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Una de las imágenes más icónicas de la crisis climática es la de una osa polar famélica y desnutrida fotografiada en el archipiélago Svalbard, que dio la vuelta al mundo en 2015. Si tenemos en cuenta que estos animales dependen del hielo marino ártico, que está desapareciendo de forma acelerada por el calentamiento global, la preocupación está más que justificada.
En Groenlandia existe un equipo de científicos que lleva años, por encargo del gobierno de la isla, documentando una subpoblación de osos polares, hasta ahora desconocida, que vive en el sureste del archipiélago y que solo tienen acceso al hielo marino durante cuatro meses, entre febrero y finales de mayo.
Lo sorprendente de estos animales es que sobreviven con un acceso limitado a este tipo de hielo y cazan en el agua dulce que se vierte en el océano desde los glaciares de Groenlandia. Son la población de osos polares más aislada genéticamente de todo el planeta.
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Como paso previo al trabajo de campo, los investigadores pasaron dos años recopilando información de cazadores que participaron en todas las etapas del estudio, aportando su experiencia y proporcionando muestras para el análisis genético.
“Para evaluar la situación de los osos polares en este territorio, comenzamos pidiendo a los cazadores que nos mandasen un diente y la punta de la lengua de cada oso cazado. El diente para calcular la edad y la lengua para análisis genéticos. Esas muestras las recibimos desde 2011 y son parte de los datos analizados en el estudio publicado en Science”, apunta a la Agencia SINC Fernando Ugarte, biólogo méxicano del Greenland Institute of Natural Resources, que se trasladó a vivir a Groenlandia en 2005.
El estudio forma parte de un proyecto más amplio para asesorar al gobierno del país sobre la conservación y aprovechamiento sostenible de los osos polares en el este de la isla. “Esto es importante porque hay gente que depende de la cacería de esos osos para su subsistencia, y porque los osos están además afectados por contaminantes que vienen de países industrializados y por el calentamiento global”, argumenta el científico.
La población no es nueva pues los cazadores groenlandeses sabían bien que existían. Lo nuevo es que ahora los científicos son conscientes de que hay dos poblaciones separadas en el este de Groenlandia, no una como creían antes. Es decir, hay seis poblaciones en el país, no cinco, y 20 en mundo, en vez de 19.
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“Sabíamos que había algunos osos en la zona por los registros históricos y el conocimiento indígena. Solo que no conocíamos lo especiales que eran”, apunta la autora principal Kristin Laidre, investigadora polar del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad de Washington (EE UU).
El hielo marino proporciona la plataforma que la mayoría de los aproximadamente 26.000 osos polares del Ártico utilizan para cazar focas. Sin embargo, estos osos del sureste de Groenlandia han adaptado su supervivencia a una estrategia diferente: cazan focas entre trozos de hielo de agua dulce que se desprenden de la capa de hielo de Groenlandia.
Un seguimiento de varios años en condiciones extremas
El segundo paso de la evaluación fue un estudio del conocimiento local, que hicieron a finales de 2014 y comienzos del 2015. Contactaron a los cazadores que habían reportado más osos en los cinco años entre 2009 y 2013, y les hicieron varias preguntas sobre el clima, los animales y la cacería.
“Ese estudio fue fundamental para confirmar que, en efecto, ha habido muchos cambios y para planear las fases siguientes de la evaluación. Los resultados de las entrevistas los publicamos en 2018″, explica el investigador.
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La penúltima fase consistió en sedar osos polares para tomar muestras biológicas, marcarlos con tatuajes y equiparlos con collares radiotransmisores. Eso les llevó seis temporadas de trabajo de campo, entre 2015 y 2022 —sin contar 2019 y 2020 que no pudieron salir al campo por la covid-19—. Esta remota región había sido poco estudiada debido a su clima impredecible, sus montañas escarpadas y sus fuertes nevadas. Parte de los resultados recabados fueron analizados en el estudio.
“La última parte de la investigación la haremos el próximo año. Consistirá en usar todos los datos de los collares y la información de los cazadores para hacer un censo aéreo y saber cuántos osos polares hay”, añade Ugarte.
Más diferentes genéticamente que ningún otro
Otra de las conclusiones de la investigación es que la diferencia genética entre este grupo de osos y su vecino genético más cercano es mayor que la observada en cualquiera de las 19 poblaciones de osos polares conocidas anteriormente.
