Diana Trujillo: perseverar para encontrar vida en Marte | Personajes del año 2021
Diana Trujillo, ingeniera aeroespacial, llegó a Estados Unidos sin saber inglés y con US$300 para cumplir su sueño de trabajar en la NASA. Hoy es la jefa de ingeniería del brazo robótico del rover Perseverance, de la misión Mars 2020, que tiene como objetivo buscar posibles rastros de vida en el planeta rojo.
Paula Casas Mogollón
“Estoy sentada en la oficina de admisiones para inscribirme en la Universidad de Florida y estudiar ingeniera aeroespacial. Lo primero que pienso es qué carajos hago aquí. Luego miro a mi alrededor y comienzo a ver blanco, blanco, hombre, hombre, blanco. No había mujeres y mucho menos latinas. Nadie me hablaba en español, y digo qué estoy buscando”, recuerda la caleña Diana Trujillo desde las instalaciones de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). Actualmente es la jefa de ingeniería del brazo robótico del rover Perseverance, de la misión Mars 2020, que tiene como objetivo taladrar y recoger muestras del suelo marciano en busca de posibles rastros de vida. (Lea: Ingeniera colombiana Diana Trujillo recibirá premio de la NASA)
Diana llegó a Estados Unidos cuando tenía 17 años. Se fue de Colombia por la difícil situación que vivía con su madre, en la que, en más de una ocasión, no tenían qué comer. “En el divorcio de mis padres hubo mucho conflicto y ella no se iba a quedar con nada. Llegamos a la conclusión de que si permanecía en Colombia me tocaría ponerme a trabajar y postergar mis estudios”, dice. Aterrizó en el país americano sin saber inglés y solo con US$300. Durante tres años trabajó limpiando casas y en una panadería para pagar cursos de inglés. Y aunque tenía claro que quería estudiar, no sabía en qué carrera inscribirse. Pensó en devolverse, pero una revista la motivó a quedarse.
“Estaba a un asiento de tomar una de las decisiones más importantes”, asegura. La fila que Diana estaba haciendo era para reunirse con el director del departamento y escoger una carrera. “Es una decisión compleja, porque estás invirtiendo lo que tienes. No tenía nada, pero, y, ¿si escogía lo que no es? No me podía devolver”, añade. En ese momento subió su mirada y vio un montón de revistas. La carátula de una de ellas llamó su atención. De fondo tenía a la Tierra que estaba dividida en recuadros y en cada uno estaba la foto de las mujeres que han trabajado en misiones espaciales. “Me mostró que si había mujeres, mujeres de otros países y que hablaban otro idioma. Cuando llegué, sin pensarlo más, firmé. Me matriculé en ingeniera aeroespacial”.
En 2007 fue la única latina en alcanzar un puesto en la NASA para realizar unas pasantías de verano. Era su oportunidad de llegar al espacio. “En ese momento todavía estaba en una situación en la que no tenía trabajo con mi carrera. Esto para mí tiene que ser una pasantía en la que debo demostrar que me merezco estar aquí. Funciona o no funciona”, cuenta. Y funcionó. Tras las pasantías, Diana empezó a trabajar en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), donde construyen la mayoría de las naves espaciales no tripuladas. Luego integró el equipo del brazo robótico de la misión Curiosity, que tenía como objetivo principal determinar si existió vida alguna vez en Marte. En 2014 pasó a ser jefa de esa misión. (Puede ver: Diana Trujillo, la caleña que busca vida en Marte)
Se describe como una persona exigente y, cuando siente que todo le está fluyendo de manera fácil, es porque quizá no se está esforzando lo suficiente. Esta fue una de las lecciones que aprendió durante los 10 años en los que tomó clases de ballet con su profesora cubana durante su niñez en Cali y que la motivó a pasar de la misión de Curiosity a la de Perseverance, que amartizó en el planeta rojo el 18 de febrero de 2021 con el objetivo de buscar vida en Marte. Ese día la ingeniera caleña transmitió con la ayuda de los personajes icónicos de Plaza Sésamo, como Lola, por primera vez en español la emocionante llegada a otro planeta de un artefacto de la NASA.
“La idea empezó hace siete años, cuando estaba en Curiosity. Me contacté con la directora de la NASA Televisión para hacer una transmisión en español. Pasaron cuatro misiones, pero me decían que aún no era el momento. Seguí insistiendo e insistiendo y en octubre de 2020 se aprobó la idea”, comenta Diana. Durante diciembre y enero preparó el programa Juntos Perseveramos. En ese momento, en su mente estaba muy presente la imagen de su abuela. Se imaginaba sentada al lado de ella, en la sala de su casa en Cali, viendo por el televisor alguna de las misiones espaciales más importantes, como el lanzamiento del telescopio espacial Hubble, en 1990. “Quería que entendieran lo que estamos observando en otros planetas y acercar un poco más la ciencia a nuestras familias”, apunta.
