De la extinción de los burros a una empresa de alta tecnología

El Zootecnista y doctor en Biotecnología Andrés Parejas ideó una técnica para la inseminación artificial, proceso que podría salvar de la extinción a los burros. El resultado no solo fue exitoso en términos de ciencia sino en desarrollo económico para el país.

Alejandro Olaya Dávila*
27 de junio de 2017 - 02:00 a. m.
Se estima que existen 50 millones de burros en el mundo.  / Pixabay.
Se estima que existen 50 millones de burros en el mundo. / Pixabay.
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Todo comenzó en el año 2011 cuando Andrés Parejas fue seleccionado para ser beneficiario del programa de becas doctorales Colciencias, gracias ello Andrés logró culminar con éxito su formación como doctor en Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia. Como todos los estudiantes de doctorado, Andrés debía hallar un problema de investigación que le permitiera aportar algo que hasta el momento fuera desconocido para la ciencia, un nuevo conocimiento en su campo de estudio y así obtener su tan anhelado título de Doctor (Ph.D.). Es así como este Zootecnista se preguntó ¿cómo la Biotecnología podría ayudar a afrontar el problema mundial de la extinción de los burros?. (Lea: China sugiere pena de muerte a investigadores científicos que cometan fraude) 

Así es, los burros (Equus africanus asinus) están en extinción. Según la encuesta nacional agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural del año 2013, de 1,5 millones de equinos censados, 150 mil eran asnos y 63 mil mulas. La FAO estima que su población a nivel mundial no supera los 50 millones de individuos y que el 95% de estos animales son empleados como fuerza de trabajo en labores agrícolas. En nuestro país han jugado un papel importante en el desarrollo rural aunque las nuevas técnicas de mecanización agrícola más eficientes los han relegado. No obstante, esta especie aún tienen valor productivo y en términos de biodiversidad su valor es aún mayor. El problema radica en que su reproducción depende casi en su totalidad de la monta natural y no de las técnicas modernas de inseminación artificial.

Andrés concentró sus esfuerzos de investigación doctoral en desarrollar una técnica que le permitiera congelar a casi -200 °C el semen de los burros sin causar daño a su material genético para que este pudiese luego ser utilizado en técnicas de inseminación artificial. Para lograrlo Andrés debía descubrir cómo respondía el semen de burro a la congelación, si el congelamiento dañaba su material genético, si las células en el semen se morían o no tras la congelación. Para responder a estas preguntas de investigación, Andrés tuvo que estandarizar múltiples pruebas toxicológicas y durante años hacer miles de ensayos, hasta que por fin le llego su momento ¡Eureka!. Tras establecer nuevos y confiables modelos in vitro que permitían evaluar múltiples variables, Andrés obtuvo su título de doctor. Lo que Andrés no imaginaba es que tan solo unos años más tarde esta tesis doctoral se convertiría también en una fuente de ingresos personal y de desarrollo económico para el país.Crédito: Colciencias

Andrés Parejas. Crédito: Colciencias

 
Hace ya varios años que en Colciencias y entre la comunidad científica del país rondaba la preocupación de cómo lograr que resultados de investigación como los de Andrés y los de más de 4.000 becarios de doctorado apoyados en los últimos años por la entidad, puedan trasformar el tejido empresarial colombiano y generar nuevas empresas basadas en conocimiento científico (Spin Off) que sean altamente competitivas en escenarios internacionales. Es así como en el año 2012, la entidad desarrollo un estudio para entender las barreras normativas que impedían a las universidades públicas y sus investigadores crear empresas con sus resultados de investigación (Spin Off) y percibir beneficios económicos de las utilidades generadas por estas empresas. Este estudio y sus posteriores discusiones con distintas entidades del SNCTI sentaron las bases para que con el apoyo del Congreso de la República y bajo la autoría del representante Iván Darío Agudelo Zapata se aprobara el pasado 31 de mayo la ley de Spin Off.

Ya en el año 2015 Colciencias había tomado la decisión de crear el programa “SpinOff Colombia” con la meta de crear 25 SpinOff al 2018, una cifra que parece pequeña pero que, para el tamaño de los desafíos normativos, voluntades institucionales, cultura emprendedora entre los científicos y financiación requerida, es bastante desafiante. El programa operado en alianza con RutaN Medellín y Tecnova, ha logrado unir a 82 Instituciones del SNCTI, entrenar a 400 investigadores, 300 profesionales de las OTRIs (oficinas de trasferencia de resultados de investigación), acompañar 69 proyectos de potenciales SpinOff y luego de un apoyo económico y metodológico, lograr la creación de las primeras 8 Spin Offs universitarias en distintos sectores de la economía. La empresa de Andrés es uno de estos 8 casos.

Después de su graduación, Andrés siguió buscando aplicaciones al resultado de su investigación, esta vez desde su posición de docente e investigador en la Universidad CES de Medellín. Se sorprendió positivamente cuando distintos empresarios vieron en su tecnología un método alternativo a la experimentación animal para evaluar el nivel de seguridad y riesgos en la salud pública y ambiental de diferentes productos. Su primer gran cliente fue una empresa minera de carbón que empleó su tecnología de evaluaciones toxicológicas de forma exitosa para medir los niveles de material particulado, fuentes hídricas y la biodiversidad cercana a sus puntos de explotación.

El potencial económico de su tecnología y la confianza de su universidad, lo llevaron a participar del programa de Spin Off Colombia de Colciencias y así asociarse para crear UTI (unidad de Toxicidad In vitro), cuyo fin comercial es realizar la evaluación toxicológica in vitro de productos terminados, materias primas y contaminantes ambientales. Su portafolio de clientes crece día a día, empresas como MasterDent que desarrolla resinas dentales a partir de biomateriales está empleando sus pruebas toxicológicas para elaborar el dosier de seguridad de sus productos, la fundación Intal, líder nacional en el desarrollo tecnológico de aditivos alimentarios, saborizantes, colorantes, entre otros, ha empleado sus servicios en pruebas para garantizar la seguridad cuando consumimos estos productos.

El caso de Andrés es solo uno de los miles de resultados de investigación de científicos nacionales que han centrado su objeto de estudio en problemas reales y que, con una buena dosis de talante emprendedor, el apoyo institucional adecuado, un marco de políticas públicas y programas bien financiados, están listos para revolucionar la industria nacional con base en el conocimiento, la generación de empleos de alto nivel  y empresas competitivas a nivel global.

* Ph.D. Subdirector General de Colciencias

Por Alejandro Olaya Dávila*

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