El padre de las neuronas espejo busca tratamientos en el mundo virtual
Desde 1996 sabemos que existen células nerviosas que controlan el mecanismo cerebral de la empatía, responsables de fenómenos como la risa contagiosa. Su descubridor, Giacomo Rizzolatti, desvela algunas de sus aplicaciones médicas actuales, potenciadas por tecnologías como la realidad virtual.
AGENCIA SINC
Hace más de veinte años, Giacomo Rizzolatti descubrió las neuronas espejo en el mono macaco, junto a su equipo en la Universidad de Parma (Italia). Su investigación confirmó en 1996 que un grupo de neuronas se activaba tanto cuando el animal realizaba acciones concretas, como cuando observaba a otros monos o personas repetir lo mismo.
En principio, pareció tan solo un sistema de imitación ligado a movimientos simples, como agarrar comida, pero posteriores análisis constataron que el mecanismo permitía también hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás. Además, el sistema también se descubrió en los humanos, con la activación del lóbulo parietal y la corteza motora del cerebro. El hallazgo le valió a Rizzolatti el Premio Príncipe de Asturias de investigación en 2011, entre otros galardones.
A sus 80 años, el científico continúa investigando en el Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR) como profesor universitario jubilado: “En el CNR ya han contratado a algunos de mis alumnos, pero como soy más famoso atraigo más fondos europeos y privados. Y el Gobierno italiano no da mucho dinero”.
Espejos contagiosos
No todas las acciones provocan una activación del mecanismo espejo. Este sistema permite una comprensión inmediata de una acción. “Si entramos un bar y vemos a una persona agarrar una jarra, no necesitamos pensar que va a beber cerveza. Sin embargo, si vemos un perro ladrando, a nuestro cerebro llegarán los componentes visuales y auditivos del ladrido, pero no lo entenderemos de inmediato. No es un mecanismo espejo”.
Algunas emociones se transmiten también a través de este mecanismo, como la risa y el asco. “El caso de risa es explotado por muchos cómicos, que ríen para provocar que los demás se rían. Esto se consigue mediante la activación de una zona cerebral –el giro cingulado– que al ser estimulada en pacientes, les provoca la risa”, explica.
Sus últimos trabajos de investigación se centran precisamente en el giro cingulado, que se localiza donde ambos hemisferios del cerebro se tocan. “Esta región cerebral no solo es responsable de la risa, sino también de enviar alertas como ‘necesito moverme’, ‘no puedo estar aquí’, etc. Es una parte del cerebro que señala posibles peligros”.
La empatía y sus implicaciones en la era de internet
Las personas somos animales sociales y el descubrimiento de las neuronas espejo desvela algo más sobre nuestra naturaleza. Los seres humanos tenemos “un mecanismo específico para que, cuando vemos dolor en otra persona, también sintamos dolor. No solo entendemos el dolor del otro de manera cognitiva, también lo sentimos”. O con otro ejemplo más desagradable, “si algo te repugna y vomitas es posible que yo también vomite”, añade Rizzolatti.
Se trata de un mecanismo específico que permite a las personas estar no solo en el mismo estado cognitivo, sino también afectivo. Además tiene implicaciones antropológicas: “Es extremadamente importante porque indica que las personas somos muy similares. No lo sientes hacia las cosas o los animales. Con las personas estás en el mismo estado”.
Pero estas capacidades se diluyen en el mundo digital. “Es un lugar un tanto extraño, una experiencia fría. En realidad estás solo, aunque parezca que estás con otras personas. Los japoneses hicieron un experimento para evaluar si la respuesta emocional ante una película era igual que ante una obra de teatro. Y en el teatro la emoción era mucho más poderosa”, explica. Las acciones presenciales son más estimulantes que sus representaciones.
Aplicaciones médicas
Comprender las neuronas espejo también es determinante para tratar los trastornos del espectro autista. La información emocional y el afecto, que se transmiten en las edades más tempranas, se apoyan en estos mecanismos. Aunque Rizzolatti advierte de que en el autismo “hay varias tipologías y por tanto, diversos métodos a la hora de tratarlo”.
