
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Astrónomos estadounidenses tuvieron que retractarse tras haber creído que habían encontrado un nuevo asteroide. De manera más específica, científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, en Estados Unidos, anunciaron el pasado 2 de enero el descubrimiento de un asteroide, al que nombraron 2018 CN41, a menos de 240.000 kilómetros de la Tierra, pero el objeto no era lo que creían.
El supuesto asteroide causó gran revuelto ya que, según las características observadas por los astrónomos, tenía posibilidad de colisionar en algún momento con nuestro planeta. Sin embargo, luego de que la noticia fuera divulgada en redes sociales, se descubrió la verdad sobre el objeto: que era un coche Tesla Roadster, lanzado en 2018 al espacio por el cohete Falcon Heavy de SpaceX, reconocida compañía liderada por Elon Musk, uno de los hombres más cercanos al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El Centro de Astrofísica de Harvard corrigió rápidamente su error, pero no es la primera vez que algo así sucede con ese mismo objeto. De hecho, y como le contó a El País de España Julia de León, investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), explica que lo mismo ocurrió hace cinco años, cuando científicos del Observatorio Halekala, en Hawái, creyeron encontrar un asteroide al que nombraron 2020 SO, pero que resultó ser un cohete de la NASA que se lanzó en dirección a la Luna en 1966, pero que se perdió en el camino.
De León también le contó a El País que aunque este tipo de equivocaciones no son habituales, sí comienzan a resultar preocupantes debido a las constelaciones de satélites y la basura espacial que no logra ser diferenciada de los objetos espaciales con la suficiente eficacia por los equipos astronómicos. En palabras de De León, otras compañías, además de Tesla, también están lanzando satélites.
Por ello, una de las recomendaciones de la experta es que los gobiernos y las compañías que pongan en órbita los satélites puedan buscar alternativas para que no se queden vagando en el espacio, pues, a medida que pase el tiempo, los científicos tendrán que lidiar en mayor medida con este tipo de eventos, además de desarrollar instrumentos con los que establecer diferencias más claras.
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