En Colombia persiste la brecha entre mujeres y hombres científicos
En los últimos años se ha incrementado el número de mujeres que cursan carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en el país, pero no quiere decir que haya una disminución en la brecha de género. Un estudio elaborado por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) mostró que en 2021 apenas el 37,9 % de personas graduadas en esos pregrados fueron mujeres.
Luisa Fernanda Orozco
Ser científica no es fácil en Colombia. Recuerdo que, a los ocho años, quise ser una de las primeras mujeres en llegar a Marte. Luego mi deseo cambió y se concentró en la biología marina por sueños que obedecían a lo que aprendía en History o Discovery Channel. Después me interesó la ingeniería mecánica, y cuando le conté a mi familia que quería estudiar esa carrera, me sobrevino la realidad: “¿Eso no es para hombres?”. Aunque después me decidí por el periodismo, muchas mujeres sí se vieron obligadas a escoger entre la profesión que les apasionaba, a pesar de los prejuicios, o estudiar algo más “sencillo”. Es por eso que el 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se celebra en una Colombia donde hay científicas brillantes, pero donde permanece una brecha.
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Ser científica no es fácil en Colombia. Recuerdo que, a los ocho años, quise ser una de las primeras mujeres en llegar a Marte. Luego mi deseo cambió y se concentró en la biología marina por sueños que obedecían a lo que aprendía en History o Discovery Channel. Después me interesó la ingeniería mecánica, y cuando le conté a mi familia que quería estudiar esa carrera, me sobrevino la realidad: “¿Eso no es para hombres?”. Aunque después me decidí por el periodismo, muchas mujeres sí se vieron obligadas a escoger entre la profesión que les apasionaba, a pesar de los prejuicios, o estudiar algo más “sencillo”. Es por eso que el 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se celebra en una Colombia donde hay científicas brillantes, pero donde permanece una brecha.
Un panorama similar vivió María Teresa Rugeles López, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y coordinadora del grupo de Inmunovirología, quien comenzó su carrera investigando sobre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), y en marzo de 2020 hizo parte del equipo de esta institución que consiguió aislar el SARS-Cov-2, que es el coronavirus que produce el covid-19 en las personas. En 2021 recibió el Premio Nacional a la Obra Integral en Ciencia.
Rugeles insiste en que en Colombia sigue persistiendo un porcentaje reducido en la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. “No hay una política pública definida para esto, sino que las nuevas generaciones se han dado cuenta de que sí hay un espacio para ellas”, cuenta. De acuerdo con un reciente estudio elaborado por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana y publicado el 9 de febrero de 2023, la participación de las mujeres en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por su sigla en inglés) aún es considerablemente inferior a la de los hombres.
Este documento, que recopiló los datos del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, muestra que durante 2021 exactamente 205.705 personas en el país comenzaron a cursar algunas de estas carreras. De este número, el 31,5 % eran mujeres y el 68,5 % restante hombres. En cuanto a los graduados en estas áreas, el LEE resalta que el número ha aumentado en el país en los últimos 20 años. “Entre 2001 y 2021 las mujeres profesionales en carreras STEM ha aumentado en 212 %, mientras que en los hombres incrementó en 221 %”, muestra el texto.
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Pero, el panorama en posgrados es completamente diferente, pues la participación de las mujeres se reduce. Por ejemplo, en 2021, mientras que en pregrado el porcentaje de mujeres graduadas era del 56,3%, en posgrado solo representa el 45,8%. El Laboratorio es enfático en resaltar que el avance en la participación de las mujeres es notorio, pero advierte que esta cifra se debe ver con cuidado, ya que “no significa una disminución de la brecha de género, pues de las personas graduadas de carreras STEM en 2021, solo el 37,9 % fueron mujeres”.
De acuerdo con un informe publicado por el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) en 2022, se ha detectado que “las mujeres abandonan poco a poco sus actividades de investigación por razones personales asociadas muchas veces al cuidado, a barreras institucionales, estereotipos y otras formas de discriminación”. Jenny Paola Danna Buitrago, docente e investigadora de la Fundación Universitaria Los Libertadores, coincide con este punto.
Buitrago, magíster y doctora en áreas de la economía, se ha centrado en investigar el impacto de los tratados de libre comercio en los productos locales. Además es una de las fundadoras de la Organización para las Mujeres en la Ciencia en el Mundo en Desarrollo (OWSD por sus siglas en inglés), una organización que, en Colombia, cuenta con más de 100 mujeres. Comenta que a lo largo de su vida también se topó con personas que le dijeron que la economía era cosa de hombres.
Eso le sucedió en Francia, donde luego de pasar siete meses como estudiante, decidió aplicar a una maestría y luego a un doctorado en los que fueron constantes los cuestionamientos sobre sus capacidades para ser investigadora. También se enfrentó a preguntas incómodas durante sus entrevistas para aplicar a grupos de investigación, como si tenía pareja, planes de casarse o de tener hijos.