El amartizaje fue una de las pruebas de fuego que atravesó Perseverance. Las semanas siguientes el rover inició la recolecta de pedazos de núcleos de roca y los almacenó en diferentes tubos de muestra para guardarlos en un lugar de descarga. Allí esperará a que amartice un nuevo viaje que prepara la agencia espacial estadounidense para recoger cada una de las muestras que serán analizadas en la Tierra. Todas las novedades que va registrando este rover son transmitidas en español por Diana en Los martes de Marte, un espacio en el que también involucra a los niños y niñas que están interesados en las ciencias espaciales. (Le puede interesar: De Cali a Marte: la colombiana que trabaja en la NASA)
En ese intento de acercar a las mujeres jóvenes -especialmente de origen latino y afrodescendientes- a la ciencia fundó de la mano de su esposo, el científico William Pomerantz, la organización Brooke Owens Fellowship. El objetivo es encontrar a las mujeres que están en la universidad y que quieren trabajar en el espacio, pero que, por diversas razones, no tienen la posibilidad de hacerlo. “Nosotros revisamos todo lo que han hecho y llamamos a las compañías y les explicamos por qué sería bueno contar con esa persona en su equipo de trabajo”, explica Diana. La idea surgió como un homenaje a Brooke Owens, una ingeniera amiga de ella y de su esposo, quien murió de cáncer a los 30 años.
“En la época de Brooke tampoco había muchas mujeres, y ella era muy buena. Trabajó en la Casa Blanca manejando las finanzas de muchas organizaciones, incluyendo la NASA, y solo tenía 30 años. Si ella pudo hacer lo que hizo, si yo puedo hacer lo que estoy haciendo en la NASA, tiene que haber más de nosotras que son muy buenas, pero que no las estamos viendo”, añade Diana. En la actualidad, en el equipo de Perseverance, además de ella hay dos mujeres hispanohablantes de origen latino: Christina Hernández, ingeniera de sistemas californiana de padres mexicanos, quien participó en el desarrollo de dos instrumentos científicos del rover, y Corrine Rojas, de padres mexicanos, quien es ingeniera de operaciones.
“Estoy sentada en la oficina de admisiones para inscribirme en la Universidad de Florida y estudiar ingeniera aeroespacial. Lo primero que pienso es qué carajos hago aquí. Luego miro a mi alrededor y comienzo a ver blanco, blanco, hombre, hombre, blanco. No había mujeres y mucho menos latinas. Nadie me hablaba en español, y digo qué estoy buscando”, recuerda la caleña Diana Trujillo desde las instalaciones de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). Actualmente es la jefa de ingeniería del brazo robótico del rover Perseverance, de la misión Mars 2020, que tiene como objetivo taladrar y recoger muestras del suelo marciano en busca de posibles rastros de vida. (Lea: Ingeniera colombiana Diana Trujillo recibirá premio de la NASA)
Diana llegó a Estados Unidos cuando tenía 17 años. Se fue de Colombia por la difícil situación que vivía con su madre, en la que, en más de una ocasión, no tenían qué comer. “En el divorcio de mis padres hubo mucho conflicto y ella no se iba a quedar con nada. Llegamos a la conclusión de que si permanecía en Colombia me tocaría ponerme a trabajar y postergar mis estudios”, dice. Aterrizó en el país americano sin saber inglés y solo con US$300. Durante tres años trabajó limpiando casas y en una panadería para pagar cursos de inglés. Y aunque tenía claro que quería estudiar, no sabía en qué carrera inscribirse. Pensó en devolverse, pero una revista la motivó a quedarse.
“Estaba a un asiento de tomar una de las decisiones más importantes”, asegura. La fila que Diana estaba haciendo era para reunirse con el director del departamento y escoger una carrera. “Es una decisión compleja, porque estás invirtiendo lo que tienes. No tenía nada, pero, y, ¿si escogía lo que no es? No me podía devolver”, añade. En ese momento subió su mirada y vio un montón de revistas. La carátula de una de ellas llamó su atención. De fondo tenía a la Tierra que estaba dividida en recuadros y en cada uno estaba la foto de las mujeres que han trabajado en misiones espaciales. “Me mostró que si había mujeres, mujeres de otros países y que hablaban otro idioma. Cuando llegué, sin pensarlo más, firmé. Me matriculé en ingeniera aeroespacial”.
