El equipo de la NASA que habla español y que busca vida en Marte
Dentro del equipo de la NASA que trabaja con el rover Perseverance figura un numeroso grupo de técnicos y científicos hispanos. Para llegar hasta donde están han tenido que ponerle tesón y resistencia a la frustración, una actitud que recomiendan a las nuevas generaciones.
“Estuve limpiando casas y ahora estoy intentando descubrir si hay vida en otro planeta”, comenta a menudo la ingeniera de la NASA Diana Trujillo, directora de vuelo en el Jet Propulsion Laboratory (JPL). Dentro de la misión Mars 2020, es una de las responsables del brazo robótico que lleva el rover Perseverance en Marte para, entre otros objetivos, taladrar y recoger muestras del suelo marciano en busca de posibles trazas biológicas.
De niña se sentía segura cuando miraba las estrellas en su Colombia natal, durante una época —los años 80— en la que había mucha violencia. Su llegada a EE UU con 17 años no fue nada fácil. Tuvo que aprender el idioma y trabajar para pagarse la carrera, pero al final logró cumplir su sueño de entrar en la NASA: “Si pones entusiasmo, pasión y estás decidido a hacer lo que quieres en tu vida, encontrarás el camino”, afirma.
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La ingeniera se hizo muy popular a comienzos de este año cuando presentó en español la emocionante llegada de Perseverance al planeta rojo. Posteriormente también ha dirigido la serie Los martes de Marte, donde explicaba las novedades de las primeras semanas de la misión en colaboración con algunos de sus miembros.
Instrumento hispano en Marte
Uno de ellos es el español José Antonio Rodríguez-Manfredi (Centro de Astrobiología, INTA-CSIC), investigador principal del instrumento MEDA, “la estación meteorológica-ambiental del rover que ayuda a entender mejor la atmósfera marciana, su dinámica y el importante papel que desempeña el polvo en Marte”.
Coincide con Trujillo en su consejo para los jóvenes que quieran seguir sus pasos: “Que pongan toda su alma y pasión en lo que hagan. No importa qué vía o carrera quieran estudiar, porque en la exploración del espacio tiene cabida todo, pero sea lo que sea, hay que hacerlo con todo lo que uno encuentre dentro de sí, sin miedo a equivocarse”.
Otro de los científicos del CAB que colabora con MEDA, Felipe Gómez, añade: “Si estás interesado en la exploración espacial, persigue tus sueños, estudia y trabaja duro, porque aquello que se persigue se puede alcanzar”.
Análogos terrestres del planeta rojo
El trabajo de Gómez consiste en estudiar la interacción de la atmósfera marciana, especialmente el ciclo hídrico, con el regolito o capa superficial del planeta, y tratar de deducir el potencial de habitabilidad que tiene el planeta rojo. Para entrenarse ha tenido que investigar análogos terrestres en ambientes extremos de nuestro planeta, como desiertos de Túnez y Chile, la depresión de Danakil en Etiopia, algunas islas del Ártico y la Antártida.
“Los estudios a seguir hacia la exploración espacial están relacionados con las ciencias experimentales, relacionadas con la vida o no —aclara—, y pueden ser ingenierías o de otro tipo, porque al final lo importante es colaborar con equipos científicos multidisciplinales que se complementan en grandes proyectos de investigación”.
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En el desarrollo de MEDA y otros dos instrumentos científicos de Perseverance, el espectrómetro PIXL y el radar RIMFAX, también ha participado Christina Hernández. Esta ingeniera de sistemas californiana, de padres mexicanos, no olvida el día en que los tres dispositivos fueron conectados al rover y comenzaron a aparecer los primeros 1 y 0. “¡Estoy segura de que tuvieron una conversación maravillosa!”, bromea.
Desde su puesto en el JPL ofrece sus recomendaciones: “Hay que ponerse las pilas, trabajar, mantenerse vivo y con energía en lo que haces. Sé un explorador sin miedo que abraza el fracaso y aprende durante toda la vida. Crea tu propio espacio en esta industria y sé tú mismo sin arrepentirte. Además, quita tu ego de la ecuación cuando estés resolviendo un problema”.
En otro equipo del Jet Propulsion Laboratory y la misión Mars 2020 trabaja la ingeniera española Sandra Hernández, concretamente con un rover gemelo de Perseverance llamado Optimism: “Es una réplica que se queda en la Tierra para realizar pruebas con él (test eléctricos, con operadores, simulaciones, etc.). Por ejemplo, en el caso de que algo no funcionase bien en Perseverance, podríamos identificar el problema y buscar soluciones”.
