El grupo de colombianas que quiere desafiar la gravedad cero
Vera Gravitas está conformado por cuatro ingenieras aeroespaciales y mecánicas, cuyo objetivo es visibilizar a la mujer como parte de varios proyectos de investigación científica, un campo que ha sido conformado en su mayoría por hombres. Recientemente ganaron el ZeroG Challenge, un concurso que reta a los estudiantes de todo el mundo a diseñar un experimento para volarlo en gravedad cero.
Paula Casas Mogollón
César Giraldo Zuluaga
Dedicarse a la ciencia es todo un reto para las mujeres. De acuerdo con cifras recopiladas por ONU Mujeres, ellas suelen tener una vida profesional más corta que la de los hombres, es peor paga y su trabajo muy pocas veces sale publicado en las revistas de alto nivel. A pesar de que representan el 33,3 % de los investigadores del mundo, solo el 12 % de los expertos que conforman las academias científicas nacionales son mujeres. Con el propósito de disminuir esa brecha y contrarrestar la deserción de mujeres en las carreras científicas, Luisa Fernanda Mendoza Quintana, estudiante de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia, creó Vera Gravitas, un grupo conformado solo por ingenieras colombianas. (Mujeres de ciencia: estas son algunas de las “duras” de Colombia)
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Dedicarse a la ciencia es todo un reto para las mujeres. De acuerdo con cifras recopiladas por ONU Mujeres, ellas suelen tener una vida profesional más corta que la de los hombres, es peor paga y su trabajo muy pocas veces sale publicado en las revistas de alto nivel. A pesar de que representan el 33,3 % de los investigadores del mundo, solo el 12 % de los expertos que conforman las academias científicas nacionales son mujeres. Con el propósito de disminuir esa brecha y contrarrestar la deserción de mujeres en las carreras científicas, Luisa Fernanda Mendoza Quintana, estudiante de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia, creó Vera Gravitas, un grupo conformado solo por ingenieras colombianas. (Mujeres de ciencia: estas son algunas de las “duras” de Colombia)
“Quería mostrar a la mujer como parte de diferentes grupos de investigación y demostrar que se podían lograr grandes cosas. Las mujeres hemos tenido un problema en Ingeniería, porque siempre tu opinión debe ser validada por un hombre cuando estás en un proyecto de investigación. Y la razón es porque en su mayoría son hombres. Eso genera un círculo seguro para ellos, pero no para nosotras”, revela Mendoza, quien además integra la Asociación Colombiana de Mujeres en Aeroespacial. El nombre de este proyecto surgió entre el juego de palabras del latín de “gravedad” y un homenaje a Vera Rubin, astrónoma estadounidense, pionera en la medición de la rotación de las estrellas dentro de una galaxia, quien luchó por visibilizar el trabajo de las mujeres en la ciencia desde 1950.
Para demostrar su destreza en este campo, Mendoza, Paulina Quintero Arenas (estudiante de Ingeniería Aeroespacial), María del Pilar Monsalve Correa y Oriana Mejía Cardona (alumnas de Ingeniería Mecánica) le apostaron al Barcelona ZeroG Challenge, un concurso que reta a los estudiantes de pregrado, máster o doctorado de todo el mundo a diseñar un experimento para volarlo en gravedad cero o microgravedad, pero sin salir de la Tierra. “Te daban algunas dimensiones y te decían: ‘Usted tiene ese espacio, tiene esas condiciones, tiene que ser seguro para el avión, que no sea algo que vaya a estallar, debe ser viable, no puede pesar más de 20 kilogramos’. Tú decides el experimento, puede ser cualquier cosa”, apunta Mendoza. Para la edición de este año, en la que se presentaron quince universidades.
En las ediciones pasadas, los ganadores se destacaron por medir los signos vitales y cardíacos a las personas que estaban pilotando el avión. Pero Vera Gravitas se quería centrar en la microgravedad y fabricar objetos o materiales que puedan seguir funcionando aunque no haya gravedad. “En palabras más sencillas, este ambiente se produce cuando un objeto no se afecta por la gravedad. Lo que genera es que flote y que, además, se comporte diferente a como lo hace en la Tierra. En la Estación Espacial Internacional (ISS), por ejemplo, se han llevado a cabo varios experimentos de estos”, apunta Mendoza. Para ello, se preguntaron cómo podría realizarse la soldadura de componentes electrónicos en el espacio y debían asegurar que ninguna partícula terminara volando dentro de la caja del experimento.
