Dibujos de 1607 ayudan a resolver un misterio del Sol más de 400 años después
Hasta ahora, un par de dibujos del reconocido astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler habían pasado desapercibidos para la ciencia. Un grupo de investigadores que los reconstruyó con ayuda de técnicas modernas encontró que los esbozos ayudan a entender, de manera más precisa, la actividad del Sol en el siglo XVII.
Johannes Kepler es un reconocido astrónomo y matemático alemán que vivió entre los siglos XVI y XVII. Aunque es posible que no lo haya escuchado nombrar (o que lo haya olvidado), seguro conoce al menos una de las grandes contribuciones de este científico.
Kepler es conocido por haber planteado tres leyes matemáticas sobre el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Sin duda, la más famosa es la que enuncia que los planetas se mueven alrededor de la estrella que está ubicada en el centro del sistema solar siguiendo órbitas elípticas y no circulares, como se creyó por siglos.
Dentro de su importante obra, el matemático y astrónomo alemán también es reconocido por haber realizado uno de los primeros registros instrumentales de la actividad solar del siglo XVII. Lo hizo utilizando una cámara oscura que consiste en realizar un pequeño agujero en una pared para proyectar la imagen del Sol sobre una hoja de papel. De esta manera, pudo esbozar las características visibles del Sol.
En los primeros años del siglo XVII, Kepler registró, de manera errónea, un tránsito de Mercurio por el Sol. Años más tarde, se comprobaría que lo que realmente había visto era un grupo de manchas solares, que son zonas de la superficie del Sol que aparecen más oscuras debido a una intensa actividad magnética.
Hasta el momento, reconoce Hisashi Hayakawa, investigador de la Universidad de Nagoya (Japón), los investigadores no han valorado lo suficiente este trabajo de Kepler. “Como este registro no era una observación telescópica, solo se ha discutido en el contexto de la historia de la ciencia y no se había utilizado para análisis cuantitativos de los ciclos solares en el siglo XVII”, afirma el científico.
Sin embargo, “este es el esbozo de mancha solar más antiguo jamás realizado con una observación instrumental y una proyección”, apunta Hayakawa. Por esta razón, un grupo de científicos internacionales, liderado por Hayakawa, rescató el trabajo de Kepler y determinó que estos dibujos han revelado información oculta sobre los ciclos anteriores al gran mínimo solar.
“Un gran mínimo solar es un periodo anormalmente prolongado de baja actividad de las manchas solares, que es importante para informar a los investigadores sobre la actividad solar y su efecto sobre la Tierra”, explican los científicos.
Recreando las condiciones de las observaciones de Kepler y aplicando la ley de Spörer, los investigadores “ha medido la posición del grupo de manchas solares de Kepler, situándolo en la cola del ciclo solar anterior al ciclo que Thomas Harriot, Galileo Galilei y otros primeros observadores telescópicos presenciaron más tarde”.
Estas observaciones, dicen los científicos, son muy importantes, no solo porque en el siglo XVII iniciaron las observaciones de las manchas solares, sino también “porque la actividad solar pasó de los ciclos solares normales al Mínimo de Maunder, un gran mínimo solar único en la historia de las observaciones”.
Entre los hallazgos más relevantes realizados recientemente por el grupo de investigadores liderados por Hayakawa, y que fueron publicados en la revista científica Astrophysical Journal Letters, se encuentra que los registros de Kepler “sugieren una duración regular para el ciclo solar-13, desafiando las reconstrucciones alternativas que proponen un ciclo extremadamente largo durante este periodo”.
Sobre estos hallazgos, Hayakawa señaló que “al situar los descubrimientos de Kepler dentro de reconstrucciones más amplias de la actividad solar, los científicos obtienen un contexto crucial para interpretar los cambios en el comportamiento solar en este periodo crucial que marcó la transición de los ciclos solares regulares al gran mínimo solar”.
