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Hace un par de semanas un grupo de investigadores publicó un estudio en la revista Systematics and Biodiversity en el que anunció el hallazgo de un nuevo animal. Su descubrimiento no sería tan llamativo si no lo hubiesen hecho un lugar donde la profundidad del océano puede alcanzar hasta 8 mil metros: la Fosa de Atacama.
Ubicada entre Chile y Perú, ese punto ha sido un gran interrogante para quienes estudian la fauna del océano. Intuyen que allí hay una gran diversidad, aunque hay un vacío enorme de conocimiento. “Se sabe que la Fosa de Atacama alberga una comunidad faunística muy distintiva, impulsada por una combinación de estos factores de aislamiento”, escriben en el artículo los investigadores, liderados por Johanna N. J. Weston, del departamento de Biología del Woods Hole Oceanographic Institution.
De hecho, la Fosa de Atacama está caracterizada por la oscuridad y la intensa presión y, aunque parece inhabitable, apuntan en un comunicado, alberga decenas de organismos únicos.
Justamente, ese vacío es el que aquel grupo de científicos, entre los que también está Carolina González, Rubén Escribano y Oswaldo Ulloa, del Instituto Milenio de Oceanografía, de la Universidad de Concepción (Chile), quiere ayudar a llenar. Según sus nuevos registros, encontraron una nueva especie que se ha robado varias miradas: un crustáceo que es el primer anfípodo depredador de gran tamaño y que está activo de estas profundidades extremas.
Dulcibella camanchaca, como llamaron a esta nueva especie, es un depredador caracterizado por nadar rápido. “Lo bautizamos con el nombre de ‘oscuridad’ en las lenguas de los pueblos de la región de los Andes para significar el océano profundo y oscuro del que depreda”, señaló Wetson en el boletín publicado por el Woods Hole Oceanographic Institution.
El crustáceo tiene casi 4 centímetros de longitud y “utiliza apéndices rapaces especializados para capturar y depredar especies de anfípodos más pequeños en el reino de alimentos limitados de la Fosa de Atacama (Perú-Chile)”, explica la entidad. Los cuatro individuos que colectaron fueron hallados a 7.902 metros y, después, fueron congelados para investigarlos.
Luego de que los investigadores hicieran pruebas de ADN se llevaron otra sorpresa: no solo se trataba de una nueva especie, sino también de un nuevo género. A los ojos de Weston, ese descubrimiento “pone de relieve que la Fosa de Atacama es un punto crítico endémico”, es decir, que allí hay especies que, probablemente, no se encuentran en ningún otro lugar en el planeta.
“Este hallazgo subraya la importancia de continuar la exploración de las profundidades oceánicas, en particular en el patio delantero de Chile”, afirmó la Carolina González, coautora del estudio, en el comunicado. “Se esperan más descubrimientos a medida que continuamos estudiando la Fosa de Atacama”.
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