El asteroide que mató a los dinosaurios provocó un tsunami global ‘monstruoso’
A través de un análisis de sedimentos marinos, un equipo de científicos realizó la primera simulación del tsunami que atravesó la Tierra después del impacto del asteroide que antecedió la extinción del 70% de las especies en el planeta. Los investigadores calculan que la energía inicial de este tsunami fue hasta 30.000 veces mayor que la energía del tsunami del terremoto del Océano Índico en 2004.
Hace 66 millones de años, la colisión de un asteroide en la Tierra provocó la extinción de casi todas las especies animales del planeta. El asteroide era de unos 10 kilómetros de diámetro e impactó en lo que ahora conocemos como la península de Yucatán, en México.
El suceso, conocido como la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, es bien conocido dentro del imaginario general, especialmente porque está asociado a la extinción de los dinosaurios en la Tierra. Un grupo de científicos acaba de publicar la primera simulación global desde el momento del impacto del cuerpo celeste hasta la propagación de los efectos por todo el planeta. El estudio se publicó en la revista AGU Advances.
Según los cálculos de los investigadores, la energía inicial del tsunami de impacto fue hasta 30.000 veces mayor que la energía del tsunami del terremoto del Océano Índico de diciembre de 2004, que mató a más de 230.000 personas y es uno de los más grandes de la historia. (También puede leer: Ellos son los cinco científicos que han ganado dos veces el Premio Nobel)
“Este tsunami fue lo suficientemente fuerte como para perturbar y erosionar los sedimentos en las cuencas oceánicas del otro lado del mundo, dejando un vacío en los registros sedimentarios o un revoltijo de sedimentos más antiguos”, explicó en un comunicado la autora principal de este nuevo estudio, Molly Range.
Las simulaciones del equipo muestran que el tsunami de impacto irradió principalmente hacia el este y el noreste hacia el Océano Atlántico Norte, y hacia el suroeste a través de la Vía Marítima Centroamericana (que solía separar América del Norte y América del Sur) hacia el Océano Pacífico Sur. Las velocidades de flujo excedieron los 20 centímetros por segundo a lo largo de las costas de todo mundo, por lo que “probablemente recorrieron el lecho marino y alteraron los sedimentos a más de 10.000 kilómetros del mar desde el punto de impacto”, dice el estudio. (Le puede interesar: Karl Barry Sharpless se convierte en la quinta persona en ganar dos premios Nobel)
Los investigadores analizaron registros geológicos, centrados en lo que la ciencia llama “secciones límite”, es decir, sedimentos marinos depositados justo antes o justo después del impacto del asteroide. Con relación a esto, el equipo encontró que el Atlántico Norte y el Pacífico Sur tenían la menor cantidad de sedimentos completos e ininterrumpidos, mientras que el Atlántico Sur, el Pacífico Norte, el Océano Índico y el Mediterráneo concentraron el mayor número de secciones límite completas.
Tal vez el hallazgo más importante lo ubicaron en las costas orientales de las islas norte y sur de Nueva Zelanda, que están a más de 12.000 kilómetros del sitio de impacto. Allí, los sedimentos marinos están incompletos y “muy perturbados”, lo que para los investigadores es una muestra de la magnitud del tsunami.
“Creemos que estos depósitos están registrando los efectos del tsunami de impacto, y esta es quizás la confirmación más contundente de la importancia global de este evento”, indicó en el comunicado Range.
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Hace 66 millones de años, la colisión de un asteroide en la Tierra provocó la extinción de casi todas las especies animales del planeta. El asteroide era de unos 10 kilómetros de diámetro e impactó en lo que ahora conocemos como la península de Yucatán, en México.
El suceso, conocido como la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, es bien conocido dentro del imaginario general, especialmente porque está asociado a la extinción de los dinosaurios en la Tierra. Un grupo de científicos acaba de publicar la primera simulación global desde el momento del impacto del cuerpo celeste hasta la propagación de los efectos por todo el planeta. El estudio se publicó en la revista AGU Advances.
Según los cálculos de los investigadores, la energía inicial del tsunami de impacto fue hasta 30.000 veces mayor que la energía del tsunami del terremoto del Océano Índico de diciembre de 2004, que mató a más de 230.000 personas y es uno de los más grandes de la historia. (También puede leer: Ellos son los cinco científicos que han ganado dos veces el Premio Nobel)
“Este tsunami fue lo suficientemente fuerte como para perturbar y erosionar los sedimentos en las cuencas oceánicas del otro lado del mundo, dejando un vacío en los registros sedimentarios o un revoltijo de sedimentos más antiguos”, explicó en un comunicado la autora principal de este nuevo estudio, Molly Range.
Las simulaciones del equipo muestran que el tsunami de impacto irradió principalmente hacia el este y el noreste hacia el Océano Atlántico Norte, y hacia el suroeste a través de la Vía Marítima Centroamericana (que solía separar América del Norte y América del Sur) hacia el Océano Pacífico Sur. Las velocidades de flujo excedieron los 20 centímetros por segundo a lo largo de las costas de todo mundo, por lo que “probablemente recorrieron el lecho marino y alteraron los sedimentos a más de 10.000 kilómetros del mar desde el punto de impacto”, dice el estudio. (Le puede interesar: Karl Barry Sharpless se convierte en la quinta persona en ganar dos premios Nobel)
Los investigadores analizaron registros geológicos, centrados en lo que la ciencia llama “secciones límite”, es decir, sedimentos marinos depositados justo antes o justo después del impacto del asteroide. Con relación a esto, el equipo encontró que el Atlántico Norte y el Pacífico Sur tenían la menor cantidad de sedimentos completos e ininterrumpidos, mientras que el Atlántico Sur, el Pacífico Norte, el Océano Índico y el Mediterráneo concentraron el mayor número de secciones límite completas.
Tal vez el hallazgo más importante lo ubicaron en las costas orientales de las islas norte y sur de Nueva Zelanda, que están a más de 12.000 kilómetros del sitio de impacto. Allí, los sedimentos marinos están incompletos y “muy perturbados”, lo que para los investigadores es una muestra de la magnitud del tsunami.
“Creemos que estos depósitos están registrando los efectos del tsunami de impacto, y esta es quizás la confirmación más contundente de la importancia global de este evento”, indicó en el comunicado Range.
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