Concebidas especialmente por los investigadores, estas gafas facilitan proyectar imágenes de color ámbar sobre la retina del paciente.
Aunque antes solo podía percibir la presencia de la luz, la terapia le facilitó localizar y tocar objetos, según el estudio, publicado el lunes por la revista Nature Medicine.
“Siete meses después, el paciente comenzó a registrar signos de mejoría visual”, afirman en comunicado el Instituto de la Visión (Universidad de la Sorbona/Inserm/CNRS) y el hospital parisino Quinze-Vingts, especializado en oftalmología.
“Con la ayuda de las gafas, puede ahora localizar, contar y tocar objetos”, agrega.
La retinopatía o retinitis pigmentaria afecta a una de cada 3.500 personas, según la base de datos Orphanet, y puede comenzar a cualquier edad, con una frecuencia de aparición mayor entre 10 y 30 años.