El fósil de un antepasado de la jirafa da nuevas pistas sobre su cuello alargado
El descubrimiento de un fósil de un antepasado de la jirafa es un indicador de que, posiblemente, las peleas entre machos influyeron en la evolución del cuello alargado del animal, además de la búsqueda de comida en las hojas más altas de los árboles.
Una de las primeras teorías sobre por qué las jirafas tienen cuellos largos la propuso Charles Darwin. Esta consiste en que los antepasados de la jirafa competían por comida y, aquellos que tenían un cuello más largo, podían alcanzar hojas a las que no podían llegar otros herbívoros. Según esta teoría, entonces, la selección natural los habría favorecido. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science por un equipo de paleontólogos arrojó una nueva pista sobre esta característica de las jirafas.
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Una de las primeras teorías sobre por qué las jirafas tienen cuellos largos la propuso Charles Darwin. Esta consiste en que los antepasados de la jirafa competían por comida y, aquellos que tenían un cuello más largo, podían alcanzar hojas a las que no podían llegar otros herbívoros. Según esta teoría, entonces, la selección natural los habría favorecido. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science por un equipo de paleontólogos arrojó una nueva pista sobre esta característica de las jirafas.
La nueva investigación describe un ‘jirafoide’ Discokeryx xiezhi, que es un antepasado lejano de la jirafa. Su morfología demuestra que las peleas entre machos, a cabezazos, para competir por las hembras pueden haber contribuido a la elongación del cuello de las jirafas. El paleontólogo Shi-Qi Wang manifestó a The New York Times que cree el comportamiento de este ‘jirafoide’ eventualmente también lo ayudó a buscar comida en lugares más altos. “A medida de que los machos usaban sus cuellos para peleas cada vez más feroces y sus cuellos se hacían más y más largos, finalmente pudieron alcanzar las hojas más altas”, explicó (También puede leer: ¿Cómo responde el cerebro a eventos sorpresivos?)
El descubrimiento de este antepasado empezó en 1966, cuando el paleontólogo Jin Meng, uno de los coautores del estudio, encontró un trozo de un cráneo, con la parte superior aplanada, en la cuenca de Junggar, al norte de China. Progresivamente, y en los últimos años, empezaron a encontrar más material fosilizado como dientes o fragmentos de mandíbula. Los dientes, justamente, ayudaron a los investigadores a identificar que el fósil que habían encontrado probablemente pertenecía a un antepasado de las jirafas modernas. Hace unos 17 millones de años, la zona de la actual cuenca de Junggar era una extensión de sabanas y bosques, el hogar de muchas especies de grandes mamíferos.
Según los paleontólogos, las vértebras cervicales de Discokeryx xiezhi son muy robustas y tienen las articulaciones más complejas entre la cabeza y el cuello y entre las vértebras cervicales que cualquier mamífero, indicaron al portal Eureka Alert. Estas articulaciones, así como la morfología de su cráneo, lo hicieron particularmente hábil en el combate a cabezazos. De hecho, los investigadores indicaron a este portal que creen que este ‘jirafoide’ pudo haber sido el vertebrado mejor adaptado al impacto de cabeza a cabeza. (Le puede interesar: Un banco genético criollo para conocer los secretos de las orquídeas)
“El estudio muestra que los girafoides exhiben una mayor diversidad de accesorios para la cabeza que otros rumiantes y que vivir en nichos ecológicos específicos puede haber fomentado varios comportamientos de combate intraespecíficos que resultaron en morfologías extremas de cabeza y cuello en diferentes linajes de girafoides”, concluyó la investigación.
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