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Es poco probable que alguna vez en su vida se haya preguntado cómo suenan los elementos de la tabla periódica. Los elementos se asocian principalmente a distintos colores o, incluso, a algún tipo de olor. Pero el investigador W. Walker Smith, de la Universidad de Indiana, sí se había preguntado sobre cómo sonarían los elementos.
“Vi representaciones visuales de las distintas longitudes de onda de la luz emitida por los elementos, como el escandio”, explicó en un comunicado Smith. “Eran preciosas y complejas, y pensé: ‘Vaya, yo también quiero convertirlas en música’”.
¿Cómo hacerlo? Resulta que, cuando a los elementos se calientan o electrifican, emiten una luz visible. “Esta luz se compone de múltiples longitudes de onda individuales, o colores particulares, con niveles de brillo que son únicos para cada elemento”, explicó la Sociedad Americana de Química. (También puede leer: No, las drogas y el alcohol probablemente no incrementan la creatividad)
Cuando los elementos se energizan, sus electrones pueden saltar a niveles más altos de energía. Cuando ‘caen’, liberan un fotón. La longitud de onda de este depende del tamaño de la brecha energética entre el estado más alto y el estado base del electrón. La longitud de onda que emite cada elemento se conoce como sus espectros de emisión.
Walker Smith mostró qué pasa si se convierte en sonido el espectro electromagnético de cada elemento durante la Conferencia de Primavera de la Sociedad Americana de Química celebrada el pasado fin de semana.
“Quiero crear una tabla periódica musical, interactiva y en tiempo real, que permita tanto a niños como a adultos seleccionar un elemento y ver una visualización de su espectro de luz visible y escucharlo al mismo tiempo”, explicó en un comunicado. (Le puede interesar: Urano se vio más pálido en imágenes captadas por el telescopio Hubble. ¿Por qué?)
Otro de los beneficios de esta tabla periódica musical es que las longitudes de onda de distintos elementos son a veces difíciles de distinguir visualmente. En el caso de los metales de transición, explica Smith, pueden “tener miles de colores individuales”. Convertir la luz en frecuencias sonoras podría ser otra forma de detectar las diferencias entre elementos, indica la Sociedad Americana de Química.
Como algunos elementos producen miles de frecuencias, Smith consultó a los profesores David Clemmer y Chi Wang, de los departamentos de química y música, respectivamente, de la Universidad de Indiana, para mantener lo posible de la complejidad y matices de los espectros de los elementos.
Con su ayuda, Smith creó un código informático para audio en tiempo real que convertía los datos luminosos de cada elemento en mezclas de notas. Este permitió generar estas notas en tiempo real, formando armonías y patrones. “El resultado es que los elementos más simples, como el hidrógeno y el helio, suenan vagamente como acordes musicales, pero el resto tiene una colección de sonidos más compleja”, explicó Smith. Por ejemplo, el calcio suena como campanas que repican juntas con un ritmo resultante de la forma en que las frecuencias interactúan entre sí, agregó.
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