Otra aplicación de su trabajo es el tratamiento de derrames cerebrales o accidentes que causan problemas en el sistema motor. “Imagina que tienes un accidente de coche y te ponen una escayola en la pierna. Después de un mes andando de otra manera, cuando te quiten la escayola no podrás andar bien. Tienes que olvidar la forma de andar que habías aprendido”.
“Con la realidad virtual podría avanzarse en una semana el equivalente a un mes de rehabilitación”
Para acelerar este reaprendizaje y olvidar los 'malos movimientos', el neurólogo revela que han utilizado gafas de realidad virtual que estimulan las neuronas espejo. A través de la experiencia inmersiva, el paciente visualiza los movimientos correctos que el sistema motor debe realizar y el mecanismo espejo se activa.
“Según algunos expertos, con esta técnica podría avanzarse en una semana el equivalente a un mes”. Estas estrategias no eximirían al paciente de otras tareas de rehabilitación para ganar músculo. “Tenemos en marcha acuerdos con Microsoft para seguir investigando. Están ayudándonos en el laboratorio”, añade.
Estas técnicas punteras ya se están aplicando en colaboración con una agencia italiana que se ocupa de la rehabilitación de las personas que han sufrido accidentes laborales. “La tecnología es maravillosa. Antes usábamos películas y los estímulos eran más débiles, pero ahora con estas gafas realmente parece que estás caminando tú. Te hace sentirlo”, concluye.
Las neuronas espejo nos permiten aprender por imitación. Esto explica por qué en deportes como el tenis o las artes marciales, el alumno aprende mejor cuanto más cerca está de su maestro, cuyos movimientos repite.
Pero la imitación no es solo importante en el aprendizaje motor. Rizzolatti destaca que el científico estadounidense Vilayanur Ramachandran escribió un ensayo afirmando que la cultura humana se basa en la imitación, algo con lo que él está de acuerdo.
“Cuando el Homo sapiens empieza a imitar la cultura, se convierte en cultura humana. Si nadie hubiese inventado el teléfono, ahora no tendríamos smartphones. Primero alguien inventa algo y después otras personas lo mejoran, con lo que la invención se va haciendo cada vez más complicada. Es algo fundamental en el campo científico y técnico. Así es nuestra cultura”, concluye Rizzolatti.
Hace más de veinte años, Giacomo Rizzolatti descubrió las neuronas espejo en el mono macaco, junto a su equipo en la Universidad de Parma (Italia). Su investigación confirmó en 1996 que un grupo de neuronas se activaba tanto cuando el animal realizaba acciones concretas, como cuando observaba a otros monos o personas repetir lo mismo.
En principio, pareció tan solo un sistema de imitación ligado a movimientos simples, como agarrar comida, pero posteriores análisis constataron que el mecanismo permitía también hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás. Además, el sistema también se descubrió en los humanos, con la activación del lóbulo parietal y la corteza motora del cerebro. El hallazgo le valió a Rizzolatti el Premio Príncipe de Asturias de investigación en 2011, entre otros galardones.
A sus 80 años, el científico continúa investigando en el Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR) como profesor universitario jubilado: “En el CNR ya han contratado a algunos de mis alumnos, pero como soy más famoso atraigo más fondos europeos y privados. Y el Gobierno italiano no da mucho dinero”.
Espejos contagiosos
No todas las acciones provocan una activación del mecanismo espejo. Este sistema permite una comprensión inmediata de una acción. “Si entramos un bar y vemos a una persona agarrar una jarra, no necesitamos pensar que va a beber cerveza. Sin embargo, si vemos un perro ladrando, a nuestro cerebro llegarán los componentes visuales y auditivos del ladrido, pero no lo entenderemos de inmediato. No es un mecanismo espejo”.
Algunas emociones se transmiten también a través de este mecanismo, como la risa y el asco. “El caso de risa es explotado por muchos cómicos, que ríen para provocar que los demás se rían. Esto se consigue mediante la activación de una zona cerebral –el giro cingulado– que al ser estimulada en pacientes, les provoca la risa”, explica.