“Aislamos varios tipos diferentes de datos genéticos de algunos osos y los comparamos con otras subpoblaciones de todo el mundo. Al hacerlo, descubrimos que son más diferentes de sus poblaciones más cercanas geográficamente, que cualquier otro par de poblaciones entre sí. Se trataba de un aislamiento genético realmente sorprendente, que sugería una separación a largo plazo”, dice a SINC Beth Shapiro, bióloga molecular de la Universidad de California y directora de genómica evolutiva en el Instituto de Genómica de dicha institución.
La escasa diversidad genética de la población es también lo que indica que han sido una población pequeña durante todo el tiempo que han estado aislados. Los osos polares en general no tienen mucha diversidad genética, pero tiende a aumentar junto con el tamaño de la población.
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“Podemos utilizar la cantidad de diversidad que observamos en esta población y cómo se reparte entre los individuos y entre las poblaciones para reconstruir su historia. En este caso, vimos que la población estaba aislada y era distinta a la de otros osos, y además había sido pequeña durante varios cientos de años como mínimo”, recalca Shapiro.
En futuros estudios, esperan poder relacionar las diferencias genéticas fijas de este grupo, que lo distinguen de otros, con las adaptaciones funcionales a su entorno único.
“A mi modo de ver, esta es la parte más importante del trabajo. Hay una población de osos polares no descrita anteriormente, que no se mezcla con otras poblaciones y que es genéticamente distinta, tiene una conducta diferente y algunos parámetros biológicos también distintos”, enfatiza Ugarte.
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Lo que todavía desconocen es si las diferencias con otras poblaciones son a causa de los genes o de patrones culturales aprendidos. “Habrá que hacer más estudios, pero sospecho que lo que los osos polares aprenden de sus madres y de su propia experiencia tiene un papel muy importante en cómo se adaptan a diferentes circunstancias”, continúa.
Los investigadores creen que parte de la razón por la que la población está tan aislada es que están rodeados: por los afilados picos montañosos y la enorme capa de hielo de Groenlandia al oeste, por las aguas abiertas del estrecho de Dinamarca al este y por la rápida corriente costera de Groenlandia oriental, que supone un peligro en alta mar.
Osos que viven entre icebergs y hielo de agua dulce
El ecosistema dónde viven son fiordos donde el mar se congela solamente unos cuatro meses anualmente, pero hay hielo el resto del año por los icebergs y pedazos de hielo que salen de glaciares al fondo de los fiordos, conectados a la capa de hielo de Groenlandia.
“Las capturas que hicimos para poner collares de transmisores fueron en abril, mientras los fiordos estaban congelados, así que los osos cazaban de la forma habitual buscando focas en las madrigueras donde tienes a sus crías o en los agujeros que hacen en el hielo para respirar. Me gustaría saber cómo hacen para cazar en el verano. Imagino que aprovechan los pedazos de hielo donde salen a descansar”, revela Ugarte.
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Pero una de las cosas que peculiares que vieron es que estos osos viajan entre fiordos tomando atajos sobre las montañas y deslizándose en una especie de tobogán por las bajadas. “Desde el helicóptero podíamos seguir las huellas de sus patas, y después las largas marcas que dejaban al deslizarse acostados sobre la nieve”, describe.
Muy pocos lugares tienen estas condiciones
El seguimiento por satélite de las hembras adultas muestra que, a diferencia de la mayoría de los demás osos polares que viajan lejos sobre el hielo marino para cazar, los osos del sudeste de Groenlandia son caseros.
Además, la mitad de los 27 osos rastreados flotaron accidentalmente una media de 190 kilómetros hacia el sur en pequeños témpanos de hielo, atrapados en la corriente costera del este de Groenlandia, pero luego saltaron y volvieron a caminar hacia el norte por tierra hasta su fiordo de origen.
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Aunque este trabajo supone una visión esperanzadora para los osos polares que podrían vivir más tiempo del esperado anteriormente en lugares con hielo glacial, desafortunadamente estas zonas son escasas, comparadas con todo su hábitat actual. “Me vienen a la mente Groenlandia, Svalbard y partes del Ártico canadiense”, añade el científico.
Por tanto, la extrapolación de estos hallazgos no es posible porque el hielo glaciar que garantiza la supervivencia de los osos del sudeste de Groenlandia no está disponible en la mayor parte del Ártico. Sin embargo, es una buena noticia para estas poblaciones de osos que han sido capaces de adaptarse. En cierto sentido, proporcionan una visión de cómo pueden comportarse los osos del país en futuros escenarios climáticos.
Será el gobierno de Groenlandia quién decidirá cualquier medida de protección y gestión de estos grupos. Del mismo modo, será la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que ayuda a supervisar las especies protegidas, la que determine si los osos del sudeste son reconocidos internacionalmente como una población separada, la vigésima del mundo.