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La Segunda Guerra Mundial dejó muchas personas desaparecidas. En el caso de Estados Unidos, las autoridades estiman que son unos 72 mil ciudadanos, de los cuales, creen, pueden recuperar los restos de unos 39 mil. Aunque se trata de una tarea difícil, un equipo de investigadores acaba de identificar los restos de uno de los pilotos que desapareció hace 80 años.
El grupo, encabezado por profesores de la Universidad de Cranfield (Reino Unido), logró identificar a Gilbert Haldeen Myers, que, probablemente, había muerto en Sicilia, Italia. Hacía parte del grupo de bombardeo y había nacido en Pittsburgh, Pensilvania.
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Pero en julio de 1943 no se volvieron a tener noticias de Myers. Al parecer, su avión fue alcanzado por fuego antiaéreo y se estrelló, según contaron algunos testigos, a una milla del aeródromo de Sciacca en Sicilia.
Hasta allí llegaron los investigadores, 80 años después, para saber si era posible encontrar alguna pista sobre Myers. El grupo estaba compuesto por unos 20 expertos forenses del equipo de Recuperación e Identificación de Víctimas de Conflictos (CRICC, por su sigla en inglés) de la U. de Cranfield. También había integrantes de la Agencia de Contabilidad de Prisioneros de Guerra/Desaparecidos en Acción (DPAA) de la Defensa de EE. UU.
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Como explican en un comunicado, excavaron con mucha minucia toneladas y toneladas de suelo para hallar algún rastro. “Este despliegue fue el más largo hasta ahora. Examinamos meticulosamente cada pieza que pudiera ser hueso u otra evidencia. En entornos desafiantes como el sitio de excavación en Sicilia, nuestro equipo utilizó cribas húmedas, un proceso en el que el material excavado pasa a través de agua para separar y analizar restos humanos y artefactos”, aseguró David Errickson, profesor titular de Arqueología y Antropología del Instituto Forense de la U. de Cranfield.
“En áreas donde se ha arado o se ha alterado el terreno, los descubrimientos a menudo se limitan a fragmentos minúsculos. Sin embargo, una pequeña pieza de evidencia puede ser crucial para identificar a un individuo”, dijo, por su parte, el profesor Nicholas Márquez-Grant, antropólogo forense que participó en el hallazgo.
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Luego de encontrar restos humanos, los enviaron al Laboratorio de la DPAA el 10 de agosto de este año. Tras examinar sus bases de datos, detectaron que, efectivamente, se trataba de los restos de Myers. Además, había pedazos de su avión.
A los ojos de Errickson este hallazgo no es solo excepcional, sino que facilita un entierro adecuado y completo con honores militares, además de suponer un cierre para sus familiares.
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