Con la asesoría de Liliana Bustamante Goez, ingeniera mecánica, docente y tutora del proyecto, elaboraron un diseño que consiste en una estación de soldadura de 50 x 50 x 80 centímetros, muy parecida a una caja completamente sellada, y le instalaron un sistema automatizado con baterías, lo cual disminuirá los costos en las misiones espaciales. Pero ¿cómo funciona? Según cuenta Mendoza, tiene un botón principal y, cuando se mueve, enciende el sistema activando un brazo robótico que es el encargado de sostener un cautín, que es la herramienta eléctrica que suelda metales o materiales electrónicos. “Busca analizar y estudiar la microestructura del material contribuyente en nuestro experimento y las variables fundamentales de los procesos de soldadura en ambientes de microgravedad. Esto se debe a que en un entorno de estos la solidificación permanece constante en toda la muestra”, cuenta Paulina Quintero.
María del Pilar Monsalve Correa, de la Universidad de Antioquia, recalca que las soldaduras en gravedad cero o microgravedad pueden presentar fallas en sus conexiones, principalmente porque el estaño —metal blanco usado en algunos materiales para soldar— no produce conductividad. “En la actualidad, por ejemplo, todos los artefactos que están relacionadas con esta gravedad cero tienen que ir armados desde la Tierra”, sostiene. Si alguna de estas herramientas o el traje espacial de un astronauta se daña, por ejemplo, la principal solución es enviar nuevos elementos hasta el espacio. “Un proceso que es muy costoso”, añade. (Le puede interesar: (Puede leer: Mónica Medina, la bióloga caleña pionera en entender los corales)
Por eso, el experimento desarrollado por Vera Gravitas y ganador de este concurso podría ahorrar dinero en estas misiones. La prueba decisiva la tendrán en septiembre de este año, cuando viajen a Barcelona a probar que su herramienta puede ser una gran aliada en esta carrera especial. En estos meses, la caja de soldadura, que debe funcionar de forma automática, viajará en un avión que tiene un solo motor. “Vamos a probar métodos que nos permitan reparar, por ejemplo, elementos dañados mediante soldadura directamente en estas condiciones. Sueño con que el vuelo de microgravedad sea un éxito”, apunta Monsalve. Las estudiantes buscan apoyo económico para ponerlo en marcha y viajar a Barcelona.
Los resultados del proyecto espacial serán compartidos en una revista de investigación. “La idea es hacer un estudio estadístico respecto a cuáles son los problemas de la soldadura, qué funcionó, qué no, por qué se realizaron las operaciones de tal manera y, así, empezar a posicionar la ingeniería aeroespacial de Colombia en la órbita de otros países”, recalca Mendoza. A pesar de que los esfuerzos de las integrantes de Vera Gravitas se centran en hacer funcionar la estación de soldadura, buscan convertirse en un referente para las niñas, adolescentes y mujeres que se quieran dedicar a la ciencia en Colombia, un país que, aunque tiene más del 50 % de estudiantes universitarias mujeres, las cifras se invierten en los niveles de formación e investigación doctoral y los hombres dominando el campo científico.
Paulina Quintero Arenas
Es estudiante de ingeniería aeroespacial de la Universidad de Antioquia y es parte del semillero de investigación Voyager de esta institución. Su curiosidad y atracción por el universo surgió desde que era muy pequeña y la llevó a sumergirse en una búsqueda de respuestas a las preguntas que pasaban por su mente cuando observaba los astros. “El físico y profesor Alonso Sepúlveda Soto fue una influencia muy grande para elegir mi carrera. Él me acompañó en el proceso de conocer y entender el universo”, dice. Su sueño más grande es: “Convertirme algún día en astronauta y trabajar en conjunto con empresas que se dediquen a la exploración espacial”, comenta.
De la mano del profesor Sepúlveda, Paulina conoció Voyager, uno de los semilleros de investigación de la Universidad de Antioquia. Este grupo se encargaba de ofrecer algunas charlas en las que contaban detalles de las ingenierías, sobre todo de la aeroespacial. Paulina estaba en 11 y se acercó a la universidad para ver de qué se trataba el Voyager. “Verlos hablar con tanta pasión de las cosas que realizaban me hizo sentir que eso era lo que yo quería estudiar”, dice. Ahora, como una de las ganadoras del Barcelona ZeroG challenge espera seguir aportándole a su campo de investigación. “Para mí representa un orgullo enorme este concurso es una oportunidad muy grande que nos dan a los estudiantes de demostrar que podemos realizar grandes investigaciones”, señala. (Puede leer: Murió Ángela Restrepo Moreno, una de las grandes científicas de Colombia)
Luisa Fernanda Mendoza
El primer acercamiento que tuvo Luisa Fernanda Mendoza, estudiante de ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia, con la ciencia fue en el colegio, por medio de su profesora de biología. Luego, conoció a Marisela, profesora de física. “Ellas me inspiraron mucho. Uno de los recuerdos que tengo con Marisela era que en clases hacía chistes de física y yo era la única que le entendía”, recuerda entre risas. Desde décimo conformó el club de astronomía y participó en las diferentes olimpiadas. Y aunque su sueño era estudiar ingeniería física en la universidad EAFIT, su familia no contaba con el suficiente dinero para pagarle la carrera. Por eso, se presentó a la Universidad Nacional y la de Antioquia. “Pasé en ambas. En una quería estudiar matemática pura y en la otra astronomía”, dice.
