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Cada diciembre, la prestigiosa revista Nature suele publicar un listado de quiénes fueron las personas más influyentes en el año en temas relacionados con ciencia. Se trata de investigadores, como lo reseña la revista, que, junto a sus equipos, ayudaron a hacer descubrimientos sorprendentes y llamaron la atención sobre cuestiones cruciales. (Lea La engañosa historia de la “primera astronauta colombiana”)
“En un año repleto de crisis y descubrimientos asombrosos, la lista de los 10 de este año incluye a una astrónoma que ayudó a abrir una ventana a los confines del universo, a investigadores que desempeñaron un papel fundamental en la lucha contra la pandemia de la covid-19 y del brote de monkepox, y a un cirujano que superó los límites del trasplante de órganos”, le dijo a Agencia Sinc, Rich Monastersky, redactor jefe de la revista británica. (Lea Un paso para soñar, con prudencia, con producir energía a partir de la fusión nuclear)
Estas son las personas que hacen parte del listado:
Jane Rigby, clave en funcionamiento del telescopio espacial James Webb
Varias de las noticias científicas más importantes del año estuvieron relacionadas con telescopio espacial James Webb, que, desde que fue lanzado en diciembre del 2021, le ha permitido a los astrónomos empezar a ver el universo con un detalle que antes no habían logrado. Entre las muchas personas que participaron en su lanzamiento, hay una que fue crucial: Jane Rigby, astrónoma del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, en Greenbelt (Maryland).
Esta estadounidense se involucró en el proyecto en 2010 y su trabajo fue indispensable para sacar adelante el proyecto, a medida que los científicos batallaban contra los recortes presupuestales. Así mismo, su papel fue clave, como reseña Agencia Sinc, en la medición y comprensión de la luz de fondo que se filtra en las observaciones del JWST.
Rigby, que se identifica como Queer, aseguró a Nature que su activismo en la comunidad LGBT+ ha sido clave en el perfeccionamiento de su liderazgo en la ciencia.
Yunlong Cao, con la lupa puesta sobre las variantes del covid
Una de las cosas indispensables durante la pandemia del covid-19 fue la investigación genómica del virus SARS-CoV-2. Entre las muchas personas que se han encargado de esa tarea en el mundo, para los editores de Nature, hubo una clave: Yunlong Cao, investigador genómico de la Universidad de Pekín.
Tras regresar a su país desde Estados Unidos, donde empezó su doctorado, Cao se percató de que lo que había aprendido sería útil para, señala Sinc, estudiar los anticuerpos desencadenados por la infección que causaba el coronavirus. Su trabajo ha ayudado a seguir en detalle la evolución del virus y las mutaciones que presenta. También prefijo varias de ellas.
“El equipo de Cao predijo las mutaciones clave que definirían muchas de las variantes que circulan actualmente, mediante el estudio de anticuerpos de personas que se habían recuperado de BA.5, su ancestro BA.2 y variantes anteriores. Estos pronósticos permitieron al equipo evaluar las habilidades de las variantes para evadir la inmunidad poco después de haber sido identificadas y, a menudo, semanas antes que otros equipos”, indica Nature.
“Esta es la primera vez, creo, que estamos por delante del virus”, le dijo Cao a la revista.
Saleemul Huq, detrás de una medida impensable para frenar cambio climático
Una de las principales decisiones que se tomaron en la última cumbre de cambio climático, que se llevó a cabo en Egipto fue el acuerdo para que los países más ricos pagaran por las pérdidas y daños que las naciones más pobres y vulnerables están padeciendo debido al fenómeno climático.
Aunque fue una decisión llena de tensiones y discordias, no se hubiese podido tomar sin el trabajo de Saleemul Huq, un investigador del clima de Bangladesh, un país que este año se vio perjudicado por una fuerte ola invernal.
Según Nature, durante más de una década, Huq ha sido el líder no oficial de ese movimiento que buscaba un acuerdo de pérdidas y daños, que se había pospuesto por cerca de 30 años. Originalmente, biólogo de plantas, ahora dirige el Centro Internacional para el Cambio Climático y el Desarrollo en Dhaka.
Como le dijo Lisa Schipper, investigadora climática de la Universidad de Oxford, Reino Unido, a Nature, “Huq lideró el establecimiento de una red mundial de expertos que trabajan en una rama del desarrollo llamada adaptación basada en la comunidad”. Es una idea, que se “centra en ayudar a las comunidades rurales a encontrar sus propias soluciones a los problemas basadas en la investigación”.
