Desde 2015, un equipo de científicos está estudiando el arte rupestre que se encuentra en los márgenes del río Orinoco, en regiones de Colombia y Venezuela. Los paneles, que aparecen exclusivamente en el Alto y Medio Orinoco, suelen tener un tamaño de más de 10 metros cuadrados y se conocen desde hace más de un siglo. Estos grabados al aire libre se producen raspando las superficies. Los grabados son muy superficiales, pero visibles desde una distancia de varios cientos de metros debido a su tamaño, ubicación prominente y el contraste entre las superficies de granito más claras y desgastadas y la biopelícula negra.
Las serpientes gigantes son el motivo monumental más extendido. Se encuentran en la mayoría de los sitios monumentales y muestran patrones iconográficos consistentes en su representación y composición. Los científicos creen que eso puede indicar una comprensión compartida de su papel y función. Estos grabados suelen tener decenas de metros de largo, y el más grande mide más de 40 metros de largo.
“Las serpientes dominan constantemente los paneles; son desproporcionadamente grandes y están colocados centralmente en relación con otros motivos, lo que sugiere que son clave para las escenas”, escriben los investigadores, que publicaron un artículo con sus hallazgos en Antiquity. Las serpientes horizontales predominan al norte de los rápidos de Atures y las verticales desde los rápidos de Maipures y aguas arriba. (Puede ver: Nasa lanzaría este 5 de junio la primera misión tripulada de la nave Starliner)
Ahora, ¿cuál es el significado de esas serpientes? “Las boas y las anacondas son actores prominentes en las cosmologías indígenas en todo el norte de América del Sur, y el significado de las serpientes parece trascender las fronteras lingüísticas y étnicas”, escriben. Los científicos explican que en la mitología de esa región se dice que las serpientes desatan inundaciones cósmicas y se las retrata como depredadores caníbales. En los mitos arawak y tukano del noroeste del Amazonas, por ejemplo, las serpientes emergieron de las cabeceras, antes de crear los ríos y vías fluviales metafóricas del mundo, como la Vía Láctea.
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A través de estos mitos, los grupos de habla tukano y arawak vinculan sus orígenes con el surgimiento, los viajes y los lugares de descanso de ancestrales canoas-serpiente, que sirven para distinguir entre grupos familiares y no familiares. En conclusión, para los investigadores “los diversos roles desempeñados por las serpientes resaltan su importancia en la forma en que los grupos indígenas se relacionaban con el medio ambiente, en particular la reproducción de la sociedad y la apropiación de paisajes a través de viajes migratorios”. Sostienen, entonces, que “la representación de serpientes gigantes en el arte rupestre del Orinoco debe verse en el contexto de estas cualidades poderosas y peligrosas”.
Para los investigadores, entre los que se encuentran colombianos, los grabados monumentales del Orinoco Medio representan una tradición única de producción artística a gran escala. En el artículo sugieren que los pueblos precolombinos percibían las serpientes gigantes como un recordatorio siempre presente de antiguos conflictos y negociaciones entre seres sobrenaturales y humanos. “Nuestro análisis del arte rupestre monumental sugiere que los paneles probablemente actuaron como marcadores en los bordes de los límites del grupo y como un agente protector dentro de los espacios domésticos. La visibilidad y prominencia de gigantescos afloramientos de serpientes en el río y sus orillas enfatiza esta noción”, escriben.
Sostienen que los gigantescos paneles de serpientes comprenden un potencial “paisaje mitológico multicéntrico”. Estos paneles fueron fundamentales para la creación de lugares indígenas a lo largo de los ríos de las tierras bajas de América del Sur, y las serpientes gigantes fueron figuras preeminentes en los mitos que pueden vincularse a esta práctica artística.