Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Entre 2018 y 2020, como parte de la Iniciativa Memoria del Hielo (Ice Memory initiative), investigadores del Instituto Paul Scherrer (PSI), la Unversidad de Friburgo y la Universidad de Venecia Ca’ Foscari extrajeron una serie de muestras de hielo de las profundidades del glaciar de la Corbassière en Grand Combin, en el cantón de Valais, en Suiza. Su objetivo era obtener información fiable sobre el clima y la contaminación atmosférica en el pasado.
No obstante, la comparación de ambas muestras, publicadas en la revista Nature Geoscience, muestra que el calentamiento global ha vuelto, al menos en el caso de este glaciar, inutilizable las muestras recopiladas por los investigadores. Esto se debería a que el deshielo del glaciar alpino, al avanzar más rápido de lo que se suponía, habría afectado la calidad de las muestras.
🌑Puede interesarle: Japón logró el aterrizaje más preciso en la Luna, pero la nave alunizó al revés.
En este punto es importante señalar que los glaciares, por sus características, tiene un valor importante en la investigación climática, pues su hielo conserva las condiciones climáticas y la composición atmosférica de años pasados. De forma similar a los anillos de los árboles o los sedimentos oceánicos, las muestras de los glaciares pueden servir como una especie de archivo de la evolución del clima.
Pero, ¿cómo funciona esto? Para analizar estas muestras, los investigadores buscan patrones, en particular buscan lo que se denomina como oligoelementos particulados en el hielo, sedimentos como amonio, el nitrato y el sulfato que proceden del aire y se depositan en el glaciar por las nevadas, y que varían de acuerdo con las estaciones.
En este caso, mientras los núcleos de hielo, extraídos en 2018 desde profundidades de hasta 14 metros y que contendrían contiene depósitos que datan de 2011, muestra estas fluctuaciones normales, los núcleos de 2020, de una profundidad de hasta 18 metros, muestran fluctuaciones solo en las tres o cuatro capas anuales superiores. Además, a mayor profundidad (es decir, más atrás en el tiempo), la curva que indica la concentración de sustancias traza es notablemente más plana, y la cantidad total es menor, según indican los investigadores en el estudio. Al parecer, el deshielo del glaciar fue tan intenso que una cantidad importante de agua procedente de la superficie penetró en el glaciar y arrastró hacia las profundidades las sustancias que contenía en su interior.
“Aparentemente, el agua allí no se congeló de nuevo, concentrando las sustancias traza, sino que se escurrió y literalmente las arrastró”, contó Margit Schwikowski, la química medioambiental que lidera la investigación, a Phys.org.
Para determinar la tendencia climática que habría llevado a este deshielo, los científicos examinaron datos meteorológicos de 2018 a 2020. Al no haber ninguna estación meteorológica en la cima del Grand Combin, cruzaron los datos de las estaciones de los alrededores y los extrapolaron para la zona de estudio en la montaña. Sus resultados indican que no se registraron registros atípicos extremos.
Nota recomendada: Los motivos por los cuales se ha dificultado el regreso a la Luna.
“De esto concluimos que no hubo un desencadenante singular de este fuerte deshielo, sino que fue el resultado de muchos años cálidos en el pasado reciente”, afirmó Schwikowski a Phys.org. “Parece que se ha cruzado un umbral que ahora ha provocado un efecto comparativamente fuerte”.
De acuerdo con los investigadores, este suceso revela que las dinámicas de los glaciares estarían cambiando de manera acelerada. Este hallazgo es preocupante para la Fundación Memoria del Hielo, la cual lidera la iniciativa con el mismo nombre, y tiene obtener hielos “testigo” de 20 glaciares amenazados de todo el mundo en 20 años y reunirlos en un archivo climático mundial. Ahora el proyecto se encuentra en una carrera contra el tiempo.
👩🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