Colombia tiene en La Tatacoa un nuevo sitio que es Patrimonio Geológico del Mundo
La Venta, en el “desierto” de La Tatacoa fue elegido, junto a Muzo, en Boyacá, como uno de los nuevos 100 sitios de Patrimonio Geológico más importantes del mundo. Es el reconocimiento a un lugar que alberga una sorprendente riqueza de fósiles y a un trabajo que ha unido a los mejores paleontólogos con la comunidad de ese sector de Huila.
Sergio Silva Numa
En la madrugada de este 27 de agosto, mientras la mayoría dormíamos en Sudamérica, en Busan, Corea del Sur, hicieron un anuncio que, seguro, le sacará una sonrisa a quienes por décadas se han encargado de estudiar fósiles de Colombia.
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En la madrugada de este 27 de agosto, mientras la mayoría dormíamos en Sudamérica, en Busan, Corea del Sur, hicieron un anuncio que, seguro, le sacará una sonrisa a quienes por décadas se han encargado de estudiar fósiles de Colombia.
Durante el Congreso Geológico Internacional que se lleva a cabo en esa ciudad asiática, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, órgano asesor de la UNESCO, reconoció a un simbólico lugar de Huila, como uno de los nuevos 100 sitios de Patrimonio Geológico más importantes del mundo. Su nombre es La Venta y está en el “desierto” de La Tatacoa en Huila —que no es, propiamente, un desierto sino un bosque seco tropical—.
El reconocimiento lo recibió la geóloga Marianela Vargas, del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, del Servicio Geológico Colombiano (SGC). Desde hace un par de días viajó hasta allí para recibir, oficialmente, el diploma que acredita a ese lugar como un espacio donde hay una riqueza única. Ella, en compañía de varios colegas del SGC como Luis Francisco Melo, lo había postulado porque detectaron que cumplía las condiciones para estar en ese listado.
Entre otras cosas, dijo a El Espectador antes de partir a Corea, “La Venta tiene un gran valor y representa una gran tradición científica en Colombia”.
“Allí hay una concentración y una diversidad que le dan a este lugar una enorme relevancia. Además, se ha creado una conciencia de protección y hay muy buenas prácticas por parte de la comunidad. Es un muy buen ejemplo de cómo se puede gestionar un patrimonio”, señala Victoria Corredor, coordinadora del Museo.
Para ponerlo en los términos de la IUGS, La Venta es un “Konzentrat-Lagerstätte que alberga uno de los biomas más diversos y exuberantes de una selva tropical neotropical extinta”.
Aunque no sea un término nada usual en nuestra cotidianidad, Konzentrat-Lagerstätte es frecuente en el argot de los paleontólogos. Lo utilizan para referirse a esos yacimientos donde hay fósiles que se han preservado de manera excepcional.
La Venta fue seleccionada por sesenta especialistas que tuvieron que evaluar 174 lugares de 64 países. A la lista, por ejemplo, ingresaron el volcán Vesubio, en Italia, y al reconocido Salar de Uyuni, en Bolivia. De Colombia también entró el depósito de esmeraldas de Muzo, en Boyacá, donde están, según la IUGS, “las esmeraldas más finas de la Tierra”.
“Este nuevo reconocimiento ratifica que Colombia posee información única para entender la evolución del planeta Tierra y de la vida que lo habitó. Aumentan la visibilidad y el prestigio de nuestro patrimonio geológico, pero sobre todo, honra el trabajo que viene haciendo hace décadas la comunidad local, científica y el Servicio Geológico Colombiano por investigar, divulgar y preservar este valioso sitio”, expresó en un comunicado Julio Fierro, el director del SGC, luego de que se hiciera el anuncio.
Es una decisión, dice el paleontólogo Edwin Cadena, de la Universidad del Rosario, que llega “como caída del cielo, pues, en los últimos años, La Venta ha estado enfrentando varias dificultades. Es la muestra de que es muy importante en el mundo de que hay que tomar acciones para que se preserve”.
A lo que se refiere Cadena, entre otras cosas, es que la vía para llegar al municipio de Villavieja, en La Tatacoa, suele estar en problemas. Cada tanto tiempo se vuelve intransitable y obliga a los viajeros a devolverse sin poder conocer lo que hay en uno de sus poblados (La Victoria): el Museo de Historia Natural de la Tatacoa, que simboliza el esfuerzo de una comunidad, liderada por los hermanos Andrés y Rubén Vanegas, por preservar el patrimonio paleontológico de La Venta.