Igualmente, para Rugeles, las mujeres que sí desean formar una familia deben enfrentarse con varios estigmas que se ven reflejados en estos escenarios. “Es muy poco probable que no se juzgue a las que desean tener hijos al mismo tiempo que construyen su carrera”, cuenta y “aunque en mi caso me encontré con un ambiente que siempre respetó mi decisión, no todas las mujeres cuentan con eso. Se ve reflejado en las entrevistas para aplicar a becas y empleos”.
Así lo confirma el informe del CONPES, en el que se dice que en el ámbito institucional, organizacional y empresarial existen sesgos de género, como la discriminación contra las mujeres en edad reproductiva, motivada también por la probabilidad de que se tenga que otorgar, en un futuro, una licencia de maternidad. “Según el BID, hay varios factores adicionales que limitan la incorporación de mujeres en las empresas de manera formal, asociados a sus roles de cuidadoras como la menor flexibilidad frente a asuntos de horarios y formas de trabajo”, expone el documento. Cuando Rugeles tuvo su primer hijo, por ejemplo, sintió barreras para continuar trabajando.
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Algunas oportunidades en Colombia
En Colombia se ha venido expandiendo la oferta para científicas. De hecho, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación tiene propuestas para incentivar la participación de mujeres y niñas, por lo que creó el “Programa Ondas”, en el cual se inscribieron 24 mil niñas, adolescentes y jóvenes de 19 departamentos. En el programa, crearon proyectos de investigación, innovación y desarrollo tecnológico para resolver desafíos de sus entornos y comunidades. También aumentó el número de beneficiarias de Formación de Alto Nivel respecto a 2021. “Seleccionaron a 1.501 mujeres para recibir apoyo financiero destinado a estudios de maestría, doctorado y para el desarrollo de estancias posdoctorales”, dice Minciencias.
Sin embargo, lo que todavía falta, según Buitrago, son más estrategias de acción para lograr planes de igualdad en la ciencia. “Eso es algo que deben continuar intentando los gobiernos actuales y que no se puede quedar en un discurso. En una política pública no se debería hablar solo de un plan de acción, sino de estrategias que cuente con recursos para todas las instituciones de educación superior, incluidas las fundaciones”, asegura.
Además, cada dos años, el Ministerio saca una convocatoria para medir a los grupos de investigación y a los investigadores. “Es voluntario”, anota Buitrago, “pero, si no te presentas, no existes en el mundo de la ciencia y no puedes acceder a recursos”. El modelo de medición de esa convocatoria, según Buitrago, debería tomar en cuenta factores como el periodo de maternidad de las mujeres. “No estoy hablando de que haya una discriminación positiva para meter a las mujeres como una cuota de género. Sin embargo, en esa medición sí deberían tenerse en cuenta estos factores”, puntualiza.
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Romper el techo de cristal
Cuando Buitrago se presentó a sus primeros congresos científicos en Colombia se encontró con un público mayoritariamente de hombres. “Cuando una mujer se pone de pie en el mismo lugar que ellos te miran raro por el hecho de ser mujer o quizá por el de ser joven. En economía se escucha mucho eso, que es una carrera para hombres, en la que existen círculos muy cerrados de docentes que además siempre se citan entre ellos”, explica.
Por eso, comenta que el techo de cristal, o sea la barrera con la que se encuentran muchas mujeres al intentar crecer más en su campo profesional, es una realidad que sigue existiendo. De hecho, el estudio del LEE destaca que en el país “los resultados del Saber 11 evidencian amplias brechas de género desde el colegio en áreas de matemáticas y ciencias, lo que les dificulta a las mujeres con potencial ingresar a la educación superior, especialmente en carreras STEM”.
Una de las acciones que Rugeles ha empleado para combatir esto es contar con mayor participación de mujeres en los grupos de investigación de la Fundación Universitaria Los Libertadores, donde ya son alrededor de 60. Otra estrategia, plantea el LEE, sería incrementar la participación femenina en la formación en áreas STEM. “Esta es una oportunidad para impulsar la economía y el crecimiento del sector en condiciones de igualdad y sostenibilidad”, apunta el laboratorio.
Desde sus ámbitos, Rugeles y Buitrago coinciden en que organizaciones que incentivan a una mayor participación de las mujeres en la ciencia deberían ser más apoyadas. “No podemos romper el techo de cristal solas. Hacen falta acciones en las que haya integración de organizaciones que ya vienen trabajando”, indica Buitrago. Rugeles, por su parte, quisiera que en un futuro no se mirara con extrañeza a las mujeres científicas y que exista mayor apoyo para que niñas y jóvenes escojan la carrera que quieran, libres de prejuicios.