¿Cuál es el estado de la ciencia en América Latina e Iberoamérica? El panorama es inquietante

Durante 2022, en Iberoamérica se destinaron alrededor de USD $117.000 millones a la investigación y el desarrollo (I+D). Esta cifra, aunque significa un crecimiento del 42% en la región en comparación con 2013, equivale apenas al 0.73% de su producto bruto. Así lo explica el informe “El Estado de la Ciencia 2024″, el cual fue elaborado a partir de la base de datos de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología.

Durante 2022, en Iberoamérica se destinaron alrededor de USD $117.000 millones a la investigación y el desarrollo (I+D). Esta cifra, aunque significa un crecimiento del 42% en la región en comparación con 2013, equivale apenas al 0.73% de su producto bruto. Así lo explica el informe “El Estado de la Ciencia 2024″, el cual fue elaborado a partir de la base de datos de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología.

El documento, editado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señala que el 49% de la inversión en investigación y desarrollo en Iberoamérica fue financiada por los gobiernos de los países de la región, seguidos por las empresas (42%). El sector de educación superior, por su parte, representó el 5% del total, mientras que el sector extranjero el 4% y los organismos privados sin fines de lucro el 1%.

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“Portugal es el país iberoamericano que más esfuerzo relativo realiza en I+D, invirtiendo el 1.7% de su PBI en estas actividades. España destinó el 1.44% y Brasil el 1.15%”, se lee en el informe. “Colombia registró un incremento muy fuerte de su inversión en investigación y desarrollo hasta 2015, y a partir de allí muestra una evolución fluctuante, pero con una tendencia negativa a lo largo de los diez años aquí analizados, llegando a sus niveles más bajos en 2022″.

Las organizaciones advierten que fortalecer la contribución de Iberoamérica en este ámbito es un desafío significativo. Su inversión representó apenas el 4% del dinero destinado a nivel mundial a la investigación y el desarrollo en 2022. En el caso de América Latina, la cifra fue aún más baja, el 2.5% del total global, con una inversión equivalente al 0.56% del producto bruto de la región.

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De ese modo, la influencia de Iberoamérica y América Latina ha disminuido desde 2013 frente al resto del mundo, teniendo en cuenta que los países asiáticos, en cambio, han aumentado este tipo de inversión y representan el 37.4%.

“Comparativamente, la inversión de los países de América Latina e Iberoamérica continúa siendo inferior a la inversión realizada por los países industrializados. Por ejemplo, Israel es el país con el mayor nivel de inversión al destinar 6% de su PBI a actividades de I+D. Le siguen Corea con una inversión cercana al 5%, y luego Estados Unidos, Japón, Alemania, Finlandia y Dinamarca, ubicados en torno al 3% de su PBI”.

El informe también señala que el número de patentes de ciencia y tecnología en ambas regiones ha tenido altibajos, ya que en 2021 las solicitudes por parte de países como Colombia disminuyeron considerablemente.

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Sin embargo, en 2022 hubo una ligera recuperación, en América Latina se solicitaron 1395 patentes a través del Tratado de Cooperación en Patentes, y en Iberoamérica 3024. No obstante, el 83% de las solicitudes en las oficinas de propiedad intelectual no se realizaron por residentes, sino por empresas extranjeras en países como México, Chile y Argentina.

Pero, a pesar de estas limitaciones, la ONU rescata que la calidad de la producción científica ha mejorado. Los investigadores latinoamericanos publicaron, en 2022, más de 198.000 artículos en la base de datos Scopus, lo que supone un crecimiento del 64% respecto a 2013. Más de la mitad de esas investigaciones fueron colaboraciones internacionales, principalmente en torno a las ciencias físicas. Además, el informe resalta el aumento de las publicaciones de Colombia y Chile, pues las duplicaron.

De igual manera, el número de científicos en Iberoamérica ha incrementado significativamente. Mientras que en 2013 había 442.835 investigadores en la región, para 2022 el número subió a 642.383. La mayoría de ellos, el 46%, trabaja en el sector de educación superior, el 33% se dedica al sector empresarial y el 19% las instituciones públicas de investigación y desarrollo.

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“Brasil y España concentran la mayor cantidad de investigadores. En el caso de Brasil, el país contó con 173.830 en 2017, superando a los 154.147 de España en 2022 y logrando más del triple que el país latinoamericano que le sigue: Argentina, con 58.803 investigadores. A continuación, aparece México con 35.045; con una escala menor siguen Chile, Venezuela, Colombia, Uruguay y Costa Rica”, subraya el reporte.

¿Cuál ha sido la participación de las mujeres en este ámbito? El informe se refiere a unas notables brechas de género. En 2021, las investigadoras fueron menos de la mitad del total en la mayoría de los países de Iberoamérica. Por un lado, en Chile, México y Perú las mujeres representaron a tan solo un tercio de las personas que se dedican a la ciencia y la tecnología, mientras que en Argentina, Paraguay, Trinidad y Tobago y Uruguay, superaron el 50%.

Finalmente, el informe presenta un dossier sobre bioeconomía, con el fin de explorar esta área para el desarrollo de los países iberoamericanos, teniendo en cuenta “el aporte que los sistemas de ciencia y tecnología de la región pueden hacer, los desafíos que enfrentan y las capacidades con que cuentan”. Encuentre aquí el reporte completo.

En términos generales, la ONU, por medio de “El Estado de la Ciencia 2024″, recalca la importancia de aumentar la inversión en investigación y desarrollo en Iberoamérica. “A pesar de los avances en recursos humanos y producción científica, la región enfrenta desafíos significativos en términos de inversión y patentamiento”, asegura la organización. “La colaboración internacional y la implementación de políticas efectivas serán cruciales para superar estos obstáculos y fomentar un crecimiento sostenible en el ámbito científico y tecnológico”.

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