El acceso a internet podría ser un indicador de bienestar en las personas
Ante la discusión sobre si es una buena o mala herramienta, por las consecuencias que puede generar socialmente, se publicó el primer estudio que analiza el impacto que podría tener en la percepción de bienestar en personas de 168 países.
El siglo XXI ha estado caracterizado por la masificación del acceso a internet en pocos años. A inicios de los 2000, apenas se conocían algunas de las posibilidades que tenía su uso, pero rápidamente fueron apareciendo las primeras redes sociales y empezó a aumentar rápidamente el número de personas que tienen acceso.
Según el Banco Mundial, en 2005, apenas 16 de cada 100 personas tenían acceso a internet de manera frecuente. A 2022, con el aumento en el acceso que significó la entrada de los teléfonos inteligentes, esa cifra pasó a ser del 63 % de la población, y se espera que siga creciendo en los próximos años.
Sin embargo, el fenómeno del internet ha dejado algunas preguntas abiertas sobre el impacto social que su crecimiento acelerado podría tener. Aunque se han destacado algunas bondades, como la facilidad de acceso a la información, la apertura de los mercados digitales y la conectividad entre las personas, han surgido preocupaciones como la adicción al uso de redes sociales, el ciberacoso y la desinformación.
Un estudio publicado ayer en la revista Technology, Mind and Behavior se propuso analizar qué relación podría tener el acceso a internet con algunos indicadores de bienestar en las personas. Su interés, aseguran en el artículo, surgió ante la falta de estudios amplios y concluyentes sobre esta pregunta.
Para hacerlo, analizaron la información de 2.4 millones de personas, provenientes de 168 países. Los datos fueron recopilados a través de la Encuesta Mundial Gallup, que incluye preguntas sobre el acceso a internet de las personas y sobre el bienestar.
La satisfacción con la vida, las experiencias positivas y negativas, así como la satisfacción con la vida social, fueron algunos de los indicadores que se utilizaron para medir el bienestar de las personas.
Dentro de los resultados, encontraron que las personas con acceso a internet tienen un 8 % más de satisfacción con la vida, experiencias positivas y agrado con su vida social, mientras que presentaron un 6 % menos de experiencias negativas, en comparación con los individuos que no tienen acceso a internet.
Adicionalmente, los investigadores hicieron una profundización para corroborar estas asociaciones y para esto hicieron más análisis en un grupo de más de 33.000 personas. Allí, encontraron que la asociación entre el acceso o el uso de internet y una mejor percepción de bienestar se mantenía como en los primeros resultados, aunque en porcentajes menores al 8 %.
Uno de los puntos a destacar de este estudio, dicen los autores en el artículo, es que es el primer aporte a esta discusión que toma en cuenta una muestra amplia de un gran número de países, pues las investigaciones anteriores tenían información sobre países del norte global (de mayores ingresos) y con poca diversidad poblacional.
Aunque se trata de una “base sólida para futuros trabajos”, explican los investigadores, tiene limitaciones como la dificultad de analizar en mayor detalle de país en país y la forma en la que se recopila la información. Para corregir esto, añaden, es necesario tener muestras más robustas y grandes en futuros estudios.
👩🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬
El siglo XXI ha estado caracterizado por la masificación del acceso a internet en pocos años. A inicios de los 2000, apenas se conocían algunas de las posibilidades que tenía su uso, pero rápidamente fueron apareciendo las primeras redes sociales y empezó a aumentar rápidamente el número de personas que tienen acceso.
Según el Banco Mundial, en 2005, apenas 16 de cada 100 personas tenían acceso a internet de manera frecuente. A 2022, con el aumento en el acceso que significó la entrada de los teléfonos inteligentes, esa cifra pasó a ser del 63 % de la población, y se espera que siga creciendo en los próximos años.
Sin embargo, el fenómeno del internet ha dejado algunas preguntas abiertas sobre el impacto social que su crecimiento acelerado podría tener. Aunque se han destacado algunas bondades, como la facilidad de acceso a la información, la apertura de los mercados digitales y la conectividad entre las personas, han surgido preocupaciones como la adicción al uso de redes sociales, el ciberacoso y la desinformación.
Un estudio publicado ayer en la revista Technology, Mind and Behavior se propuso analizar qué relación podría tener el acceso a internet con algunos indicadores de bienestar en las personas. Su interés, aseguran en el artículo, surgió ante la falta de estudios amplios y concluyentes sobre esta pregunta.
Para hacerlo, analizaron la información de 2.4 millones de personas, provenientes de 168 países. Los datos fueron recopilados a través de la Encuesta Mundial Gallup, que incluye preguntas sobre el acceso a internet de las personas y sobre el bienestar.
La satisfacción con la vida, las experiencias positivas y negativas, así como la satisfacción con la vida social, fueron algunos de los indicadores que se utilizaron para medir el bienestar de las personas.
Dentro de los resultados, encontraron que las personas con acceso a internet tienen un 8 % más de satisfacción con la vida, experiencias positivas y agrado con su vida social, mientras que presentaron un 6 % menos de experiencias negativas, en comparación con los individuos que no tienen acceso a internet.
Adicionalmente, los investigadores hicieron una profundización para corroborar estas asociaciones y para esto hicieron más análisis en un grupo de más de 33.000 personas. Allí, encontraron que la asociación entre el acceso o el uso de internet y una mejor percepción de bienestar se mantenía como en los primeros resultados, aunque en porcentajes menores al 8 %.
Uno de los puntos a destacar de este estudio, dicen los autores en el artículo, es que es el primer aporte a esta discusión que toma en cuenta una muestra amplia de un gran número de países, pues las investigaciones anteriores tenían información sobre países del norte global (de mayores ingresos) y con poca diversidad poblacional.
Aunque se trata de una “base sólida para futuros trabajos”, explican los investigadores, tiene limitaciones como la dificultad de analizar en mayor detalle de país en país y la forma en la que se recopila la información. Para corregir esto, añaden, es necesario tener muestras más robustas y grandes en futuros estudios.
👩🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