Con ayuda de una red de científicos, los hermanos Vanegas han levantado un lugar en donde resguardan algunos de los fósiles que nos han ayudado a entender cómo era ese lugar hace unos 13 millones de años. Durante el Mioceno Medio, como llaman a ese período, existió en esa zona un bioma exuberante, muy diferente al bosque seco tropical que visitan ahora miles de turistas. En vez de una zona semiárida y rojiza, se parecía más a una selva como la de la actual Amazonia, con cuerpos de agua y ríos muy grandes por los que viajaban criaturas como la Stupendemys geographicus, una tortuga tan grande como un automóvil.
No había solo reptiles, entonces, ese ecosistema. Había unos enormes mamíferos, peces y aves que se han convertido, se lee en el libro Hace tiempo, Un viaje paleontológico ilustrado por Colombia (del Instituto Smithsonian y el Instituto Humboldt), en una referencia obligada para el estudio de muchos linajes de animales vertebrados suramericanos.
“La Fauna de La Venta presenta uno de los conjuntos de mamíferos fósiles más importantes de Suramérica”, reitera ese documento. Cuando fue publicado, en 2017, se habían identificado, por solo mencionar un par de casos, 10 especies de murciélagos y de 11 especies diferentes de monos.
La excepcionalidad de La Venta
Carlos Jaramillo, investigador del Instituto Smithsonian en Panamá y uno de los paleontólogos más importantes de Colombia, tiene un buen adjetivo para sintetizar el valor de La Venta: “Es delirante”. En su memoria guarda varios recuerdos para justificarlo: “Andrés Vanegas tiene un cráneo de un mico increíble y muy bien preservado, que apenas usted lo pone en sus manos, siente algo en el estómago. Pasa lo mismo cuando hemos encontrado los fósiles de perezosos gigantes o de los bagres de tres metros de largo. Son fósiles verdaderamente increíbles”.
De hecho, en La Tatacoa, nos decía hace unos meses el paleontólogo Jorge Domingo Carrillo Briceño, desde Zúrich (Suiza), se preserva una de las faunas de peces de agua dulce del Mioceno más diversas conocidas hasta ahora en el Neotrópico”.
Aunque desde la primera mitad del siglo XX, La Venta ha estado en el radar de peleontólogos, Jaramillo cree que solo han explorado un pequeño porcentaje de ese lugar. Hay zonas, dice, a donde no aún ha puesto un pie un paleontólogo. “Tiene un gran potencial. La mayoría de la investigación que se hizo antes de este siglo fue liderada por extranjeros, pero en estos últimos años, gracias a los hermanos Vanegas, muchos investigadores han volcado su interés a La Venta y se ha creado una oportunidad única para los científicos y la comunidad de La Tatacoa”.
“Lo increíble es que seguimos encontrando nuevas especies cada año”, complementa Cadena. “Cada vez tenemos más pistas de que, definitivamente, ahí hubo un ecosistema muy particular con animales gigantes. Es un lugar excepcional para entender su historia evolutiva.”.
Hay otra razón por la que han sido fundamentales los fósiles que hay en La Venta, a donde a mitad del siglo XX también llegó la Comisión de vertebrados, liderada por el paleontólogo José Royo y Gómez: en el Mioceno hubo un período de calentamiento, cuyas pistas hoy ayudan a los geólogos a entender qué puede suceder en un escenario de cambio climático extremo.
Ahora, con este nuevo reconocimiento, tanto Jaramillo como Cadena esperan que el Estado le preste la atención merecida a La Venta y a quienes han hecho un esfuerzo por rescatar y cuidar su riqueza. También esperan que, de ahora en adelante, haya un camino claro para manejar los retos que puede generar esta noticia. Uno de ellos, la presión turística que parece desbordarse en otros sectores de La Tatacoa.
En el SGC saben que es un desafío, pero, en palabras de Victoria Corredor, coordinadora del Museo Geológico, que ahora La Venta esté clasificada como un sitio Patrimonio, les da más razones para planear cómo protegerlo de la mano de quienes por años han permitido su preservación.
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