Svitlana Krakovska, la voz de Ucrania en medio de una guerra que también tiene que ver con el cambio climático
“Este cambio climático inducido por el hombre y la guerra contra Ucrania tienen conexiones directas y las mismas raíces: son los combustibles fósiles y la dependencia de la humanidad de ellos. La facilidad para recibir energía de la quema de carbón, petróleo y gas ha cambiado el equilibrio de poder en el mundo humano”.
Esas fueron las palabras que Svitlana Krakovska le dijo este año a los delegados del Panel Intergubernamental de Cambio Climático en una de las sesiones plenarias. Ella, representante de Ucrania ante ese grupo de científicos, tomó, desde entonces, la vocería de su país en un escenario internacional para vincular la actual invasión rusa a la dependencia que tenemos los humanos de los combustibles fósiles.
Krakovska, quien dirige el Laboratorio de Climatología Aplicada en el Instituto Hidrometeorológico de Ucrania en Kyiv, se convirtió en una activista por la acción climática y por Ucrania. Ha estado en varios escenarios internacionales para hablar sobre estos dos grandes problemas, mientras su ciudad lucha para obtener electricidad, calefacción y agua en época de invierno.
Por ahora, anota Aisling Irwin, que hizo el perfil de ella para Nature, “continúa trabajando en las proyecciones del cambio climático para Ucrania y espera convocar seminarios web pospuestos para explicar los informes del IPCC. Está gastando los honorarios que gana por el trabajo internacional y los compromisos de hablar en la compra de generadores de electricidad para otros ucranianos”.
Dimie Ogoina, clave para contener la viruela del mono
Después de que el mundo se viera en serios aprietos para sortear la pandemia del covid-19, varios países empezaron a enfrentar otra dificultad: un brote del mokeypox, que causa la viruela símica.
Para detallar con más precisión qué había variado en comparación con los brotes que se habían presentado en años anteriores en África, fue clave el trabajo de científicos de ese continente. Entre ellos Nature destaca a Dimie Ogoina, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad del Delta del Níger en Amassoma (Nigeria).
Ogoina fue crucial para comprender, por ejemplo, la propagación del virus. Tras estudiarlo, junto a sus colegas argumentó que podía propagarse a través del contacto sexual entre personas de forma mucho más eficiente de lo que se pensaba anteriormente.
En este momento la viruela del simio ha causado más de 82 mil infecciones y 65 muertes en todo el mundo.
Lisa McCorkell, la batalla para que no olvidemos el long covid
Una de las consecuencias que ha dejado la pandemia del covid-19 fue ese conjunto de secuelas que los especialistas del mundo de la salud agruparon bajo un término que se ha vuelto popular: el “long covid”.
Aunque ha disminuido el interés sobre este trastorno, gracias a personas como Lisa McCorkell, aún está en el radar de investigadores. Los esfuerzos de esta investigadora de Estados Unidos han contribuido a sensibilizar a las personas sus colegas sobre esta enfermedad.
De hecho, es miembro fundador de Patient-Led Research Collaborative y su trabajo permitió la creación de un fondo de 4,8 millones de dólares para proyectos de investigación.
“Estamos tratando de poner a los pacientes al frente de todo tipo de investigación”, dice McCorkell a Nature. “Hacemos que los pacientes determinen cuáles son nuestras prioridades de investigación y toman la decisión final sobre a dónde va este dinero”.
En su caso, después de un episodio leve de covid-19 en 2020, tuvo “long covid”, que aún continúa afectando su vida diaria.
Diana Greene Foster, investigadora sobre el aborto
Si hubo una noticia que este año sacudió a Estados Unidos, fue la decisión del Tribunal Supremo de anular la resolución legal del país sobre el acceso al aborto. ¿Cuál ha sido el impacto de esta medida? ¿Qué consecuencias puede tener?
Gracias a Diana Greene Foster, demógrafa de la Universidad de California en San Francisco, esos interrogantes han empezado a tener respuestas. Como reseña SINC, incluso, ella ya estaba preparada para esta decisión y había empezado a planificar un estudio para analizar las repercusiones.
