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Con más de 90 muertos y decenas de desaparecidos, España afronta las consecuencias devastadoras de DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), coloquialmente conocida como “gota fría”, un fenómeno meteorológico ocasional entre junio y octubre en el mar Mediterráneo. Básicamente, la DANA es una depresión, es decir, una zona donde la presión atmosférica es más baja que la del aire que la rodea, formada por aire frío. Aunque no es la primera vez que el fenómeno sucede, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha calificado esta DANA como la peor en lo que va del siglo en ese país.
En medio de esto, entonces, surge una pregunta clave: ¿tiene algo que ver el desastre actual con el cambio climático? Es pronto para decirlo con certeza, pues los científicos deben recolectar más datos, pero lo que sí es claro es que ya en el pasado se ha advertido con seguridad que los daños climáticos severos aumentarán y se intensificarán a medida que la temperatura de la Tierra continúa subiendo.
Algunos cambios (como las sequías, los incendios forestales y las lluvias extremas) están sucediendo más rápido de lo que los científicos habían calculado anteriormente. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el organismo de las Naciones Unidas creado para evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático, advierte que los humanos modernos nunca antes habían visto los cambios que se están observando actualmente en el clima global. Algunos de estos cambios, además, son irreversibles en los próximos cientos o incluso miles de años.
Las temperaturas globales seguirán aumentando durante muchas décadas. Si los países no hacen nada de manera urgente, ese aumento se vivirá incluso durante este siglo y más allá. Debido a eso, los científicos prevén que la intensidad de las tormentas asociadas a los huracanes y las tasas de precipitaciones aumentarán. Las sequías en el suroeste y las olas de calor (períodos de clima anormalmente cálido que duran días o semanas) se volverán más intensas, y las olas de frío, menos intensas y menos frecuentes.
El cambio climático está teniendo un efecto desigual en las precipitaciones. Mientras en algunos lugares se registran más precipitaciones e inundaciones, en otros se producen sequías. “En términos generales, lo que sabemos es que, en un contexto de cambio climático, este tipo de eventos de lluvias intensas y excepcionales, raras, van a ser cada vez más frecuentes y más intensos y, por tanto, destructivos. En términos generales, este tipo de fenómenos, que antes se producían con muchas décadas de diferencia, ahora son cada vez más frecuentes y su capacidad destructiva es mayor”, le dijo a SMC España, Ernesto Rodríguez Camino, Meteorólogo Superior del Estado y miembro de la Sociedad Española de Meteorología.
“No podemos decir nada sobre la marcha, excepto que en un contexto de cambio climático, este tipo de eventos serán más frecuentes y más intensos”, concluyó Rodríguez.
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