Poner pasión en lo que se hace
La pasión que siente por su trabajo la considera esencial para aquellos jóvenes que quieran seguir sus pasos: “Es el verdadero motor que os llevará todo lo lejos que queráis. Escoged una carrera que de verdad os apasione. La ingeniería no es fácil y hay que echarle muchas ganas. También es muy importante crear buen hábito de estudio, porque cuando las clases se vuelven más complejas y a veces no salen bien las cosas, lo único que nos queda es perseverar, no darse nunca por vencido”.
Su compatriota y colega en el JPL Fernando Abilleira coincide: “¡Con ilusión, trabajo, pasión y, sobre todo, con ‘perseverancia’ no hay meta inalcanzable!”. Este ingeniero fue director de Diseño de la Misión y Navegación antes del lanzamiento de la nave, planeando las trayectorias hacia Marte, y después, como subdirector de Operaciones de Vuelo, ejecutó con éxito todo lo programado hasta que el rover se posó por fin en el planeta rojo.
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Entre los técnicos que participaron en la fase de entrada, descenso y aterrizaje (EDL, por sus siglas en inglés), desarrollando dispositivos como el paracaídas supersónico que amortiguó el amartizaje de Perseverance, figura otro ingeniero hispano: Elio Morillo, quien además ha intervenido en el desarrolló del hardware del rover, en las pruebas con Optimism y forma parte del equipo del helicóptero Ingenuity que ha logrado el primer vuelo propulsado en otro planeta.
Estudiar y trabajar para conseguir los sueños
Pero para llegar a trabajar en el JPL y en todos estos proyectos, Morillo ha tenido que recorrer un largo camino: “Crecer en un hogar de clase trabajadora y de madre soltera dejó muy claro que necesitaba estudios, la bala de plata para salir de la pobreza. Nací en Ecuador en 1993, en una época en la que la economía se hundía y nos tuvimos que mudar a Nueva York cuando tenía 4 años. Por circunstancias de la vida luego nos trasladamos a Puerto Rico y allí pasé mi infancia”.
“Pero a mediados de la década de 2000 —continúa—, mi madre reconoció signos de colapso económico y decidió volver a Nueva York esperando que tuviera una mejor educación. Gracias al trabajo duro y ¡perseverancia! completé la escuela secundaria y obtuve dos títulos universitarios. Ahora trabajo en el sueño de mi vida y me entusiasma seguir ampliando el acceso a la exploración espacial”.
Desde el equipo EDL del Jet Propulsion Laboratory, el ingeniero argentino Alejandro San Martín recuerda que la exploración espacial requiere prácticamente todas las áreas de la ciencia y la ingeniería, y anima a los estudiantes interesados “a encontrar las que más les apasionen y en las que sean buenos, dedicándose a ellas todo lo que puedan”.
“Las carreras de ciencia e ingeniería (STEM) ofrecen grandes oportunidades a las minorías y a los migrantes para progresar económicamente y lograr una vida profesional intelectualmente gratificante”, subraya San Martin, que llegó al JPL hace 35 años desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y hoy es el ingeniero jefe de la sección de Guiado y Control, revisando muchos proyectos de vuelo como el de Perseverance y varias sondas espaciales.
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“Hay muchos caminos para entrar en la industria espacial y necesitamos a todos, desde científicos e ingenieros hasta periodistas y artistas: averigua cuáles son tus puntos fuertes (y débiles), qué es lo que te apasiona, y estate siempre preparado o preparada para aprovechar una oportunidad”, concluye Corinne Rojas, hispana de EE UU, de Arizona, una geógrafa que ahora es la ingeniera de operaciones de las cámaras Mastcam-Z, los ojos científicos de Perseverance que este mes han visto su primera puesta de sol marciana.
Futuras exploradoras y exploradores espaciales
Y un aviso especial para las más jóvenes: “Si has escuchado que las niñas no son buenas en matemáticas, eso es falso”, subraya la ingeniera mecánica Sarah Yearicks, californiana orgullosa de sus raíces mexicanas y peruanas.
“Yo no fui la estudiante más fuerte en matemáticas, física o ciencias en general, pero seguí con el sueño de llegar un día a la NASA y aquí estoy”, declara esta integrante del grupo de adquisición y manejo de muestras planetarias, como las que recoge Perseverance en Marte.
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Yearicks, junto al resto de ingenieras e ingenieros hispanos del JPL y los científicos del CAB, son solo la punta del iceberg de la presencia latina en Mars 2020. En la página web de la misión figuran más de 30, pero como recuerda la española María José Viñas, que en colaboración con el ecuatoriano Andrés Almeida lleva la cuenta oficial de la NASA en español: “Además de los hispanos que trabajan en los múltiples centros de la NASA, están todos aquellos que colaboran desde las universidades y otros centros, tanto en EEUU como fuera”.