En 2007 fue la única latina en alcanzar un puesto en la NASA para realizar unas pasantías de verano. Era su oportunidad de llegar al espacio. “En ese momento todavía estaba en una situación en la que no tenía trabajo con mi carrera. Esto para mí tiene que ser una pasantía en la que debo demostrar que me merezco estar aquí. Funciona o no funciona”, cuenta. Y funcionó. Tras las pasantías, Diana empezó a trabajar en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), donde construyen la mayoría de las naves espaciales no tripuladas. Luego integró el equipo del brazo robótico de la misión Curiosity, que tenía como objetivo principal determinar si existió vida alguna vez en Marte. En 2014 pasó a ser jefa de esa misión. (Puede ver: Diana Trujillo, la caleña que busca vida en Marte)
Se describe como una persona exigente y, cuando siente que todo le está fluyendo de manera fácil, es porque quizá no se está esforzando lo suficiente. Esta fue una de las lecciones que aprendió durante los 10 años en los que tomó clases de ballet con su profesora cubana durante su niñez en Cali y que la motivó a pasar de la misión de Curiosity a la de Perseverance, que amartizó en el planeta rojo el 18 de febrero de 2021 con el objetivo de buscar vida en Marte. Ese día la ingeniera caleña transmitió con la ayuda de los personajes icónicos de Plaza Sésamo, como Lola, por primera vez en español la emocionante llegada a otro planeta de un artefacto de la NASA.
“La idea empezó hace siete años, cuando estaba en Curiosity. Me contacté con la directora de la NASA Televisión para hacer una transmisión en español. Pasaron cuatro misiones, pero me decían que aún no era el momento. Seguí insistiendo e insistiendo y en octubre de 2020 se aprobó la idea”, comenta Diana. Durante diciembre y enero preparó el programa Juntos Perseveramos. En ese momento, en su mente estaba muy presente la imagen de su abuela. Se imaginaba sentada al lado de ella, en la sala de su casa en Cali, viendo por el televisor alguna de las misiones espaciales más importantes, como el lanzamiento del telescopio espacial Hubble, en 1990. “Quería que entendieran lo que estamos observando en otros planetas y acercar un poco más la ciencia a nuestras familias”, apunta.
El amartizaje fue una de las pruebas de fuego que atravesó Perseverance. Las semanas siguientes el rover inició la recolecta de pedazos de núcleos de roca y los almacenó en diferentes tubos de muestra para guardarlos en un lugar de descarga. Allí esperará a que amartice un nuevo viaje que prepara la agencia espacial estadounidense para recoger cada una de las muestras que serán analizadas en la Tierra. Todas las novedades que va registrando este rover son transmitidas en español por Diana en Los martes de Marte, un espacio en el que también involucra a los niños y niñas que están interesados en las ciencias espaciales. (Le puede interesar: De Cali a Marte: la colombiana que trabaja en la NASA)
En ese intento de acercar a las mujeres jóvenes -especialmente de origen latino y afrodescendientes- a la ciencia fundó de la mano de su esposo, el científico William Pomerantz, la organización Brooke Owens Fellowship. El objetivo es encontrar a las mujeres que están en la universidad y que quieren trabajar en el espacio, pero que, por diversas razones, no tienen la posibilidad de hacerlo. “Nosotros revisamos todo lo que han hecho y llamamos a las compañías y les explicamos por qué sería bueno contar con esa persona en su equipo de trabajo”, explica Diana. La idea surgió como un homenaje a Brooke Owens, una ingeniera amiga de ella y de su esposo, quien murió de cáncer a los 30 años.
“En la época de Brooke tampoco había muchas mujeres, y ella era muy buena. Trabajó en la Casa Blanca manejando las finanzas de muchas organizaciones, incluyendo la NASA, y solo tenía 30 años. Si ella pudo hacer lo que hizo, si yo puedo hacer lo que estoy haciendo en la NASA, tiene que haber más de nosotras que son muy buenas, pero que no las estamos viendo”, añade Diana. En la actualidad, en el equipo de Perseverance, además de ella hay dos mujeres hispanohablantes de origen latino: Christina Hernández, ingeniera de sistemas californiana de padres mexicanos, quien participó en el desarrollo de dos instrumentos científicos del rover, y Corrine Rojas, de padres mexicanos, quien es ingeniera de operaciones.