Ciencia

El corazón también marcó diferencias entre humanos y otros simios en la evolución

Agencia Europa Press | 18 de junio
DR ROBERT SHAVE, UBC OKANAGAN.
Científicos de la Universidad de Swansea y la UBC Okanagan (UBCO) ha descubierto una nueva perspectiva sobre la evolución humana al comparar los corazones humanos con los de otros grandes simios.
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A pesar de que los humanos y los grandes simios no humanos tienen un ancestro común, los primeros han desarrollado cerebros más grandes y la capacidad de caminar o correr erguidos sobre dos pies.
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Ahora, a través de un nuevo estudio comparativo de la forma y la función del corazón, publicado en Communications Biology, los investigadores creen haber descubierto otra pieza del rompecabezas evolutivo.
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El equipo comparó el corazón humano con los de nuestros parientes evolutivos más cercanos, incluidos chimpancés, orangutanes, gorilas y bonobos atendidos en santuarios de vida silvestre en África y zoológicos en toda Europa.
Liran Samuni, Proyecto Chimpancé Taï
“Este hallazgo apoya la hipótesis de que el corazón humano puede haber evolucionado a partir de la estructura de otros grandes simios no humanos para satisfacer las mayores demandas del nicho ecológico único de los humanos", Bryony Curry, estudiante de doctorado en la Escuela de Ciencias de la Salud.
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El cerebro más grande de un humano y una mayor actividad física en comparación con otros grandes simios también pueden estar relacionados con una mayor demanda metabólica, que requiere un corazón que pueda bombear un mayor volumen de sangre al cuerpo.
PALMIHELP de Getty Images
De manera similar, un mayor flujo sanguíneo contribuye a la capacidad de los humanos para enfriarse, ya que los vasos sanguíneos cercanos a la piel se dilatan (lo que se observa como enrojecimiento de la piel) y pierden calor al aire.
Pixabay
La Dra. Aimee Drane, profesora titular de la Facultad de Medicina, Salud y Ciencias de la Vida de la Universidad de Swansea, dijo: "En términos evolutivos, nuestros hallazgos pueden sugerir que se ejerció una presión selectiva sobre el corazón humano para adaptarse a las demandas de caminar erguido y controlar el estrés térmico.
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