Mientras tanto, Sabrina Bechet, investigadora del Real Observatorio de Bélgica, quien también participó en el estudio, expresó que “es fascinante ver cómo el legado de personajes históricos transmite implicaciones científicas cruciales a los científicos modernos, incluso siglos después”.
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Johannes Kepler es un reconocido astrónomo y matemático alemán que vivió entre los siglos XVI y XVII. Aunque es posible que no lo haya escuchado nombrar (o que lo haya olvidado), seguro conoce al menos una de las grandes contribuciones de este científico.
Kepler es conocido por haber planteado tres leyes matemáticas sobre el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Sin duda, la más famosa es la que enuncia que los planetas se mueven alrededor de la estrella que está ubicada en el centro del sistema solar siguiendo órbitas elípticas y no circulares, como se creyó por siglos.
Dentro de su importante obra, el matemático y astrónomo alemán también es reconocido por haber realizado uno de los primeros registros instrumentales de la actividad solar del siglo XVII. Lo hizo utilizando una cámara oscura que consiste en realizar un pequeño agujero en una pared para proyectar la imagen del Sol sobre una hoja de papel. De esta manera, pudo esbozar las características visibles del Sol.
En los primeros años del siglo XVII, Kepler registró, de manera errónea, un tránsito de Mercurio por el Sol. Años más tarde, se comprobaría que lo que realmente había visto era un grupo de manchas solares, que son zonas de la superficie del Sol que aparecen más oscuras debido a una intensa actividad magnética.
Hasta el momento, reconoce Hisashi Hayakawa, investigador de la Universidad de Nagoya (Japón), los investigadores no han valorado lo suficiente este trabajo de Kepler. “Como este registro no era una observación telescópica, solo se ha discutido en el contexto de la historia de la ciencia y no se había utilizado para análisis cuantitativos de los ciclos solares en el siglo XVII”, afirma el científico.
Sin embargo, “este es el esbozo de mancha solar más antiguo jamás realizado con una observación instrumental y una proyección”, apunta Hayakawa. Por esta razón, un grupo de científicos internacionales, liderado por Hayakawa, rescató el trabajo de Kepler y determinó que estos dibujos han revelado información oculta sobre los ciclos anteriores al gran mínimo solar.
“Un gran mínimo solar es un periodo anormalmente prolongado de baja actividad de las manchas solares, que es importante para informar a los investigadores sobre la actividad solar y su efecto sobre la Tierra”, explican los científicos.
Recreando las condiciones de las observaciones de Kepler y aplicando la ley de Spörer, los investigadores “ha medido la posición del grupo de manchas solares de Kepler, situándolo en la cola del ciclo solar anterior al ciclo que Thomas Harriot, Galileo Galilei y otros primeros observadores telescópicos presenciaron más tarde”.
Estas observaciones, dicen los científicos, son muy importantes, no solo porque en el siglo XVII iniciaron las observaciones de las manchas solares, sino también “porque la actividad solar pasó de los ciclos solares normales al Mínimo de Maunder, un gran mínimo solar único en la historia de las observaciones”.
Entre los hallazgos más relevantes realizados recientemente por el grupo de investigadores liderados por Hayakawa, y que fueron publicados en la revista científica Astrophysical Journal Letters, se encuentra que los registros de Kepler “sugieren una duración regular para el ciclo solar-13, desafiando las reconstrucciones alternativas que proponen un ciclo extremadamente largo durante este periodo”.
Sobre estos hallazgos, Hayakawa señaló que “al situar los descubrimientos de Kepler dentro de reconstrucciones más amplias de la actividad solar, los científicos obtienen un contexto crucial para interpretar los cambios en el comportamiento solar en este periodo crucial que marcó la transición de los ciclos solares regulares al gran mínimo solar”.
Mientras tanto, Sabrina Bechet, investigadora del Real Observatorio de Bélgica, quien también participó en el estudio, expresó que “es fascinante ver cómo el legado de personajes históricos transmite implicaciones científicas cruciales a los científicos modernos, incluso siglos después”.
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