El viaje de la primera mujer a la Luna y otros eventos científicos claves en 2024
Nuevos computadores capaces de procesar millones de cálculos por minuto y el regreso del humano a la Luna, que será en noviembre del próximo año, hacen parte de los hechos científicos más esperados.
En 2024, la NASA pondrá en marcha Artemis II, la misión tripulada a la Luna, que tiene como objetivo principal confirmar que todos los sistemas de la nave espacial Orión funcionen según lo diseñado, para validar las capacidades técnicas necesarias para que los humanos puedan pasar largos períodos en el espacio profundo, y así obtener el conocimiento necesario para futuras misiones.
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En 2024, la NASA pondrá en marcha Artemis II, la misión tripulada a la Luna, que tiene como objetivo principal confirmar que todos los sistemas de la nave espacial Orión funcionen según lo diseñado, para validar las capacidades técnicas necesarias para que los humanos puedan pasar largos períodos en el espacio profundo, y así obtener el conocimiento necesario para futuras misiones.
El viaje, que durará diez días, será histórico, pues además de ser el regreso del humano a la Luna desde la década de 1970, será el primero en llevar a una mujer hasta el satélite de la Tierra: Christina Hammock Koch, especialista de la misión 1, quien estará acompañada del comandante Reid Wiseman, el piloto Victor Glover (los tres son astronautas de la NASA), y el especialista de misión 2 Jeremy Hansen, de la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
“Por primera vez en más de 50 años, estas personas serán los primeros humanos en volar a los alrededores de la Luna. En la tripulación se encuentran la primera mujer, la primera persona de color y la primera persona canadiense en una misión lunar, y los cuatro astronautas representarán lo mejor de la humanidad mientras exploran el espacio en beneficio de todos”, dijo Vanessa Wyche, directora del Centro Johnson de la NASA.
La tripulación de Artemis II viajará aproximadamente 4.600 millas más allá de la cara oculta de la Luna. Desde ese punto de vista, podrán ver la Tierra y la Luna desde las ventanas de Orión. Específicamente, la tripulación evaluará el desempeño de los sistemas de soporte vital necesarios para generar aire respirable y eliminar el dióxido de carbono y el vapor de agua que se producen cuando los astronautas respiran, hablan o hacen ejercicio.
Esta misión se basa en el éxito de Artemis I, el viaje a la Luna no tripulado que lanzó la NASA a finales de 2022. Se espera que esta segunda misión sea lanzada en noviembre de 2024, desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida, Estados Unidos. De su éxito depende Artemis III, la misión que busca llevar al humano nuevamente a la superficie lunar para realizar trabajos de exploración.
Otros eventos científicos claves serán los siguientes:
Otras misiones al satélite de la Tierra
Artemis II no será el único viaje que realice la NASA a la Luna en 2024. De hecho, para principios del próximo año, el 23 de febrero exactamente, está programada la Misión Peregrine 1 (TO2-AB), que tiene como objetivo estudiar la exosfera lunar, las propiedades térmicas y la abundancia de hidrógeno del regolito lunar (capa de materiales no consolidados que están sobre roca sólida), los campos magnéticos y el entorno de radiación.
La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) también espera llegar a la Luna el 19 de enero de 2024, con su misión Smart Lander for Investigating Moon (SLIM), que fue lanzada el 6 de septiembre de este año. Desde el 25 de diciembre, la misión logró entrar en órbita lunar y va por buen camino para convertirse en la primera misión japonesa a la superficie lunar.
China también está preparando la misión lunar, llamada Chang’e-6, una expedición robótica que llegará hasta la Cuenca Aitken, del Polo Sur, para recolectar muestras de la cara oculta de la Luna. Si la misión tiene éxito, será la primera vez que se obtengan este tipo de muestras. Se espera que para mitad de año China lance el satélite de retransmisión Queqiao 2, que permitirá la comunicación entre la sonda Chang’e 6 y la Tierra.
Viajes hacia otras lunas
Para octubre, se espera que despegue la misión Europa Clipper de la NASA, que viajará hacia Europa, uno de los satélites de Júpiter, con el fin de investigar si la luna helada, con su océano subterráneo, tiene la capacidad de albergar vida. El trayecto será de 2.900 millones de kilómetros y se espera que llegue a su destino en 2030.
Otra misión que tiene planeada Japón es la exploración a Fobos y Deimos, las dos lunas de Marte. La misión denominada Martian Moons eXploration (MMX) busca recoger las primeras muestras de la superficie de estos satélites, para regresar a la Tierra en 2029.
Se fortalece la era de los supercomputadores
A principios del próximo año entrará en funcionamiento Júpiter, un supercomputador a exaescala que puede realizar un quintillón (un billón de billones) de cálculos por segundo. Los investigadores utilizarán la máquina para crear modelos de “gemelos digitales” del corazón y el cerebro humanos con fines médicos y ejecutar simulaciones de alta resolución del clima de la Tierra.
Además, de esta computadora de exaescala, el Laboratorio Nacional Argonne instalará otras dos de estas máquinas, una en Lemont, Illinois, y otra en California, que se encuentra en fase de depuración final y servirá para simular los efectos de las explosiones de armas nucleares. Alemania, Francia y Japón siguen desarrollando este tipo de tecnología.
Mayor capacidad para estudiar partículas subatómicas
China sigue con la construcción del Observatorio Subterráneo de Neutrinos de Jiangmen (JUNO), que espera tener listo para 2024. La misión de este observatorio es estudiar los neutrinos, unas partículas subatómicas difíciles de ver que están por todas partes y son cruciales para múltiples áreas de la ciencia, pero de las que hace falta conocer más.
Este observatorio, ubicado a unos 700 metros bajo tierra en la ciudad de Jiangmen, provincia de Guangdong, al sur de China, sería 20 veces más grande que el actual detector de este tipo, el Super-Kamiokande en Japón.
Algunos neutrinos provienen de supernovas (explosiones de estrellas), de la desintegración radiactiva de las rocas de la Tierra, las reacciones del Sol e incluso las auroras de nuestro planeta. Estas partículas pasan a través de nuestro cuerpo cada segundo, y pueden contener pistas sobre los orígenes del universo.