El ruido generado por los humanos estaría dañando a los animales invertebrados
Los investigadores encontraron que, entre otras consecuencias, que la exposición durante mucho tiempo al ruido puede generar diversos impactos en el comportamiento de estos animales. Por ejemplo, los sonidos de los barcos limitan la capacidad de los cangrejos costeros de cambiar de color para camuflarse.
Cada vez se recopila más información de las consecuencias que tienen las actividades humanas en los ecosistemas, en la flora y en la fauna. Ahora, un reciente estudio demostró que el ruido de las actividades humanas está dañando a los animales invertebrados y también a los ecosistemas oceánicos. (Lea: Lahore, en Pakistán, fue la ciudad con el peor aire del mundo en 2022)
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Cada vez se recopila más información de las consecuencias que tienen las actividades humanas en los ecosistemas, en la flora y en la fauna. Ahora, un reciente estudio demostró que el ruido de las actividades humanas está dañando a los animales invertebrados y también a los ecosistemas oceánicos. (Lea: Lahore, en Pakistán, fue la ciudad con el peor aire del mundo en 2022)
En los resultados publicados en la revista Frontiers in Marine Science, los científicos explicaron que llegaron a esta conclusión luego de revisar cientos de estudios sobre el impacto que tiene el ruido generado por los humanos en los invertebrados marinos, como los cangrejos o los moluscos, por ejemplo.
Tras varias revisiones, los investigadores de la Universitat Politècnica de Catalunya, BarcelonaTech (UPC) y la Universidad de Exeter, determinaron que el ruido humano está causando un daño desde el nivel celular hasta los ecosistemas completos.
Marta Solé, doctora de la UPC y autora principal de esta investigación, por medio de un comunicado asegura que “muchas personas se sorprenden al descubrir que los invertebrados pueden incluso percibir sonidos, pero en realidad el sonido es fundamental para su supervivencia”.
Además, cuenta Solé que en el agua la luz no viaja muy bien. Sin embargo, este panorama no es el mismo con el sonido, pues si viaja muy bien en este entorno y los invertebrados los usan de diversas formas.
Lo que han encontrado es que “las actividades humanas, especialmente el transporte marítimo, están cambiando rápidamente el paisaje sonoro del océano, y nuestro estudio reúne la evidencia más reciente sobre los impactos de esto”, según dice la doctora. (Puede leer: La contaminación está aumentando el intento de apareamiento entre moscas macho)
Pero, ¿cómo podrían verse afectados los invertebrados con el ruido generado por los humanos? Los investigadores explican que, por ejemplo, se retrasaría la eclosión y el desarrollo de los huevos en los crustáceos y aumentar las anomalías y las tasas de mortalidad entre las larvas de crustáceos, bivalvos (como mejillones y ostras) y gasterópodos (como los caracoles).
Otra de las consecuencias es que los sonidos de baja frecuencia pueden causar lesiones e incluso la muerte. Un ejemplo de esto fue lo sucedido hace unas semanas en las playas de España, donde varios cefalópodos (como calamares y pulpos) se quedaron varados en la orilla. Una investigación encontró que el ruido había dañado sus órganos auditivos encargados de ayudarlos a navegar (estatocistos).
Asimismo, la exposición durante mucho tiempo al ruido puede generar diversos impactos en el comportamiento de estos animales. Por ejemplo, los sonidos de los barcos limitan la capacidad de los cangrejos costeros de cambiar de color para camuflarse.
Los investigadores dicen que también descubrieron cambios fisiológicos. “La sepia común del Mediterráneo mostró variaciones en el contenido de proteínas debido a la exposición al sonido, con algunas de las proteínas afectadas relacionadas con el estrés”, dicen en el documento.
En cuanto al cambio de ecosistemas completos, los investigadores señalan que todavía se necesitan más datos para investigar. Sin embargo, advierten, que al cambiar el comportamiento y la salud de los depredadores y presas en redes alimentarias complejas, el ruido podría afectar a los ecosistemas.
Sophie Nedelec, doctora de la Universidad de Exeter, explica que los invertebrados pueden detectar el sonido bajo el agua por medio de tres tipos de sistemas sensoriales. “Son los receptores “superficiales”, ubicados en la superficie de su cuerpo; los internos de “estatocistos”, equivalentes a los oídos; y los apéndices, que son flexibles y detectan las vibraciones”. (Le puede interesar: Científicos piden un tratado que elimine la basura espacial. ¿Será posible?)
Nedelec indica que se necesita saber con urgencia más información sobre los impactos de la contaminación acústica en estos animales y en los ecosistemas. “Dadas las muchas presiones causadas por los humanos, incluido el cambio climático y la pesca, debemos hacer todo lo posible para limitar el ruido submarino”.
Entre las principales fuentes de ruido marino están las grandes embarcaciones, el dragado y, por supuesto, la minería de los fondos marinos, un tema que últimamente ha estado latente en la agenda informativa, no solo por sus consecuencias, sino porque está a puertas de ser aprobada en algunos países.
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