Conocido como el estudio Turnaway, con más de 50 artículos publicados en revistas científicas, ha demostrado que mientras que abortar no perjudica la salud ni el bienestar de las mujeres que lo hacen, negar esta opción sí tiene consecuencias económicas muy graves, así como para la salud de las personas. También daña las familias.
Entre sus hallazgos, se ha percatado que, como dice Sinc, “las mujeres a las que se deniega un aborto tienen más probabilidades de vivir en la pobreza, criar solas a sus hijos y sufrir complicaciones potencialmente mortales relacionadas con el nacimiento de ese hijo”.
“Realmente no habíamos ideado una forma rigurosa de documentar cómo el aborto en sí mismo afectaba a las personas”, le dijo a Natrue, Lauren Ralph, epidemióloga de la Universidad de California en San Francisco, que trabajó con Foster en el estudio. “Realmente se le ocurrió este hermoso e innovador diseño”.
En términos más detallados, Foster y su equipo convencieron a 30 proveedores de servicios de aborto en Estados Unidos para que reclutaran a mujeres que se sometieron a un aborto, así como a aquellas que no habían cumplido el límite designado por un centro y se les negó el procedimiento. El Estudio Turnaway rastreó cómo les fue a casi 1,000 mujeres durante hasta 5 años, indica Nature.
António Guterres, otro diplomático que lucha contra el cambio climático
Las declaraciones sobre las consecuencias del cambio climático que suele hacer Antonio Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas, le dan la vuelta al mundo. Es directo con los principales culpables y con la necesidad de frenar el consumo de combustibles fósiles.
Por eso es que la revista Nature lo incluyó en el grupo de las diez personas más destacadas en ciencia. “Estamos en una autopista hacia el infierno climático y seguimos pisando el acelerador”, dijo, por ejemplo, en la cumbre de Cambio Climático que se llevó este año en Egipto. “Nuestro planeta sigue en urgencias”, fue otro de los mensajes que dio al final del encuentro.
A los ojos de los editores de Nature, Guterres, exministro portugués, ha actuado como la conciencia del mundo. “Guterres es una voz contundente e importante sobre el cambio climático y la biodiversidad”, le dijo a Nature Måns Nilsson, director ejecutivo del Instituto Ambiental de Estocolmo. “Utiliza su poder de convocatoria para movilizar a los jefes de gobierno y también a las empresas sobre la acción contra el cambio climático en particular”.
Muhammad Mohiuddin, el “duro” de los trasplantes
Una de las noticias que descrestó al mundo este año tuvo que ver con el primer trasplante a un humano de un corazón de cerdo modificado genéticamente. Detrás de ese excepcional hecho estuvo Muhammad Mohiuddin, cirujano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Baltimore).
El xenotrasplante, como se conoce en el argot médico al trasplante de un órgano de un animal a un humano, se le hizo a David Bennett, un estadounidense de 57 años que sufría una cardiopatía terminal.
El paciente, sin embargo, murió dos meses después de la operación. Pese a ello, para Mohiuddin y el equipo médico sobrevivió más de lo que nadie esperaba. “Viví y morí con ese paciente. Quería que viviera para siempre, eso lo llevaba en el corazón, pero en mi cabeza sabía que sería un milagro”, le dijo a Nature.
Como explica Nature, Mohiuddin y su equipo “ha recibido críticas ocasionales de grupos de derechos de los animales y otros investigadores con respecto a la elección del destinatario”. “Hay muchas opiniones, pero tenemos los datos, que creemos que es mejor que no tener esos datos”, responde él.
Pese a ello, la noticia, en el mundo médico, fue calificada como un verdadero hito.
Alondra Nelson, ¿llegó la hora de la ciencia abierta?
Alondra Nelson es socióloga del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey, y hace parte del equipo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Desde allí, donde llegó a la dirección de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de EE.UU., desarrolló nuevas directrices sobre ciencia abierta.
Como reseña Sinc, “ha dirigido la mayor —y más controvertida— directriz científica de la Administración de Biden hasta la fecha, un llamamiento a todas las agencias federales para que garanticen que la investigación que financian sea plenamente accesible al público en el momento de su publicación”.
Según le dijo Nelson a Nature, la administración Biden tiene una oportunidad histórica para promover la equidad a través de políticas federales y reforzar la integridad científica en todas las agencias. “Es un momento emocionante para estar en el gobierno”, aseguró.
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