Sus últimos trabajos de investigación se centran precisamente en el giro cingulado, que se localiza donde ambos hemisferios del cerebro se tocan. “Esta región cerebral no solo es responsable de la risa, sino también de enviar alertas como ‘necesito moverme’, ‘no puedo estar aquí’, etc. Es una parte del cerebro que señala posibles peligros”.
La empatía y sus implicaciones en la era de internet
Las personas somos animales sociales y el descubrimiento de las neuronas espejo desvela algo más sobre nuestra naturaleza. Los seres humanos tenemos “un mecanismo específico para que, cuando vemos dolor en otra persona, también sintamos dolor. No solo entendemos el dolor del otro de manera cognitiva, también lo sentimos”. O con otro ejemplo más desagradable, “si algo te repugna y vomitas es posible que yo también vomite”, añade Rizzolatti.
Se trata de un mecanismo específico que permite a las personas estar no solo en el mismo estado cognitivo, sino también afectivo. Además tiene implicaciones antropológicas: “Es extremadamente importante porque indica que las personas somos muy similares. No lo sientes hacia las cosas o los animales. Con las personas estás en el mismo estado”.
Pero estas capacidades se diluyen en el mundo digital. “Es un lugar un tanto extraño, una experiencia fría. En realidad estás solo, aunque parezca que estás con otras personas. Los japoneses hicieron un experimento para evaluar si la respuesta emocional ante una película era igual que ante una obra de teatro. Y en el teatro la emoción era mucho más poderosa”, explica. Las acciones presenciales son más estimulantes que sus representaciones.
Aplicaciones médicas
Comprender las neuronas espejo también es determinante para tratar los trastornos del espectro autista. La información emocional y el afecto, que se transmiten en las edades más tempranas, se apoyan en estos mecanismos. Aunque Rizzolatti advierte de que en el autismo “hay varias tipologías y por tanto, diversos métodos a la hora de tratarlo”.
Otra aplicación de su trabajo es el tratamiento de derrames cerebrales o accidentes que causan problemas en el sistema motor. “Imagina que tienes un accidente de coche y te ponen una escayola en la pierna. Después de un mes andando de otra manera, cuando te quiten la escayola no podrás andar bien. Tienes que olvidar la forma de andar que habías aprendido”.
“Con la realidad virtual podría avanzarse en una semana el equivalente a un mes de rehabilitación”
Para acelerar este reaprendizaje y olvidar los 'malos movimientos', el neurólogo revela que han utilizado gafas de realidad virtual que estimulan las neuronas espejo. A través de la experiencia inmersiva, el paciente visualiza los movimientos correctos que el sistema motor debe realizar y el mecanismo espejo se activa.
“Según algunos expertos, con esta técnica podría avanzarse en una semana el equivalente a un mes”. Estas estrategias no eximirían al paciente de otras tareas de rehabilitación para ganar músculo. “Tenemos en marcha acuerdos con Microsoft para seguir investigando. Están ayudándonos en el laboratorio”, añade.
Estas técnicas punteras ya se están aplicando en colaboración con una agencia italiana que se ocupa de la rehabilitación de las personas que han sufrido accidentes laborales. “La tecnología es maravillosa. Antes usábamos películas y los estímulos eran más débiles, pero ahora con estas gafas realmente parece que estás caminando tú. Te hace sentirlo”, concluye.
Las neuronas espejo nos permiten aprender por imitación. Esto explica por qué en deportes como el tenis o las artes marciales, el alumno aprende mejor cuanto más cerca está de su maestro, cuyos movimientos repite.
Pero la imitación no es solo importante en el aprendizaje motor. Rizzolatti destaca que el científico estadounidense Vilayanur Ramachandran escribió un ensayo afirmando que la cultura humana se basa en la imitación, algo con lo que él está de acuerdo.
“Cuando el Homo sapiens empieza a imitar la cultura, se convierte en cultura humana. Si nadie hubiese inventado el teléfono, ahora no tendríamos smartphones. Primero alguien inventa algo y después otras personas lo mejoran, con lo que la invención se va haciendo cada vez más complicada. Es algo fundamental en el campo científico y técnico. Así es nuestra cultura”, concluye Rizzolatti.