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Ante la creciente amenaza de la biodiversidad en la Tierra, un grupo de científicos ha propuesto tener un depósito lunar con muestras de células de animales criopreservadas, es decir, congeladas. La idea, publicada en la revista BioScience, señala que ya se ha desarrollado un proceso ejemplar, conservando de tal manera las aletas de un pez gobio estrellado (Asterropteryx semipunctata). El objetivo, de acuerdo los expertos, es criopreservar la mayoría de las especies animales del planeta.
Para lograr este biorepositorio, son necesarias dos condiciones: mantener las muestras a una temperatura de -196 °C y reducir el daño por radiación. Con ese objetivo en mente, los científicos realizarán pruebas en laboratorios de la Tierra y, de ser posible, en la Estación Espacial Internacional. De acuerdo con el artículo, algunos sitios de la Luna cercanos a los polos podrían cumplir dichos criterios.
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El proyecto para tener este almacén en el satélite natural responde a la amenaza que enfrentan los ecosistemas y los animales, la cual está aumentando “más rápido que nuestra capacidad para salvar a estas especies en su entorno natural”, sugiere el artículo. “Incluso bajo los modelos más optimistas del cambio climático global, una proporción asombrosa de la biota de la Tierra se extinguirá”.
Entonces, hay una necesidad urgente de plantear medidas para asegurar la subsistencia de la biodiversidad de la Tierra. “Las tecnologías de criopreservación proporcionan una de esas estrategias innovadoras, mediante las cuales las células pueden permanecer congeladas pero vivas durante cientos de años. Con un éxito cada vez mayor, las colecciones de materiales criopreservados se pueden descongelar para recuperar ADN, células intactas e incluso organismos funcionales completos”, según los científicos.
Pero, ¿por qué tener este almacenamiento en la Luna? Los biorepositorios que ya existen en el mundo están relacionados, en su mayoría, con la salud de las personas, muchos de ellos se encuentran en grandes ciudades y requieren de energía eléctrica, nitrógeno líquido y una constante gestión humana. Estos factores los exponen ante situaciones de riesgo como desastres naturales, guerras, superpoblación, agotamiento de recursos, entre otras.
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Un ejemplo de ello es el banco de semillas de Ucrania, el cual fue destruido con la invasión rusa en 2022. Por otra parte, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard en Noruega, en el Ártico. Allí se conservan semillas a -18 °C gracias a la capa del subsuelo que permanece congelada. Sin embargo, el cambio climático ha provocado inundaciones que, de no ser por las personas que hay allí, podrían haber deteriorado el almacenamiento. Así lo aseguró la doctora Mary Hagedorn, principal autora de la propuesta, según informó The Guardian.
Entonces, el diseño pasivo que plantean los investigadores no depende de la generación de energía, sino que replicaría el modelo de Svalbard, cerca de los polos lunares, manteniendo de esa manera su baja temperatura. Este grupo de genetistas, biólogos, ecólogos, ingenieros, expertos en derecho y bioética, y muchos expertos más busca hacer realidad esta iniciativa para conservar, a toda costa, las especies en peligro.
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