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Descubren una nueva y sorprendente babosa marina que brilla en la oscuridad

La historia del “molusco misterioso” se remonta al año 2000, cuando los investigadores lo observaron por primera vez, durante una inmersión con un vehículo operado a distancia a 2.614 metros de profundidad.

12 de noviembre de 2024 - 10:30 p. m.
Bathydevius caudactylus, a partir de una captura de fotograma de un vídeo. /Mbari
Bathydevius caudactylus, a partir de una captura de fotograma de un vídeo. /Mbari
Foto: Mbari
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Los investigadores del MBARI (Monterey Bay Aquarium Research Institute) han descubierto una nueva criatura marina que vive en las profundidades del océano. Conocida como Bathydevius caudactylus, es una babosa que nada a través de la zona de medianoche del océano, con una gran capucha gelatinosa y una cola en forma de remo, y se ilumina con una brillante bioluminiscencia. El equipo de investigadores lo llama el “molusco misterioso” y lo describe en un artículo de la revista Deep-Sea Research Part I.

“Gracias a la avanzada tecnología submarina del MBARI, pudimos preparar la descripción más completa de un animal de aguas profundas jamás realizada. Hemos invertido más de 20 años en comprender la historia natural de esta fascinante especie de nudibranquio. Nuestro descubrimiento es una nueva pieza del rompecabezas que puede ayudar a comprender mejor el hábitat más grande de la Tierra”, dijo, citado por MBARI, el científico principal, Bruce Robison. “Las aguas intermedias profundas del océano comprenden el espacio habitable más grande de la Tierra y, a medida que las exploramos con tecnologías avanzadas, seguimos encontrando formas de vida nuevas e inesperadas”, se lee en la investigación.

La historia del “molusco misterioso” se remonta al año 2000, cuando los investigadores lo observaron por primera vez, durante una inmersión con un vehículo operado a distancia a 2.614 metros de profundidad.

Bathydevius caudactylus es entonces un tipo de nudibranquio (un molusco marino) gelatinoso y mayormente transparente. Tiene tres partes principales: la cabeza (sostiene una capucha en forma de campana), el cuerpo y la cola, que tiene una forma especial con apéndices en su extremo, parecidos a dedos. En su parte dorsal, tiene dos rinóforos (órganos sensoriales) y una cresta de branquias. En la parte inferior, el cuerpo termina en un pie corto y cilíndrico. Se pueden ver a través de su cuerpo transparente sus órganos internos, como el estómago rojo y una glándula digestiva que es de color naranja o marrón.

Estos animales miden entre 56 mm y 145 mm de largo. Los ejemplares más grandes tienen ciertas medidas que se repiten en los adultos, como el diámetro de la capucha y el ancho de la cola.

En los individuos más jóvenes, el cuerpo es más corto y menos definido, con una clara diferencia entre las tres partes (cabeza, cuerpo y cola) solo en los adultos. La densidad de Bathydevius caudactylus es casi igual a la del agua de mar, por lo que no se hunde ni sube cuando no nada. Para moverse, realiza movimientos ondulatorios con todo su cuerpo, desde la cabeza hasta la cola, lo que le permite avanzar en línea recta. Si cierra rápidamente su capuchón (parte de su cabeza) y mueve su cola hacia abajo, puede frenar y retroceder. La mayoría de sus movimientos, excepto el cierre del capuchón, son lentos.

Al analizar los estómagos de 14 ejemplares, se encontró que todos habían comido crustáceos. A veces se trataba de trozos de quitina o partes de patas y antenas. En algunos casos, se encontraron camarones casi digeridos. También, todos los especímenes tenían un líquido rojo pegajoso en el estómago.

En dos ocasiones, se observó que Bathydevius caudactylus brillaba en la oscuridad. La luz era azul y provenía de pequeños puntos brillantes en su capuchón y en los dáctilos de la cola. En el laboratorio, al tocar suavemente el capuchón, el animal comenzaba a brillar en esos puntos. Si se estimulaba más intensamente, todo el capuchón y los dáctilos empezaban a brillar. Sin embargo, el resto de su cuerpo no producía luz.

“Cuando lo filmamos por primera vez brillando con el ROV, todos en la sala de control emitimos un fuerte ‘¡Oooooh!’ al mismo tiempo. Todos quedamos encantados con la vista”, dijo el científico sénior del MBARI, Steven Haddock. “Solo recientemente las cámaras se han vuelto capaces de filmar la bioluminiscencia en alta resolución y a todo color”. Además, al igual que otros nudibranquios, es hermafrodita.

“Lo que me resulta emocionante del misterioso molusco es que ejemplifica lo mucho que estamos aprendiendo a medida que pasamos más tiempo en las profundidades marinas, en particular por debajo de los 2.000 metros. El hecho de que haya un animal relativamente grande, único y brillante que pertenece a una familia previamente desconocida realmente subraya la importancia de utilizar nuevas tecnologías para catalogar este vasto entorno. Cuanto más aprendamos sobre las comunidades de las profundidades marinas, mejor seremos en la toma de decisiones y la gestión de los océanos”, afirmó Haddock.

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