Crearon una mantequilla hecha con carbono, no con leche, pero con sabor similar
La empresa asegura que se encuentra en una etapa pre-comercial, pero la producción de este tipo de alternativas enfrenta varios retos.
Una empresa estadounidense se unió a la tendencia de producir alimentos similares a los producidos con animales, sin la necesidad de recurrir a estos. En esta ocasión, se trata de una mantequilla fabricada a partir de dióxido de carbono (CO2), hidrógeno y oxígeno, creando moléculas de grasa en un laboratorio.
La intención de este tipo de productos, además de minimizar el uso de animales en la alimentación humana, es encontrar alternativas que limiten el impacto ambiental de comer carnes o lácteos.
De acuerdo con las declaraciones que dio Savor, la empresa productora de la mantequilla, al medio británico The Guardian, el proceso ya se encuentra en una etapa pre-comercial, en la que estarían testeando la aceptación del producto por parte de los consumidores.
Esta no es la primera empresa que busca poner un producto de este tipo en el mercado estadounidense y en el mundo. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés) de ese país ya ha dado autorizaciones para productos producidos en laboratorio que saben igual que la carne de res y pollo. En otros países, como Singapur, también se ha avanzado en materia de regulación para que puedan venderse.
Sin embargo, como explicamos en este artículo en El Espectador, esta industria enfrenta varios retos. El que mencionan desde Savor es fundamental, y es el cambio cultural que implica que las personas pasen de consumir alimentos provenientes de la agricultura a unos producidos en laboratorio.
Otros retos tienen que ver con cómo empezar a producir masivamente este tipo de productos por dos motivos. Primero, los científicos que se han involucrado en la investigación de estos alimentos han logrado fórmulas que emulan las características de la carne, por ejemplo: su sabor, textura y aporte nutricional. Sin embargo, hacerlo tiene un costo mucho más alto que producir carne convencional.
El segundo motivo es que los procesos de producción experimentales, que buscan desarrollar pocas cantidades con fines de investigación, no brindan una estimación exacta sobre el impacto que podría tener la producción a niveles industriales. Mientras que una barra de mantequilla producida en laboratorio puede reducir la cantidad de emisiones contaminantes que se generan con respecto a la producción de una barra de mantequilla convencional, no se sabe con exactitud si, al producirlas por millones, ese impacto seguirá siendo más bajo.
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Una empresa estadounidense se unió a la tendencia de producir alimentos similares a los producidos con animales, sin la necesidad de recurrir a estos. En esta ocasión, se trata de una mantequilla fabricada a partir de dióxido de carbono (CO2), hidrógeno y oxígeno, creando moléculas de grasa en un laboratorio.
La intención de este tipo de productos, además de minimizar el uso de animales en la alimentación humana, es encontrar alternativas que limiten el impacto ambiental de comer carnes o lácteos.
De acuerdo con las declaraciones que dio Savor, la empresa productora de la mantequilla, al medio británico The Guardian, el proceso ya se encuentra en una etapa pre-comercial, en la que estarían testeando la aceptación del producto por parte de los consumidores.
Esta no es la primera empresa que busca poner un producto de este tipo en el mercado estadounidense y en el mundo. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés) de ese país ya ha dado autorizaciones para productos producidos en laboratorio que saben igual que la carne de res y pollo. En otros países, como Singapur, también se ha avanzado en materia de regulación para que puedan venderse.
Sin embargo, como explicamos en este artículo en El Espectador, esta industria enfrenta varios retos. El que mencionan desde Savor es fundamental, y es el cambio cultural que implica que las personas pasen de consumir alimentos provenientes de la agricultura a unos producidos en laboratorio.
Otros retos tienen que ver con cómo empezar a producir masivamente este tipo de productos por dos motivos. Primero, los científicos que se han involucrado en la investigación de estos alimentos han logrado fórmulas que emulan las características de la carne, por ejemplo: su sabor, textura y aporte nutricional. Sin embargo, hacerlo tiene un costo mucho más alto que producir carne convencional.
El segundo motivo es que los procesos de producción experimentales, que buscan desarrollar pocas cantidades con fines de investigación, no brindan una estimación exacta sobre el impacto que podría tener la producción a niveles industriales. Mientras que una barra de mantequilla producida en laboratorio puede reducir la cantidad de emisiones contaminantes que se generan con respecto a la producción de una barra de mantequilla convencional, no se sabe con exactitud si, al producirlas por millones, ese impacto seguirá siendo más bajo.
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