Colombia tiene dos de los 100 sitios de patrimonio geológico más importantes del mundo
El Servicio Geológico Colombiano (SGC) participó en la publicación y selección de los primeros 100 sitios de importancia geológica en el mundo, lugares que resguardan la historia de la flora, la fauna y los cambios de la Tierra. Dos de ellos fueron colombianos: el Complejo Volcánico Nevado del Ruiz y el Lagerstätte del Ricaurte Alto, en Boyacá.
Juan Pablo Correa
Rara vez las personas recuerdan - exceptuando a los científicos que se dedican a estudiar los subsuelos (geólogos) - que debajo de la superficie de la Tierra, a cientos de metros de profundidad, está enterrada toda la historia del planeta. Hace poco, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés), una institución que reúne 121 naciones y representa a más de un millón de geólogos, publicó los primeros cien sitios geológicos más importantes.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Rara vez las personas recuerdan - exceptuando a los científicos que se dedican a estudiar los subsuelos (geólogos) - que debajo de la superficie de la Tierra, a cientos de metros de profundidad, está enterrada toda la historia del planeta. Hace poco, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés), una institución que reúne 121 naciones y representa a más de un millón de geólogos, publicó los primeros cien sitios geológicos más importantes.
Gracias al trabajo de los geólogos conocemos muchos de los secretos que están enterrados bajo el suelo. Por ejemplo, la fauna, flora y clima del pasado, los cambios que han tenido los continentes por las placas tectónicas e incluso la edad de nuestro planeta. Estos científicos también se han encargado de encontrar yacimientos de minerales, hidrocarburos y recursos hídricos en el subsuelo, así como de vigilar fenómenos naturales como terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis.
“Estudiar el suelo es como tener una ventanita al pasado”, explica Marcela Gómez, doctora en Paleontología y coordinadora del Museo Geológico Nacional José Royó y Gómez del Servicio Geológico Colombiano (SGC), una institución que nació en la Primera Guerra Mundial para solucionar el desabastecimiento de productos minerales del país y tener mayor información de los suelos colombianos. Desde entonces, se encargan de tareas como el monitoreo de volcanes, la evaluación de los recursos del subsuelo y la producción de información científica. (Le puede intersar El lenguaje de la geología planetaria)
Hace unos años, en 2018, el SGC inició otra importante labor: identificar y conservar el patrimonio geológico y paleontológico del país. Incluso se conformó el Sistema de Gestión Integral del Patrimonio Geológico y Paleontológico, a través del decreto 1353. “Desde entonces, estamos trabajando para que se reconozca a las rocas y los fósiles como parte de nuestra historia y de nuestra diversidad”, dice la doctora Gómez.
En medio de esa tarea, el Servicio Geológico Colombiano terminó involucrado como co-líder en la selección de los primeros 100 sitios de patrimonio geológico del mundo; el proyecto de la IUGS que resalta la importancia histórica, natural y cultural que estos lugares tienen en el planeta y ante la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Además de ser co-líder, Colombia participó con dos sitios en la lista de los cien: el Complejo Volcánico Nevado del Ruíz y el Lagerstätte del Ricaurte Alto en Boyacá (“Lagerstätte” significa en alemán yacimiento paleontológico de gran abundancia y excelente preservación). “El próximo año ya propusimos otro candidato, que ha sido aceptado, pero que no podemos anunciar todavía”, asegura Gómez.
El Lagerstätte del Ricaurte Alto en Boyacá
Este sitio es el único yacimiento que existe en el mundo del Cretácico inferior, asegura la doctora Gómez, una época en la que reinaban los reptiles marinos en este territorio. “Toda la fauna que existió en esta región quedó preservada y es única. Entonces este sitio es muy importante para la paleontología mundial”.
Para presentar el expediente de este sitio, Marcela Gómez cuenta que lo hicieron junto con dos investigadores, el profesor Leslie Noe de la Universidad de los Andes y Edwin Cadena de la Universidad del Rosario. “Las rocas que uno encuentra en esta zona, es decir, en Villa de Leyva, Sáchica y Sutamarchán, son excepcionales en nuestro país y rarísimas a nivel mundial”. (Le puede interesar La historia geológica de eso que llamamos Colombia comenzó hace 1.810 millones de años)
Por ejemplo, en el Ricaurte Alto los científicos han encontrado cinco o seis especies diferentes de reptiles marinos que habitaban el Cretácico, hace cien millones de años. Uno de ellos, es el ejemplar que está conservado en el museo de Villa de Leyva. Aunque los paleontólogos lo conocían como Kronosaurus boyacensis, un reciente estudio del profesor Leslie Noe y Marcela Gómez lo descubrió como un animal distinto, el Monquirasaurus boyacensis. Creen que se trató de un posible superdepredador de la época.
