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Después de cuatro meses, la NASA recibe un mensaje claro de la nave Voyager 1

La nave espacial más alejada de la Tierra empezó a presentar problemas en el sistema de comunicación el 14 de noviembre de 2023. Pero, ahora, los ingenieros encargados de la misión recibieron un mensaje que podría ayudar a buscar una solución.

18 de marzo de 2024 - 09:16 p. m.
Ilustración artística de una de las naves espaciales Voyager. Crédito: Caltech/NASA-JPL
Ilustración artística de una de las naves espaciales Voyager. Crédito: Caltech/NASA-JPL
Foto: Caltech/NASA-JPL
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Desde noviembre del año pasado, la nave espacial Voyager 1 de la NASA, la más alejada de la Tierra, a unos 24.000 millones de kilómetros de distancia, ha presentado problemas en la comunicación. Según la agencia, esta ha estado enviando una señal de radio constante a nuestro planeta, pero la señal no contiene datos utilizables.

La nave espacial puede recibir y ejecutar comandos transmitidos desde el equipo de la misión, que fue lanzada en 1977, pero hay un problema en la unidad de telecomunicaciones que no permite que se transfieran datos científicos o de ingeniería de la Voyager 1 a la Tierra. (Lea: Rocas de hace 3.300 millones de años serían la evidencia más antigua de terremotos)

“La fuente del problema parece estar en una de las tres computadoras a bordo, el subsistema de datos de vuelo (FDS), que es responsable de empaquetar los datos de ciencia e ingeniería antes de que la unidad de modulación de telemetría los envíe a la Tierra”, explicó la NASA.

Un ingeniero de la Red de Espacio Profundo de la agencia, que opera las antenas de radio que se comunican tanto con las Voyager como con otras naves espaciales que viajan a la Luna y más allá, pudo decodificar la nueva señal y descubrió que contiene una lectura de toda la memoria del FDS.

La memoria FDS incluye su código o instrucciones sobre qué hacer, así como variables o valores utilizados en el código que pueden cambiar según los comandos o el estado de la nave espacial. También contiene datos científicos o de ingeniería para el enlace descendente. El equipo comparará esta lectura con la que apareció antes de que surgiera el problema y buscará las diferencias en el código y las variables para encontrar el origen del problema actual. (Lea: El revelador libro del último discípulo de Stephen Hawking)

Este resultado fue gracias a un comando enviado a la nave, el 1 de marzo, que los ingenieros llaman “empujón”. Este está destinado a indicar suavemente al FDS que pruebe diferentes secuencias en su paquete de software en caso de que el problema pueda resolverse yendo alrededor de una sección corrupta.

Debido a la distancia a la que está la Voyager 1, una señal de radio tarda 22,5 horas en llegar a la nave espacial y otras 22,5 horas para que la respuesta de la sonda llegue a las antenas en tierra. En ese sentido, equipo recibió los resultados del comando el 3 de marzo. El 7 de marzo, los ingenieros comenzaron a trabajar para decodificar los datos y el 10 de marzo determinaron que contiene una lectura de memoria. Ahora, el equipo está analizando la lectura, para buscar una posible solución, aunque intentar ponerla en práctica llevará tiempo.

La Voyager 1 y su gemela Voyager 2, lanzada también en 1977, son las únicas naves espaciales que jamás han operado fuera de la heliosfera, la burbuja protectora de partículas y campos magnéticos generados por el Sol. La Voyager 1 alcanzó el límite interestelar en 2012, mientras que la Voyager 2 (que viaja más lentamente y en una dirección diferente que su gemela) lo alcanzó en 2018.

Estas sondas gemelas se han convertido, en cierto modo, en cápsulas del tiempo de su era: cada una lleva un reproductor de cintas de ocho pistas para grabar datos, tienen unas 3 millones de veces menos memoria que los teléfonos móviles modernos y transmiten datos unas 38.000 veces más lento que una conexión a internet 5G.

Sin embargo, las Voyagers se mantienen a la vanguardia de la exploración espacial. Estas son administradas y operadas por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA, en el sur de California, y son las únicas sondas que han explorado el espacio interestelar, el océano galáctico por el que viajan nuestro Sol y sus planetas.

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