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El Servicio Geológico Colombiano informó este jueves de una serie de cambios de fondo en el esquema de medición de la actividad volcánica en Colombia. Este esquema es el que permite medir y gestionar el riesgo volcánico: con esta cuantificación o categorización, las instituciones de emergencia pueden tomar decisiones. El esquema actual, vigente desde 2004 y hasta este jueves, se basa en niveles de actividad progresiva: verde, amarillo, naranja y rojo. Los colombianos lo recordarán seguramente porque hace poco fue noticia que el nevado del Ruiz cambió su estado de amarillo a naranja, lo que significaba una erupción probable en días o semanas (que afortunadamente no ocurrió). A partir de hoy, esto cambia.
“Hemos hecho una variación importante para que estos cambios sean más claros, estén más acordes con los tiempos y tengan una aplicabilidad mucho mejor”, señala John Makario Londoño, director técnico de Geoamenazas. Cambian, entonces, las categorías: ya no se tendrá niveles, sino “Estados de alerta”. “Esto es importante porque los estados pueden cambiar sin progresividad. Como el agua, que puede pasar de un estado gaseoso a líquido sin pasar por un estado gaseoso. Así sucede con un volcán, que puede estar quieto y hacer una erupción de un momento a otro, sin que su actividad suba progresivamente”, agregó Makario.
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Que el estado de riesgo o alerta no sea solo progresivo implica otros cambios. Por ejemplo, hasta ahora el Servicio Geológico Colombiano manejaba conceptos como el de la probabilidad en términos de erupción en días o semanas. “Con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que es imposible hablar de tablas de tiempo para predecir si habrá una erupción o no”, dice Makario. Entonces, en este nuevo esquema, la probabilidad no se maneja en medición de días o de semanas, sino en nociones como “baja” o “alta”. Finalmente, y aunque los colores se mantienen, habrá modificación en la descripción de cada estado de alerta.
Desde el SGC se monitorean actualmente 25 estructuras volcánicas. Todas ellas están hoy categorizadas en niveles de actividad volcánicas. Con el nuevo esquema, solo una de ellas cambia su estado. La única que pasa de un nivel verde de actividad a un estado de alerta amarillo es el complejo de domos del volcán Santa Isabel. “Pero esto no implica cambios como el cierre del parque. Este volcán lleva mostrando hace varios años aumentos en su sismicidad o de deformación de su estructura, pero aún no son lo suficientemente fuertes como para que implique un cierre u otras restricciones”, explica Makario. En el resto de las estructuras, el cambio no modifica la observación y la institución sigue monitoreando su estado en general.
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“En el nuevo esquema tenemos un componente adicional: recomendaciones a los tomadores de decisiones. En este ítem está lo que el SGC recomienda en la gestión de riesgo, según cada estado alerta. Hay además una explicación más sencilla para que todas las personas puedan entender de manera fácil qué significa un estado de alerta determinado. Así creemos que se podrá gestionar mejor y con mayor coordinación el riesgo volcánico”, señala Makario. Cualquier volcán activo tiene probabilidad de erupción: entre más estado de alerta, más probabilidad de erupción hay. La institución recomienda siempre estar alerta a sus mensajes.