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Los humanos asociamos el tiempo a la rotación de la Tierra. Nuestra concepción del tiempo está profundamente arraigada en los ciclos naturales que observamos a nuestro alrededor, y uno de los ciclos más fundamentales es el día y la noche causados por la rotación de la Tierra sobre su eje.
Esa rotación, sin embargo, no es perfectamente constante debido a varias influencias, como las mareas, los movimientos internos del planeta y la interacción con otros cuerpos celestes. Para “corregir” esas variaciones, los científicos introducen segundos adicionales a algo que se llama Tiempo Universal Coordinado (UTC), un estándar internacional de tiempo que se utiliza como referencia para la coordinación de actividades a nivel mundial. ¿Y si le dijéramos que ahora el cambio climático también está afectando al tiempo?
En noviembre de 2022, la Conferencia General de Pesos y Medidas (CGPM) decidió que no se añadirían más segundos intercalares al Tiempo Universal Coordinado (UTC) a partir de 2035. La razón de esta decisión es que los segundos intercalares pueden causar problemas para los sistemas informáticos y de telecomunicaciones. Cuando se añade un segundo intercalar, los relojes de todo el mundo deben ajustarse en un segundo, lo que puede provocar interrupciones y errores. Pero ahora los investigadores temen que no solo se necesite seguir adicionando segundos, sino que, por primera vez, se tenga que restar un segundo.
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Una investigación publicada en Nature hace un par de días postula que el derretimiento del hielo en Groenlandia y la Antártida ha disminuido la velocidad angular de la Tierra más rápidamente que antes. “Se ha derretido suficiente hielo como para mover el nivel del mar, lo suficiente como para que podamos ver que la velocidad de rotación de la Tierra se ha visto afectada”, le dice a Nature Duncan Agnew, geofísico del Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla, California, y autor del estudio. Según su análisis, el calentamiento global hará retroceder la necesidad de otro segundo intercalar de 2026 a 2029. Pero no solo eso: basándose en las tendencias, proyecta que la UTC, tal como está definido hoy, requerirá una “discontinuidad negativa” para el 2029. Es decir, se tendría que restar tiempo al tiempo universal para ajustarlo a las nuevas condiciones.
“No sabemos cómo afrontar que falte un segundo. Por eso los metrólogos del tiempo están preocupados”, le dice a Nature Felicitas Arias, exdirectora del Departamento de Tiempo de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas en Francia. Una discontinuidad negativa tendría efectos complicados en las redes informáticas, causando problemas de sincronización, errores en los sistemas, necesidad de actualizaciones, impacto en transacciones y la necesidad de coordinación a nivel mundial para gestionar el cambio.
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Los científicos encuentran que la velocidad angular del núcleo líquido de la Tierra ha estado disminuyendo constantemente desde 1972 a un ritmo constante, pero si el derretimiento del hielo polar no se hubiera acelerado recientemente, este problema se habría producido 3 años antes: el calentamiento global ya está afectando la medición del tiempo global. “Las actividades humanas tienen un profundo impacto en el cambio climático. El aplazamiento de un segundo intercalar es solo un ejemplo más”, afirma para Nature Jianli Chen, geofísico de la Universidad Politécnica de Hong Kong.