Lo fascinante de este fósil para la doctora Gómez, además de medir diez metros de largo, es que su esqueleto está completo y articulado casi en un 90 %. “Es decir, está desde la cabeza, pasando por las vértebras, hasta las costillas. Además, los huesos no están aplastados, prácticamente está en tres dimensiones. Esto es poco común en los fósiles”, añade.
Este lugar, como dice su nombre, es un yacimiento paleontológico de gran abundancia y excelente preservación. Por eso, los científicos no solo han encontrado al Monquirasaurus boyacensis, también desenterraron al gigante Sachicasaurus vitae, otro reptil marino que encontraron en Sáchica (Boyacá), así como cientos de amonitas (criaturas depredadoras parecidas a los calamares), tortugas marinas y peces “extraños”, como los llama Gómez. (Le puede interesar Escudo Guayanés: un viaje para estudiar las rocas más antiguas de Colombia)
La geóloga señala que “conocer esta fauna y flora nos ayuda a entender, por ejemplo, la temperatura de ese momento. Sabemos que era mucho más cálida, casi dos grados centígrados más alta que la actual, y no había prácticamente casquetes polares”.
El Complejo Volcánico Nevado del Ruíz
Hace unos días, se cumplieron 37 años de la tragedia de Armero (Tolima), que es el segundo desastre de origen natural más grande del siglo veinte. “Es un evento que se convirtió en ejemplo mundial de lo que se debe y lo que no se debe hacer ante la erupción de un volcán”, dice Gloria Patricia Cortés, geóloga y coordinadora del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales del Servicio Geológico Colombiano.
Según explica Cortés, lo de Armero marcó un hito en la forma de hacer vulcanología en el mundo, además, resaltó la importancia del papel social y la educación para la prevención. “Por ejemplo, promovió la creación de varios observatorios vulcanológicos en Colombia y otros países, así como estrategias de seguimiento en tiempo real y la evaluación de potenciales amenazas volcánicas”, apunta. (Le puede interesar Las impresionantes imágenes que dejó la erupción del volcán en España)
Esta relevancia científica e histórica impulsó a los investigadores de Colombia a proponer el nevado dentro de los cien sitios más importantes del mundo. “Bajo el liderazgo del Museo Geológico Nacional, trabajamos para cumplir los requisitos y logramos para el Ruíz la designación”, dice Cortés. Si bien hay muchos volcanes que pueden ser candidatos, no todos cumplen los requisitos de relevancia científica internacional o de impacto en el desarrollo de las ciencias como lo ha hecho este complejo volcánico.
Colombia, un país geodiverso
En las profundidades del país de las tres cordilleras y los dos océanos, está el sustrato que le da vida a la fauna y a la flora y que hace de esta nación una de las más biodiversas del mundo. Aunque el Complejo Volcánico Nevado del Ruíz y el Lagerstätte del Ricaurte Alto son dos lugares singulares y majestuosos, no son los únicos que aportan a la diversidad de Colombia.
“Nuestra posición geográfica casi que se ha mantenido intacta desde el Cretácico. Esto ha permitido que tengamos unos sueldos y unas manifestaciones de minerales que reflejan la exuberancia en nuestra flora y una gran diversidad de organismos vivos”, explica la doctora Gómez. (Le puede interesar Profesores le apuntan a leer la tierra con ciencia para buscar a los desaparecidos)
En los mapas geológicos de Suramérica, es posible observar la diversidad de colores que tiene Colombia y que representan diferentes tipos de rocas superficiales. Según Cortés, revisar el origen de las cordilleras es suficiente para entender parte de esta geodiversidad. “La cordillera occidental es prácticamente de origen oceánico, son rocas que vienen de allí; la Cordillera Central es puramente ígnea, es decir, volcanes; y tenemos la Cordillera Oriental, que era un antiguo mar y que la presión hizo que crecieran montañas”, dice
Por ejemplo, en el desierto de la Tatacoa (Huila) se esconde otro yacimiento paleontológico característico de anfibios, reptiles y mamíferos de lo que era un bosque tropical hace millones de años, y en el Cerrejón (La Guajira) los científicos han encontrado plantas y enormes animales como la Titanoboa, el fósil de serpiente más grande del mundo. Además, se levantan imponentes montañas como las del Cañón del Chicamocha (Boyacá), el volcán Galeras (Nariño) y la Cordillera Submarina Beata (Pacífico Norte).
“Cada lugar en Colombia tiene algo que le sustenta y que le proporciona su diversidad, sobre el cual se desarrolla la vida”, comenta Cortés, por eso, añade, este patrimonio, además de ser geológico y natural, también es cultural. “Lo que viene de la tierra crea un paisaje, que genera una cultura. Son tres patrimonios en uno”, dice Cortés.