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El telescopio James Webb captó una estrella distante en medio de sus etapas finales de vida. Se trata de una estrella nombrada Nebulosa del Anillo en Lyra, ubicada a 2.600 años luz de la Tierra, que se formó cuando una estrella “arrojó” su material al espacio y se produjeron anillos de colores vivos, nubes y burbujas.
El telescopio capturó la estructura de la nebulosa expandiéndose, además de la región interna de su estrella enana blanca central, que tiene el tamaño aproximado de un planeta.
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Estas nebulosas son conocidas como “nebulosas planetarias”, aunque no tienen nada que ver con los planetas. Se prevé que estrellas como el sol terminen formando nebulosas planetarias, luego de pasar por enanas blancas.
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Michael Barlow, profesor de la University College of London y quien dirigió el estudio, afirmó para The Guardian que “todavía no comprendemos completamente todos los procesos que tienen lugar durante esta fase de oruga a mariposa”, refiriéndose a los ciclos de las estrellas y los elementos que arrojan y que hacen parte del proceso de formación de las nebulosas.
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Sin embargo, el científico destacó que la nebulosa en cuestión es una de las nebulosas planetarias que más cerca están, por lo que es un “objetivo ideal” para que el James Webb “estudie los procesos a pequeña y gran escala que trabajan para formar las estructuras moleculares polvorientas que vemos en estas imágenes”.
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