Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El lenguaje humano, resultado de la evolución de miles de años, es una herramienta que nos permite comunicar molestias, necesidades y mediar conflictos en la cotidianidad. Este no solo se compone de palabras, sino que también utiliza gestos, tonalidades y una estructura compleja que permite que el interlocutor nos entienda.
Parte de esa estructura compleja también incluye los tiempos que se toma cada persona para intervenir en una conversación y, en consecuencia, el tiempo que le toma a otra responder. Un estudio publicado recientemente en Current Biology comparó este tipo de intercambios con los de una población de chimpancés en África y encontró que sus conversaciones tienen algunas similitudes con las de los humanos.
Los investigadores analizaron el comportamiento de chimpancés salvajes del este de África (Pan troglodytes schweinfurthii), reuniendo observaciones de 252 individuos que tuvieron 8.559 intercambios de gestos entre sí. Como resultado, identificaron una estructura compleja en su forma de comunicación que consiste en tomar turnos para intervenir en las conversaciones.
Los tiempos de respuesta entre un interlocutor y otro, aunque son más amplios que los de los humanos (200 milisegundos), no suelen superar los dos segundos. Además, identificaron que los gestos en la respuesta solían depender de los gestos que hacía el chimpancé que intervino antes.
Este tipo de intercambios podrían servirles a los chimpancés para resolver conflictos, compartir comida, entre otras funciones sociales. Ahora, los científicos se preguntan si son habilidades conversacionales que también podrían observarse en otros simios, e incluso otras especies de animales.
“Podrían existir estructuras comunicativas análogas en otras especies sociales que se comunican a corta distancia para mediar en las interacciones sociales (por ejemplo, cetáceos, murciélagos, hienas), que pueden incluir la coordinación de la conducta prosocial (por ejemplo, acicalarse, compartir comida) o la gestión de conflictos para evitar la escalada hacia la agresión (por ejemplo, solicitar a los congéneres que dejen de comportarse de alguna manera)”, escribieron los investigadores en la publicación.
Aunque los humanos tienen una estructura de comunicación más compleja, los científicos creen que es importante que la ciencia se pregunte si esto se debe a un rasgo evolutivo que comparten chimpancés y humanos, o si se debe a otro tipo de rasgo, que también pueda encontrarse en otras especies. Habrá que realizar nuevas investigaciones que ayuden a resolver las dudas que abre este hallazgo.
👩🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