Y, a su vez, estos son solo una pequeña parte de la gran comunidad global que forma parte de la NASA. Como dijo Diana Trujillo durante el amartizaje de Perseverance, “cuando trabajamos en equipo, juntos perseveramos”.
“Estuve limpiando casas y ahora estoy intentando descubrir si hay vida en otro planeta”, comenta a menudo la ingeniera de la NASA Diana Trujillo, directora de vuelo en el Jet Propulsion Laboratory (JPL). Dentro de la misión Mars 2020, es una de las responsables del brazo robótico que lleva el rover Perseverance en Marte para, entre otros objetivos, taladrar y recoger muestras del suelo marciano en busca de posibles trazas biológicas.
De niña se sentía segura cuando miraba las estrellas en su Colombia natal, durante una época —los años 80— en la que había mucha violencia. Su llegada a EE UU con 17 años no fue nada fácil. Tuvo que aprender el idioma y trabajar para pagarse la carrera, pero al final logró cumplir su sueño de entrar en la NASA: “Si pones entusiasmo, pasión y estás decidido a hacer lo que quieres en tu vida, encontrarás el camino”, afirma.
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La ingeniera se hizo muy popular a comienzos de este año cuando presentó en español la emocionante llegada de Perseverance al planeta rojo. Posteriormente también ha dirigido la serie Los martes de Marte, donde explicaba las novedades de las primeras semanas de la misión en colaboración con algunos de sus miembros.
Instrumento hispano en Marte
Uno de ellos es el español José Antonio Rodríguez-Manfredi (Centro de Astrobiología, INTA-CSIC), investigador principal del instrumento MEDA, “la estación meteorológica-ambiental del rover que ayuda a entender mejor la atmósfera marciana, su dinámica y el importante papel que desempeña el polvo en Marte”.
Coincide con Trujillo en su consejo para los jóvenes que quieran seguir sus pasos: “Que pongan toda su alma y pasión en lo que hagan. No importa qué vía o carrera quieran estudiar, porque en la exploración del espacio tiene cabida todo, pero sea lo que sea, hay que hacerlo con todo lo que uno encuentre dentro de sí, sin miedo a equivocarse”.
Otro de los científicos del CAB que colabora con MEDA, Felipe Gómez, añade: “Si estás interesado en la exploración espacial, persigue tus sueños, estudia y trabaja duro, porque aquello que se persigue se puede alcanzar”.
Análogos terrestres del planeta rojo
El trabajo de Gómez consiste en estudiar la interacción de la atmósfera marciana, especialmente el ciclo hídrico, con el regolito o capa superficial del planeta, y tratar de deducir el potencial de habitabilidad que tiene el planeta rojo. Para entrenarse ha tenido que investigar análogos terrestres en ambientes extremos de nuestro planeta, como desiertos de Túnez y Chile, la depresión de Danakil en Etiopia, algunas islas del Ártico y la Antártida.
“Los estudios a seguir hacia la exploración espacial están relacionados con las ciencias experimentales, relacionadas con la vida o no —aclara—, y pueden ser ingenierías o de otro tipo, porque al final lo importante es colaborar con equipos científicos multidisciplinales que se complementan en grandes proyectos de investigación”.
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En el desarrollo de MEDA y otros dos instrumentos científicos de Perseverance, el espectrómetro PIXL y el radar RIMFAX, también ha participado Christina Hernández. Esta ingeniera de sistemas californiana, de padres mexicanos, no olvida el día en que los tres dispositivos fueron conectados al rover y comenzaron a aparecer los primeros 1 y 0. “¡Estoy segura de que tuvieron una conversación maravillosa!”, bromea.
Desde su puesto en el JPL ofrece sus recomendaciones: “Hay que ponerse las pilas, trabajar, mantenerse vivo y con energía en lo que haces. Sé un explorador sin miedo que abraza el fracaso y aprende durante toda la vida. Crea tu propio espacio en esta industria y sé tú mismo sin arrepentirte. Además, quita tu ego de la ecuación cuando estés resolviendo un problema”.
En otro equipo del Jet Propulsion Laboratory y la misión Mars 2020 trabaja la ingeniera española Sandra Hernández, concretamente con un rover gemelo de Perseverance llamado Optimism: “Es una réplica que se queda en la Tierra para realizar pruebas con él (test eléctricos, con operadores, simulaciones, etc.). Por ejemplo, en el caso de que algo no funcionase bien en Perseverance, podríamos identificar el problema y buscar soluciones”.
Poner pasión en lo que se hace
La pasión que siente por su trabajo la considera esencial para aquellos jóvenes que quieran seguir sus pasos: “Es el verdadero motor que os llevará todo lo lejos que queráis. Escoged una carrera que de verdad os apasione. La ingeniería no es fácil y hay que echarle muchas ganas. También es muy importante crear buen hábito de estudio, porque cuando las clases se vuelven más complejas y a veces no salen bien las cosas, lo único que nos queda es perseverar, no darse nunca por vencido”.
