Colombia, en busca de su carrera espacial
El 13 de enero se firmó el Conpes 3983, con el que se espera trazar una línea de ruta para la inversión en lanzamientos de satélites e investigaciones en el ámbito de la astronáutica.
Juliana Jaimes Vargas / @julsjaimes
En abril de 2007 un satélite con sangre colombiana atravesó por primera vez la atmósfera terrestre y llegó al espacio. Libertad-1, como lo denominó el grupo de investigación de la Universidad Sergio Arboleda, fue el resultado de dos años de trabajo de estudiantes y docentes físicos, matemáticos e ingenieros, integrantes del el Observatorio Astronómico, quienes pensaron que se podía hacer lo imposible. El picosatélite, como también puede ser llamado, de 10 x 10 x 10 centímetros, fue puesto en órbita gracias a una agencia espacial de Kazajistán, en Asia central.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
En abril de 2007 un satélite con sangre colombiana atravesó por primera vez la atmósfera terrestre y llegó al espacio. Libertad-1, como lo denominó el grupo de investigación de la Universidad Sergio Arboleda, fue el resultado de dos años de trabajo de estudiantes y docentes físicos, matemáticos e ingenieros, integrantes del el Observatorio Astronómico, quienes pensaron que se podía hacer lo imposible. El picosatélite, como también puede ser llamado, de 10 x 10 x 10 centímetros, fue puesto en órbita gracias a una agencia espacial de Kazajistán, en Asia central.
“El proyecto fue interesante porque rompió la idea tradicional de que eso solo lo hacían los países grandes y costaba mucho dinero. Realmente fue un esfuerzo de la universidad”, señala Raúl Joya, director del Observatorio Astronómico de la Universidad Sergio Arboleda, quien estuvo a la cabeza del proyecto.
Once años después del Libertad-1, la Fuerza Aérea Colombiana puso en órbita el Facsat-1 un nanosatélite lanzado con el soporte técnico de la Agencia Espacial de la India (ISRO), cuyo objetivo es capturar imágenes de la Tierra para investigaciones científicas que se desarrollen en el país.
Colombia no se puede comparar con países como Brasil que ya tiene en órbita 20 satélites o México que cuenta con 11, pues el primer proyecto que se desarrolló en el país era meramente académico y el segundo ha venido cumpliendo un objetivo similar. Lo cierto es que ha sido justamente en el espacio universitario donde se han gestado estas iniciativas, por eso escuelas como la Universidad de Los Andes o la Universidad Nacional siguen investigando el campo aeroespacial.
Desde 1969 se han firmado tres documentos del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) en los que el Gobierno ha intentado apostar por las políticas públicas de investigación espacial. Sin embargo, hasta el momento, ninguna de ellas ha tenido éxito. El pasado 13 de enero un nuevo proyecto se puso sobre la mesa: el Conpes 3983. “El principal objetivo de esta política es generar las condiciones para que, con una visión de largo plazo, el sector espacial contribuya a la productividad”, señaló Iván Mauricio Durán, director de Desarrollo Digital del Departamento Nacional de Planeación (DNP).
En esta nueva decisión de invertir en el sector espacial se incluyó un componente que antes no había sido considerado y que es justamente la razón por la cual Raúl Joya ve con buenos ojos el documento: la participación de la academia. “Creo que esta vez lo están resolviendo bien y están de nuestro lado, porque de verdad este documento sin la academia no va a funcionar”. Para la elaboración de metas concretas a mediano y largo plazo, el DNP ha buscado el diagnóstico del Ministerio de Ciencias, encargado de registrar cuáles son realmente las capacidades tecnológicas del sector espacial en el país, con el fin de poner metas claras y, sobre todo, realizables.
Otro de los factores que históricamente ha impedido el crecimiento en investigaciones científicas del campo espacial es la ausencia de recursos, razón por la cual, en esta ocasión, el Gobierno exhorta directamente a las empresas privadas a participar. “Colombia es un país que no está alineado con lo que pasa en el tema espacial. No está avanzando, ya que se convirtió en consumidor y no productor de esas tecnologías. Queremos que la industria del país vea el sector espacial como una oportunidad de invertir en el desarrollo”, señaló el capitán Ricardo Ariza, director de Proyectos Especiales de la Presidencia.
Mediante la articulación estatal, académica e industrial, esta vez se espera marcar la diferencia del Conpes 3983 con los tres intentos fallidos del pasado. Por último, el Gobierno habla de una “apropiación del conocimiento” en donde los proyectos de desarrollo espacial sean construidos por una sociedad que permita creer que estas iniciativas se pueden lograr. Para Raúl Joya, la principal razón por la que las personas no consideran viables estas ideas es porque no las entienden. “Aquí falta un papel fundamental que debe tomar el Ministerio de Educación, porque creo que ya en pleno 2020 se le debe estar apostando a dichas herramientas, hablando de satélites e incentivando a pensar más en esta parte de la ciencia”.
Por ahora lo único que queda es esperar que durante este año se termine de plantear una nueva estrategia que, hasta el momento, parece marcar una diferencia. “El espacio no está tan lejos, está apenas a 200 kilómetros de altura. Hay que motivar a la gente para que se acerque más a estos temas, no que se vuelvan astrónomos o astronautas, pero a que se cuestionen algo que nunca se habían preguntado. Libertad-1 fue un proyecto muy bonito, que a todos nos sorprendió. Nos dimos cuenta de que no es fácil, pero que finalmente sí se puede lograr”, concluyó Joya.