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Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que el consumo de leche en algunas regiones hace entre 2.000 y 7.000 años, provocó un aumento de la masa corporal y la estatura de los humanos. La relación se observó en regiones en donde los genes que se activan para producir la lactasa (enzima que metaboliza la lactosa) evolucionaron de manera más frecuente, permitiendo a los humanos producirla en la edad adulta.
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La investigación comparó la estatura y la masa corporal de 3.507 esqueletos procedentes de 366 yacimientos arqueológicos distintos, que abarcan 25.000 años, creando un gran conjunto de datos para examinar la variación del cuerpo humano a lo largo del tiempo y su ubicación geográfica.
Así, los investigadores encontraron que la capacidad de digerir mayores cantidades de lactosa conllevó una mayor disponibilidad energética de los productos lácteos. Como refleja el registro esquelético, en las regiones en las que existen pruebas genéticas de un mayor consumo de leche, también se observa un aumento de la estatura y la masa corporal. El legado del antiguo consumo de leche sigue siendo evidente hoy en día, a través de las diferentes frecuencias de intolerancia a la lactosa en las poblaciones.
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“Ese proceso evolutivo dio lugar al patrón de intolerancia a la lactosa que vemos hoy en día, en el que los habitantes del norte de Europa toleran la lactosa con más frecuencia que los del sur”, explica Jay Stock, profesor de antropología biológica y autor del estudio.
Según el autor, las frecuencias más altas que evolucionaron en regiones de África y Asia son ejemplos de evolución convergente, lo que significa que la tolerancia en estas poblaciones evolucionó por separado de la población europea.
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“El consumo de leche ha sido culturalmente importante en distintos continentes, y hoy vemos el legado genético de ello. Hay altas frecuencias de genes de persistencia de la lactasa en poblaciones de África occidental, el Gran Valle del Rift y el Cuerno de África, así como en algunas partes de Arabia y Mongolia”, dijo. “Por ejemplo, en el pueblo Maasai de África oriental son característicamente altos y tienen una rica historia cultural de consumo de leche. Por desgracia, aún no disponemos de información para comprobarlo”, agregó Stock.
El conjunto de datos de este estudio se basa principalmente en muestras europeas, debido a que las exploraciones arqueológicas han sido muy frecuentes en ese continente.
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