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Aunque los lobos de Alaska comen casi cualquier cosa que se mueva, su alimento principal suelen ser los ciervos. Pero cuando los lobos de una isla de Alaska acabaron con casi todos los ciervos que les rodeaban, recurrieron a un sustituto sorprendente: las nutrias marinas.
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Esa es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista PNAS, que registra un raro caso de persistencia de una población de lobos sin grandes presas terrestres como alces o ciervos. De acuerdo con los autores, la investigación pone de relieve la imprevisibilidad de los esfuerzos de restauración de especies en las redes alimentarias locales, ya que los conservacionistas han trabajado para proteger y reintroducir lobos y nutrias marinas en la costa esculpida por glaciares del sureste de Alaska.
Para averiguarlo, los investigadores recogieron casi 700 muestras de excrementos y pelo de lobo entre 2015 y 2020. También colocaron collares GPS a 13 lobos de la isla y del continente para seguir sus movimientos y determinar dónde se alimentaban.
En los excrementos de los lobos, los investigadores encontraron ADN de casi 40 especies diferentes, entre ellas búhos, puercoespines, fletanes y cachalotes. Sin embargo, las presas más comunes eran ciervos de cola negra e, inesperadamente, nutrias marinas.
“Siempre hemos pensado que los lobos están ligados en gran medida a los ungulados [mamíferos con pezuñas]”, afirma Layne Adams, biólogo de fauna salvaje del Servicio Geológico de EE.UU. “Es bastante fenomenal que un depredador viva básicamente de otro depredador en un sistema diferente”.
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Durante mucho tiempo se ha considerado que las pequeñas poblaciones de lobos estaban condenadas al fracaso si no contaban con grandes herbívoros para alimentarse. Por ejemplo, en 1960, una manada de lobos grises (Canis lupus) se estableció en Coronation Island, una pequeña isla de la costa de Alaska, al sur del Parque Nacional de la Bahía de los Glaciares. Los lobos diezmaron rápidamente la población de ciervos de cola negra de la isla. Pasaron a las focas antes de recurrir al canibalismo. Al cabo de 8 años, sólo quedaba un lobo en la isla, condenando a su manada.
El cambio de la carne de venado por la de nutria obligó a estos astutos cánidos a desarrollar una estrategia de caza diferente. A pesar de su aspecto adorable, las nutrias marinas son criaturas formidables en el agua, con poderosas patas y dientes trituradores. Sin embargo, cuando los animales llegan a las costas rocosas de la isla para descansar, se convierten en presa fácil para los lobos.
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Según Gretchen Roffler, bióloga del Departamento de Caza y Pesca de Alaska y autora principal del estudio, los lobos arrastran a las nutrias marinas por encima de la línea de pleamar para consumirlas. Mientras rastreaba los collares GPS de los lobos, Roffler encontró varios cadáveres espeluznantes de nutrias con cráneos aplastados y espinas destrozadas.