Su compatriota y colega en el JPL Fernando Abilleira coincide: “¡Con ilusión, trabajo, pasión y, sobre todo, con ‘perseverancia’ no hay meta inalcanzable!”. Este ingeniero fue director de Diseño de la Misión y Navegación antes del lanzamiento de la nave, planeando las trayectorias hacia Marte, y después, como subdirector de Operaciones de Vuelo, ejecutó con éxito todo lo programado hasta que el rover se posó por fin en el planeta rojo.
También puede leer: Jessica Watkins: primera astronauta negra que se unirá a la tripulación de la EEI
Entre los técnicos que participaron en la fase de entrada, descenso y aterrizaje (EDL, por sus siglas en inglés), desarrollando dispositivos como el paracaídas supersónico que amortiguó el amartizaje de Perseverance, figura otro ingeniero hispano: Elio Morillo, quien además ha intervenido en el desarrolló del hardware del rover, en las pruebas con Optimism y forma parte del equipo del helicóptero Ingenuity que ha logrado el primer vuelo propulsado en otro planeta.
Estudiar y trabajar para conseguir los sueños
Pero para llegar a trabajar en el JPL y en todos estos proyectos, Morillo ha tenido que recorrer un largo camino: “Crecer en un hogar de clase trabajadora y de madre soltera dejó muy claro que necesitaba estudios, la bala de plata para salir de la pobreza. Nací en Ecuador en 1993, en una época en la que la economía se hundía y nos tuvimos que mudar a Nueva York cuando tenía 4 años. Por circunstancias de la vida luego nos trasladamos a Puerto Rico y allí pasé mi infancia”.
“Pero a mediados de la década de 2000 —continúa—, mi madre reconoció signos de colapso económico y decidió volver a Nueva York esperando que tuviera una mejor educación. Gracias al trabajo duro y ¡perseverancia! completé la escuela secundaria y obtuve dos títulos universitarios. Ahora trabajo en el sueño de mi vida y me entusiasma seguir ampliando el acceso a la exploración espacial”.
Desde el equipo EDL del Jet Propulsion Laboratory, el ingeniero argentino Alejandro San Martín recuerda que la exploración espacial requiere prácticamente todas las áreas de la ciencia y la ingeniería, y anima a los estudiantes interesados “a encontrar las que más les apasionen y en las que sean buenos, dedicándose a ellas todo lo que puedan”.
“Las carreras de ciencia e ingeniería (STEM) ofrecen grandes oportunidades a las minorías y a los migrantes para progresar económicamente y lograr una vida profesional intelectualmente gratificante”, subraya San Martin, que llegó al JPL hace 35 años desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y hoy es el ingeniero jefe de la sección de Guiado y Control, revisando muchos proyectos de vuelo como el de Perseverance y varias sondas espaciales.
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“Hay muchos caminos para entrar en la industria espacial y necesitamos a todos, desde científicos e ingenieros hasta periodistas y artistas: averigua cuáles son tus puntos fuertes (y débiles), qué es lo que te apasiona, y estate siempre preparado o preparada para aprovechar una oportunidad”, concluye Corinne Rojas, hispana de EE UU, de Arizona, una geógrafa que ahora es la ingeniera de operaciones de las cámaras Mastcam-Z, los ojos científicos de Perseverance que este mes han visto su primera puesta de sol marciana.
Futuras exploradoras y exploradores espaciales
Y un aviso especial para las más jóvenes: “Si has escuchado que las niñas no son buenas en matemáticas, eso es falso”, subraya la ingeniera mecánica Sarah Yearicks, californiana orgullosa de sus raíces mexicanas y peruanas.
“Yo no fui la estudiante más fuerte en matemáticas, física o ciencias en general, pero seguí con el sueño de llegar un día a la NASA y aquí estoy”, declara esta integrante del grupo de adquisición y manejo de muestras planetarias, como las que recoge Perseverance en Marte.
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Yearicks, junto al resto de ingenieras e ingenieros hispanos del JPL y los científicos del CAB, son solo la punta del iceberg de la presencia latina en Mars 2020. En la página web de la misión figuran más de 30, pero como recuerda la española María José Viñas, que en colaboración con el ecuatoriano Andrés Almeida lleva la cuenta oficial de la NASA en español: “Además de los hispanos que trabajan en los múltiples centros de la NASA, están todos aquellos que colaboran desde las universidades y otros centros, tanto en EEUU como fuera”.
Y, a su vez, estos son solo una pequeña parte de la gran comunidad global que forma parte de la NASA. Como dijo Diana Trujillo durante el amartizaje de Perseverance, “cuando trabajamos en equipo, juntos perseveramos”.