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Una investigación publicada en The Royal Society analizó los datos de 37.076 participantes de Alemania y el Reino Unido que tienen entre 10 y 24 años, y 95.466 adultos de 25 años o más. Los científicos se centraron en una definición de “satisfacción con la vida” que, a grandes rasgos, se define como la preponderancia de sentimientos placenteros sobre sentimientos desagradables.
El estudio encontró que durante la adolescencia se reduce la satisfacción con la vida, algo que no se repite tan abruptamente en ninguna otra etapa. Sin embargo, para los científicos estos resultados no son tan alarmantes como parece.
Mientras que en Reino Unido la satisfacción con la vida de niños y niñas de 10 años puntuaba en 6,07 sobre un total de 7 y en las personas de 24 años puntuaba en un 5,09, en Alemania las personas de 24 años puntuaban en un 7,34 sobre 10 y los niños y las niñas de 12 años en un 8,39 sobre 10. “No hay otro momento entre la adolescencia y la edad adulta en el que las diferencias para intervalos cortos similares sean tan pronunciadas en cualquiera de los dos conjuntos de datos”, explica el artículo. (Lea: Ahora se pueden rastrear en tiempo real mosquitos que portan enfermedades por el mundo)
Al analizar los datos de Reino Unido, encontraron que en el caso de las niñas y las adolescentes la reducción de la satisfacción con la vida aparece más temprano, pero es una diferencia que desaparece en la adultez. Al contrario, en los datos de Alemania, los adolescentes y adultos jóvenes tuvieron una puntuación más baja que las mujeres.
Los investigadores señalan que este bajonazo de la satisfacción con la vida podría estar relacionado con los cambios sociales que se viven durante esa tapa y no tanto con motivos biológicos. Según el artículo, “la caída en las puntuaciones de satisfacción con la vida durante la adolescencia podría deberse a que las condiciones de vida empeoran durante este período, por ejemplo, el aumento de la inseguridad social, la autonomía o la incertidumbre, o que el cambio sea consecuencia de ciertos cambios en el desarrollo”. (Lea: ¿No más químicos permanentes? Mezcla simple de sustancias podría destruirlos)
Sin embargo, investigadores como el profesor Enrique Echeburúa, de la Universidad del País Vasco, han señalado que “lo que regula la vida emocional y cognitiva es el desarrollo de los lóbulos frontales, que constituye el equivalente biológico del director de orquesta, pero eso no se desarrolla hasta los 18-25 años. En la adolescencia, en cambio, lo que regula el comportamiento es la amígdala, que está relacionada con las emociones”.
Otra de las opciones que tienen en cuenta los autores del estudio es que con el tiempo vaya cambiando la idea de “satisfacción con la vida” de los y las adolescentes, lo cual puede estar vinculado con las percepciones relacionadas a su entorno social.
Aunque los resultados de la investigación parezcan alarmantes, los científicos han advertido que “satisfacción con la vida” no debe confundirse con salud mental, pues el estudio no tiene medidas psicométricas. (Lea: Científicos mejoran el rendimiento de un cultivo de soya en un 25%. ¿Cómo lo lograron?)
“Las personas que puedan tener un trastorno psicológico pueden estar insatisfechos con su vida, o menos satisfechos, pero eso no significa que cualquier persona que esté insatisfecha tiene problemas de salud mental”, explicó el psicólogo Luis de la Herrán para El País. Aunque, el artículo advierte que “si bien la satisfacción con la vida no es idéntica a la salud mental, los adolescentes experimentan aumentos importantes en los trastornos mentales como la depresión o la ansiedad y disminuciones en otras formas de bienestar subjetivo”.
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