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El último reporte de seguridad alimentaria de la ONU encontró que casi el 10% de la población sufrió de hambre durante 2021, lo que equivale a una cifra entre 702 y 828 millones de personas. “El número ha aumentado en unos 150 millones desde el estallido de la pandemia de covid-19: 103 millones de personas más entre 2019 y 2020 y 46 millones más en 2021″, advirtió la agencia.
Para científicos alrededor del mundo, esta problemática representa la necesidad de aumento de producción de alimentos para satisfacer la demanda de las próximas décadas. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science trae resultados relevantes para esta preocupación. Los investigadores dicen que, mediante modificaciones genéticas para incrementar la eficiencia de la fotosíntesis, lograron aumentar la productividad de cultivos genéticamente modificados de soya en un 25%, en promedio. (También puede leer: La erupción y tsunami de Tonga dejó lecciones para proteger a las ciudades)
Aunque los científicos reconocieron en entrevistas que deben realizar más pruebas en entornos con condiciones distintas, y que esto solo es un atisbo, pues la soya está destinada principalmente a alimentar ganado, también se mostraron satisfechos por el resultado. “Este resultado es realmente relevante en este momento. Una de cada 10 personas en el planeta se muere de hambre. Esta es la mayor crisis de salud del planeta”, dijo el director del proyecto de investigación, el profesor Stephen Long.
¿Cómo se realizó el estudio? Básicamente, los investigadores se enfocaron en unos genes en específico, que están involucrados en un proceso que las plantas usan para protegerse de la luz solar brillante, llamado enfriamiento no fotoquímico (NPQ por sus siglas en inglés). Cuando la luz es intensa, este proceso inicia casi instantáneamente, pero se puede demorar hasta media hora en detenerse.
Esto significa que si, por ejemplo, una nube cubre la luz intensa, las plantas están invirtiendo energía innecesariamente en el enfriamiento, en vez de invertirla para crecer. Entonces, los científicos modificaron tres genes que permitieron que la planta de soja respondiera mejor a condiciones de poca luz. En promedio, a lo largo de cinco ensayos, los cultivos que evaluaron tuvieron un 25% de aumento en su rendimiento. (Le puede interesar: ¿Engañar a mosquitos aplicándose repelente? Debería leer lo que la ciencia encontró)
Este tipo de tecnología podría servir, además, para otro tipo de cultivos de varias capas como el arroz, el trigo y el maíz, pues la modificación genética permite que haya, teóricamente, un aumento de la fotosíntesis en las capas intermedias de las hojas, que se mueven constantemente entre la luz del sol y la sombra durante el día.
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