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El dodo es una especie de ave que se extinguió en 1681, cuando se avistó el último ejemplar. Según los registros, era incapaz de volar y tenía el tamaño de un pavo. Además, fue descubierto en la isla de Mauricio, que se encuentra frente a la costa este de África, en el Océano Índico, hace más de cinco siglos.
A pesar de que esta especie se extinguió hace más de 300 años, ha ganado popularidad por las diversas apariciones que ha tenido en series y películas de televisión, una imagen que se ha reconstruido por medio de representaciones de artistas y restos incompletos. Alicia en el País de las Maravillas es quizás la producción donde más protagonismo ha tenido el dodo. Allí se ve a un animal gordo y un poco torpe.
Ahora, un estudio desmiente la imagen que hasta ahora teníamos sobre los dodos. Neil Gostling, biólogo evolutivo de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, y coautor del estudio, explica en un comunicado que cuando se descubrió este animal “nadie estaba realmente muy interesado. Se popularizó después de su desaparición”.
En los resultados, publicados en la revista Zoological Journal of the Linnean Society, los investigadores del Museo de Historia Natural (NHM) y del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford cuentan que, para llegar a esta conclusión, revisaron minuciosamente cerca de 400 años de literatura científica. Además, analizaron las colecciones que están en Reino Unido.
El objetivo, cuentan, es garantizar que esta especie icónica estuviera correctamente clasificada. “Era una época en la que no existían los principios y sistemas científicos en los que nos basamos para etiquetar y clasificar una especie. Tanto el dodo como el solitario desaparecieron antes de que tuviéramos la oportunidad de entender lo que estábamos viendo”, anota Gostling.
Esta falta de información y los vacíos en la nomenclatura zoológica (que es una convención para etiquetar a las especies), generó una serie de identificaciones erróneas luego de su extinción. Por ejemplo, se han nombrado algunas especies de dodo, como el dodo nazareno o el dodo blanco.
Las nuevas especies, dicen los investigadores, no existieron. Mark Young, autor principal y doctor de la Universidad de Southampton, dice que “durante la mayor parte de los siglos XIX y XX, los investigadores creían que había tres especies diferentes, aunque algunas personas pensaban que había cuatro o incluso cinco especies diferentes”.
Tras analizar la literatura científica desde 1598, los investigadores confirmaron que tanto el dodo como el solitario eran integrantes de la familia de las colúmbidas (palomas y tórtolas). También aseguraron que encontraron en “los pocos relatos escritos sobre dodos vivos aseguran que era un animal de rápidos movimientos que amaba el bosque”.
Gostling añade que “la evidencia de los especímenes óseos sugiere que el tendón del dodo que cerraba sus dedos era excepcionalmente poderoso, análogo a la capacidad de trepar y correr de las aves actuales. Es casi seguro que el dodo era un animal muy activo y muy rápido”.
Además, encontraron que los dodos estaban perfectamente adaptadas a su entorno, pero las islas en las que vivían carecían de depredadores mamíferos. “Por eso, cuando llegaron los humanos, con ratas, gatos y cerdos, el dodo y el solitario nunca tuvieron ninguna oportunidad”, anotaron.
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