A pesar de que estaba estudiando astronomía, empezó a sentir muchas inseguridades. “Me preguntaba si realmente me gustaba y si yo era buena. En las ciencias exactas se ve mucha exclusión, eres bueno o no eres bueno”, comenta. Decidió presentarse a Ingeniería Aeroespacial por uno de sus amigos y aun cuando todo el tiempo repetía que no iba a pasar, obtuvo uno de los mayores puntajes en el examen de admisión: 89 puntos. Mendoza sueña con diseñar misiones para una agencia espacial y, mientras sigue trabajando en cumplir su meta, quiere ir a los colegios y generar un impacto social por medio de diferentes conferencias en las que explique su trabajo y el de Vera Gravitas. “Una de las chicas, estando en el colegio, vio una de las conferencias de Voyager y luego de eso estudió Ingeniería Aeroespacial. Esa es mi meta, sembrar una semilla”, apunta.
María del Pilar Monsalve Correa
Uno de los pasatiempos que tenía en su niñez María del Pilar Monsalve Correa, estudiante de 20 años de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Antioquia, era armar y desarmar de todo, desde rompecabezas hasta electrodomésticos. “Siempre he sido muy curiosa y constantemente quiero saber cómo se construyeron los objetos a mi alrededor”, asegura. Pero, la razón principal por la que eligió su carrera es por la afinidad que encontró con la Ingeniería Aeroespacial y por el amplio campo de acción que tiene un ingeniero mecánico. El Barcelona Zero G Challenge fue el primer campo de batalla en el que pudo probar todas las habilidades y destrezas que había adquirido durante su carrera.
“Es como una ilusión haber ganado. Éramos conscientes de la complejidad del concurso y creo que ninguna se lo esperaba”, señala. En septiembre, cuando viajen a Barcelona a probar el experimento, espera que el vuelo de microgravedad sea un éxito y, con los conocimientos adquiridos en el concurso, ampliar el campo de investigación espacial en Colombia. “Sueño con que este logro visibilice más a Colombia en el contexto científico internacional y que sirva de inspiración para niñas y jóvenes y que cada día sean más las mujeres que trabajamos en este campo de la ciencia”, apunta.
Oriana Mejía
Oriana Mejía, estudiante de ingeniería mecánica de la Universidad de Antioquia, soñaba desde que era niña con viajar al espacio. Su padre, Luis Ángel, era el cómplice de sus aventuras. Juntos volaban en una nave espacial casera e imaginaban que eran astronautas y que estaban descubriendo planetas nuevos. “Cuando llegó la hora de elegir una carrera, sin pensarlo dos veces, aseguré que quería ser ingeniería mecánica y poder cumplirle esa ilusión a la Oriana de niña”, recuerda.
Para ella, haber sido una de las ganadoras del Barcelona ZeroG Challenge significó darse cuenta de que todo por lo que ha trabajado en estos años de carrera la están acercando a destacarse en lo que la apasiona. Desde Alemania, donde realiza un año de servicio social voluntario con personas con necesidades educativas especiales, cuenta que su sueño es trabajar en la ciencia y en la investigación. Eso sí, aclara: “Jamás descartaré mi sueño de ser astronauta o, al menos, viajar al espacio”.
Liliana Bustamante
Liliana Bustamante Goez, ingeniera mecánica y magíster en ingeniería de la Universidad de Antioquia, se describe como una feminista que trabaja por reconocer y fortalecer el papel de la mujer en la ingeniería, disminuir las brechas de género y fomentar las vocaciones en las áreas de ciencia, tecnología e ingeniería. Una labor que desempeña desde el colectivo INGénero, de la Facultad de Ingeniería de esta institución. Su interés por la Ingeniería mecánica surgió porque cuando estaba en décimo le gustó mucho la clase de física. “Explicaban las leyes del movimiento, cómo funcionaban las máquinas y daban ciertos indicios sobre la ingeniería mecánica”, cuenta Liliana, quien fue la mentora de Vera Gravitas en el concurso. (Puede leer: Las cinco mujeres que fueron pioneras en la ciencia en 2021)
Para Liliana, esta experiencia “de orientar y apoyar desde todos los puntos de vista a un grupo de chicas con deseos de investigar temas novedosos fue increíble. Encontramos lo difícil que resulta a veces trabajar en grupos conformados principalmente por hombres”, apunta. Por eso, que uno conformado solo por mujeres gane un concurso tan importante, dice Liliana, “representa lo que podemos hacer las mujeres unidas, rompiendo esquemas y donde la opinión de todas es tenida en cuenta”. Entre sus planes más recientes está finalizar el doctorado en ingeniería de materiales.