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Aunque en la madrugada de este martes, 8 de octubre, el huracán Milton se debilitó a categoría 4, el National Hurricane Center prevé que Milton vuelva a ser un huracán de categoría 5 durante el mismo martes, mientras se aleja de la Península de Yucatán y se acerca a la costa occidental de Florida, Estados Unidos, donde se espera que toque tierra este miércoles.
Como hemos explicado en otras notas, las entidades encargadas de hacerle seguimiento a estos fenómenos en Estados Unidos, han declarado que Milton “seguirá siendo un huracán extremadamente peligroso cuando llegue a Florida (...) Esta es una amenaza muy grave”. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA, por sus siglas en inglés), agregó que “es una amenaza extremadamente peligrosa para Florida”.
En particular, quienes estudian los huracanes, se han visto sorprendidos con Milton, pues pasó de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5, con vientos sostenidos de hasta 290 kilómetros por hora, en menos de 24 horas.
Pero, al margen de la actual trayectoria de Milton y sus posibles impactos en Florida (cuyas noticias podrá encontrar dando clic acá), hay una pregunta que se repite con cierta frecuencia cuando se forma una tormenta tropical o huracán: ¿cómo se nombran estos eventos y por qué se eligen nombres de personas?
Como explica la NOAA, hasta principios de la década de 1950, las tormentas tropicales y los huracanes se seguían por año y en el orden en el que se producían. Sin embargo, hubo casos en los que se generó confusión y falsos rumores, ya que los medios de comunicación podían emitir avisos de tormenta haciendo referencia a tormentas diferentes ubicadas a cientos de kilómetros de distancia.
Por esta razón, continúa la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la autoridad a nivel mundial en el seguimiento a estos fenómenos, se inició con la práctica de ponerle nombres a las tormentas y huracanes “para facilitar su rápida identificación en los mensajes de alerta, ya que se supone que los nombres son mucho más fáciles de recordar que los números y los términos técnicos”.
De esta manera, desde 1953, las tormentas tropicales del Atlántico empezaron a recibir nombres de una lista elaborada por el National Hurricane Center de Estados Unidos. Aunque actualmente se mantiene este sistema, las listas son elaboradas por la OMM.
Durante varios años, en las listas solo se incluyeron nombres de mujeres, pero esto cambió en 1979, cuando se introdujeron nombres masculinos, que se van alternando con los femeninos. Actualmente, existen seis listas en rotación, lo que quiere decir que la lista usada en 2019 se volverá a utilizar en 2025.
De acuerdo con la OMM, existe un procedimiento estricto para determinar una lista de nombres de ciclones tropicales en cada uno de los cinco organismos regionales de ciclones tropicales que existen en el mundo. Saltándonos varios detalles, dice la Organización, lo más importante es que los nombres elegidos sean familiares a la población de cada región.
“Obviamente, el objetivo principal de nombrar un ciclón tropical/huracán es básicamente que la gente entienda y recuerde fácilmente el ciclón tropical/huracán en una región, para así facilitar la concienciación, preparación, gestión y reducción del riesgo de desastres por ciclones tropicales/huracanes”, concluye la OMM.
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