Crean la primera batería de diamante que duraría “miles de años” dando energía
Utilizando carbono-14, un elemento que se ha estudiado durante décadas, investigadores crearon una batería que podría revolucionar el almacenamiento de energía. Sin embargo, tiene una característica que haría que fuera aplicable solo en algunos campos.
Uno de los problemas del almacenamiento de energía, que actualmente se hace, en su mayoría, con baterías de iones de litio, es su vida útil. Una batería de celular, por ejemplo, puede soportar unos 500 ciclos de carga.
El deterioro normal de su capacidad hace que, con el tiempo, se descargue con mayor frecuencia, llevando su vida útil hasta unos tres años, dependiendo del tipo de batería. En otro tipo de aparatos, entre más grande la batería, es posible que tenga una mayor vida útil, pero también incrementa su precio.
Investigadores de la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido (UKAEA, por su sigla en inglés) y de la Universidad de Bristol acaban de crear una batería que podría solucionar ese problema en algunos aparatos tecnológicos.
Se trata de una batería de diamante de carbono-14, que crearon en un laboratorio de Reino Unido. Estiman que su vida útil podrían ser tanta como la de la desintegración radiactiva del carbono-14: 5.700 años. Aunque, esto lo seguirán testeando a medida que avanzan sus investigaciones.
“Las baterías de diamante ofrecen una forma segura y sostenible de proporcionar niveles continuos de energía en microvatios. Son una tecnología emergente que utiliza un diamante fabricado para encerrar de forma segura pequeñas cantidades de carbono-14″, explicó la investigadora Sarah Clark, en un comunicado de la UKAEA.
De acuerdo con esa entidad, la batería tiene un funcionamiento similar al que usan los paneles solares para convertir la luz en energía, “pero en lugar de utilizar partículas de luz (fotones), capturan electrones de rápido movimiento desde el interior de la estructura del diamante”.
El carbono-14, sin embargo, tiene algunas restricciones. La más importante es que su capacidad de almacenar y transmitir energía se da en pequeñas cantidades, que no serían útiles para tecnologías que requieren grandes cantidades energía.
A pesar de esto, los científicos creen que podría tener un lugar en campos cruciales de la astronomía y la medicina. “Nuestra tecnología de microenergía puede dar soporte a una amplia gama de aplicaciones importantes, desde tecnologías espaciales y dispositivos de seguridad hasta implantes médicos. Estamos entusiasmados por poder explorar todas estas posibilidades, trabajando con socios de la industria y la investigación, en los próximos años”, dijo Tom Scott, docente de Materiales de la Universidad de Bristol, quien también participó en el desarrollo de la nueva batería, en el comunicado.
Algunas de esas aplicaciones, dice la UKAEA, podrían estar en marcapasos, cuya vida útil actual hace que sean necesarias intervenciones quirúrgicas para reemplazar la batería del aparato cuando se trata de pacientes que deben usarlo por largos períodos de su vida.
Otro posible uso sería “en entornos extremos, tanto en el espacio como en la Tierra, donde no resulta práctico sustituir las baterías convencionales. Las baterías podrían alimentar etiquetas de radiofrecuencia (RF) activas en las que es necesario identificar y rastrear dispositivos en la Tierra o en el espacio, como naves espaciales o cargas útiles, durante décadas, reduciendo así los costos y ampliando la vida útil operativa”.
Los investigadores seguirán trabajando con base en este primer prototipo para estudiar las posibilidades de aplicación de esta batería.
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Uno de los problemas del almacenamiento de energía, que actualmente se hace, en su mayoría, con baterías de iones de litio, es su vida útil. Una batería de celular, por ejemplo, puede soportar unos 500 ciclos de carga.
El deterioro normal de su capacidad hace que, con el tiempo, se descargue con mayor frecuencia, llevando su vida útil hasta unos tres años, dependiendo del tipo de batería. En otro tipo de aparatos, entre más grande la batería, es posible que tenga una mayor vida útil, pero también incrementa su precio.
Investigadores de la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido (UKAEA, por su sigla en inglés) y de la Universidad de Bristol acaban de crear una batería que podría solucionar ese problema en algunos aparatos tecnológicos.
Se trata de una batería de diamante de carbono-14, que crearon en un laboratorio de Reino Unido. Estiman que su vida útil podrían ser tanta como la de la desintegración radiactiva del carbono-14: 5.700 años. Aunque, esto lo seguirán testeando a medida que avanzan sus investigaciones.
“Las baterías de diamante ofrecen una forma segura y sostenible de proporcionar niveles continuos de energía en microvatios. Son una tecnología emergente que utiliza un diamante fabricado para encerrar de forma segura pequeñas cantidades de carbono-14″, explicó la investigadora Sarah Clark, en un comunicado de la UKAEA.
De acuerdo con esa entidad, la batería tiene un funcionamiento similar al que usan los paneles solares para convertir la luz en energía, “pero en lugar de utilizar partículas de luz (fotones), capturan electrones de rápido movimiento desde el interior de la estructura del diamante”.
El carbono-14, sin embargo, tiene algunas restricciones. La más importante es que su capacidad de almacenar y transmitir energía se da en pequeñas cantidades, que no serían útiles para tecnologías que requieren grandes cantidades energía.
A pesar de esto, los científicos creen que podría tener un lugar en campos cruciales de la astronomía y la medicina. “Nuestra tecnología de microenergía puede dar soporte a una amplia gama de aplicaciones importantes, desde tecnologías espaciales y dispositivos de seguridad hasta implantes médicos. Estamos entusiasmados por poder explorar todas estas posibilidades, trabajando con socios de la industria y la investigación, en los próximos años”, dijo Tom Scott, docente de Materiales de la Universidad de Bristol, quien también participó en el desarrollo de la nueva batería, en el comunicado.
Algunas de esas aplicaciones, dice la UKAEA, podrían estar en marcapasos, cuya vida útil actual hace que sean necesarias intervenciones quirúrgicas para reemplazar la batería del aparato cuando se trata de pacientes que deben usarlo por largos períodos de su vida.
Otro posible uso sería “en entornos extremos, tanto en el espacio como en la Tierra, donde no resulta práctico sustituir las baterías convencionales. Las baterías podrían alimentar etiquetas de radiofrecuencia (RF) activas en las que es necesario identificar y rastrear dispositivos en la Tierra o en el espacio, como naves espaciales o cargas útiles, durante décadas, reduciendo así los costos y ampliando la vida útil operativa”.
Los investigadores seguirán trabajando con base en este primer prototipo para estudiar las posibilidades de aplicación de esta batería.
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